Rivales ||Enzo Fernández ✓

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El partido había empezado y con él, los gritos. Los hinchas intentaban cantar nerviosos mientras los jugadores hacían su magia dentro de la cancha. Por mi parte, yo había olvidado todas las letras de las canciones, era como si en mi mente no existieran y eso se volvía algo completamente exasperante, más con un Agüero al lado mío.

Enzo casi metió un gol y eso bastó para que todos nos pongamos de pie con Ilusión, Oli y Valen se habían venido a sentar con nosotros así que ahora estábamos todos juntos. Neymar ni me había mirado y eso que me hacía la linda, pero no me desanimaba.

Leo metió un gol de penal y todo el estadio estalló en gritos y vitoreos, Neymar a mi lado saltaba y aplaudía como un hincha más. Era realmente tierno que a pesar de que su selección ya no esté en el mundial, él siga acá apoyando a su mejor amigo a pesar de todo.

Después fue Julián, que corrió toda la cancha y nadie parecía poder tener la agilidad de sacarle la pelota al 9 de la selección. Me puse de pie cuando lo vi llegar a la portería y las ganas de llorar me inundaron cuando vi el tremendo golazo que metió.

—¡SOS UN ATREVIDO JULIÁN! —grité llamando la atención de la mayoría, incluido en brasilero—. ¡PENDEJO DE MIERDA MIRÁ EL GOL QUE TE MANDASTE, ESA ES MI ARAÑA LOCO!, ¡TE AMO ÁLVAREZ!

Abrace y besé mi bandera de boca, sin dudas mi cábala cada vez se estaba volviendo más y más fuerte. Me sentía completamente feliz, tenía completamente mis esperanzas depositadas en la selección Argentina y estaba cien por ciento segura de que no nos iban a fallar, solo había que confiar en ellos y dejar que todo pase.

—Eso es pasión —escuché decir con una voz muy linda y casi me desmayo, sentí que cada una de mis células se derretía cuando me giré y vi a Neymar mirándome con una enorme sonrisa.

—Corrección, es Argentina —sonreí emocionada y devolví mi vista al frente, habían prioridades y en este momento era el partido.

—¡¿Pero vos viste el golazo que metió Julián Álvarez?! ¡No puedo creer que yo le gané al FIFA! —gritó aturdido Benjamín y reí.

—¡TE AMO LUKA MODRIC, TE AMO REY!, ¡SOS UN SOL, ADOPTAME POR FAVOR TE PAGO! —Grité y recibí malas miradas de Antonela y Benja.

—Tía, en este momento lo tenes que odiar.

—No puedo chanchi.

Llegó la tercera, y de vuelta fue de la mano de Julián Álvarez a los sesenta y nueve minutos. Entonces no pude más y empecé a llorar como una nena chiquita, ya estábamos en la final y estaba totalmente segura de ello.

Me tape la cara con mi bandera de boca y sentí unos brazos rodearme, supuse que sería Benjamín pero al oler el perfume de inmediato descarte esa posibilidad. No me dispuse a ver de quien se trataba, estaba lo suficientemente conmocionada por ese gol que había metido mi amigo que ni siquiera me importó dejarme abrazar por un desconocido.

—¡Tía entra Dybala! —gritó Benja y de inmediato dejé de llorar.

Me liberé de los brazos del desconocido y al hacerlo noté que no había sido nada más ni nada menos que el brasileño quien me había abrazado, me sonrojé murmurando un gracias y él simplemente me regaló una sonrisa acompañada de un asentimiento de cabeza.

—¡Grabalo porque no vuelve a salir más! —gritó Anto haciéndome reír y rápidamente saqué mi teléfono para sacarle algunas fotos.

—¡DALE PAULITO HACELOS MIERDA MI REY! —grité entre risas.

Entonces el partido terminó.

No lo podía creer. Estábamos en la final.

Esa fue la primera vez que vi a Joaquín darse un abrazo genuino con Antonela, dejaron de lado sus diferencias y todo había sido gracias a esto. Argentina definitivamente unía a las personas, el amor por la camiseta nos unía a todos y siempre había sido así.