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21/12/22

—¿Pueden dejar de pelear ustedes dos? —nos retó Leo por segunda vez—. No puedo creerlo, parecen dos chiquilines.

Hice un puchero y me crucé de brazos enojada. Ya sé, una caprichosa.

—¿Pero por qué tenemos que hacer todo lo que él quiera? ¡Ya eligió ayer! —me quejé sentandome de forma brusca en el sillón.

Nicolás se acercó a mi con un chocolate y me dedicó una sonrisa protectora, después me abrazó haciendo que pusiera mi cabeza en su pecho y soltó un suspiro.

—La nena tiene razón —me defendió y sonreí sacándole la lengua al chico con el que estaba peleando tan pasional—. Ya hicimos todo lo que él quiso, ahora le toca a ella.

—Y bueno Enzo, los demonios esta vez tienen razón —accedió el capitán y choqué los cinco con mi hermano, habíamos ganado—. Esta vez le toca a Agus elegir y vos vas a tener que aceptarlo.

—¿Qué querés hacer, mi vida? —preguntó Paulo al lado de Leo con un mate, Leandro se acercó a mi y me susurró una idea fantástica. Yo en realidad solo quería llevarle la contraria a Enzo, no había planeado ninguna actividad.

Fui corriendo a mi habitación y volví al living con una caja grande, prendí la TV en Youtube y saqué un par de micrófonos con una sonrisa repleta de ilusión. Enzo me miró espantado y después miró al capitán rehusado, Messi solamente se encogió de hombros y sonrió divertido por la situación.

—Dale amor, como practicamos —pegué un pequeño saltito dándole un micrófono a Enzo y los dos nos paramos adelante de la tele—. Lean, dale Play.

Mi mejor amigo cumplió con mi petición y antes de que la música suene, Paulo soltó una carcajada y sacó su teléfono para grabar cuando vio el título de lo que estaba por reproducirse.

Todos prendieron sus linternas por órdenes mías y Lisandro apagó las luces, la melodía comenzó a sonar y Enzo me miró rogando piedad. Fingí no darme cuenta de lo que estaba intentando hacer y sonreí más que emocionada, me sentía como una nena chiquita y al fin estaba cumpliendo un sueño.

No soy ave para volar, y en un cuadro no sé pintar —cantó mi novio un poco desafinado mientras leía la letra y se movía al ritmo de la canción—. No soy poeta escultor, tan solo soy lo que soy, amor la letra pasa muy rápido —se quejó y lo miré mal, al ver mi cara de desilución se calló y siguió cantando.

Pero hay cosas que sí sé —cantamos los dos y di lo mejor de mi, todos reían mientras nos filmaban—. Ven aquí te mostraré, en tus ojos puedo ver. Lo puedes lograr.

—Prueba imaginar —Enzo se soltó y cerró sus ojos sintiendo la canción mientras ponía una mano en su pecho, me sentí orgullosa de mi novio y sonreí.

—Podemos pintar, colores al alma podemos gritar y eeeeh. Podemos volar, sin tener alas, ser la letra en mi canción. Y tacharme en tu voooooz.

Los dos terminamos de cantar y todos aplaudieron, les hice señas para que aplaudan más fuerte e hice una reverencia, después hice que Enzo diera una vueltita y le di un corto beso en los labios. Con rapidez se fue a sentar en el sillón, estaba totalmente rojo porque los chicos lo cargaban pero yo estaba contenta.

—¡Muy bien mi amor!, ¡Cantaste muy lindo!

Puse la siguiente canción veo veo y mis dos coestrellas se pusieron gustosas a mi lado, hasta hicieron un mini desfile con orgullo mientras bailaban al ritmo de la canción como todas unas estrellas y hacían los pasitos de la coreografía. Así evidenciaron que ya lo habían hecho conmigo antes.

—Veo, veo qué ves —canté en el medio de los dos mientras bailaba—. Todo depende de qué quieras veeeer.

Piensalo bien, antes de actuar —cantó Leandro haciéndose el lindo con los chicos y tirándole un beso a Nico.

Si te enamoras te puedes lastimaaaaar —lo siguió Paulo pegando su espalda contra la mía y haciéndose hacia abajo, fingiendo acomodarse el cabello que claramente no tenía.

Oye, escúchame bien —señalé a Paulo riendo—. Respira y deja de temblar cuál papeeeeel.

—Si crees que sí, vuelve a intentar.

—Y no te rindas ni por casualidaaaaad.

—MIRA EL CIELO, INTENTA CAMBIARLO —cantamos los tres juntos mientras hacíamos los pasitos de la coreografía—. PIENSA QUE QUIERES Y CORRE A BUSCARLO, SIEMPRE TU PUEDES VOLVER A INTENTARLO, OTRA VEEEEEEZ. TU PUEDES OTRA VEEEZ, SI QUIERES.

Después de que todos cantaramos, tuve una mini pelea con De Paul porque íbamos a cantar Si es por amor pero él quería ser Violetta y claramente yo era Violetta. Enzo tuvo que intervenir para explicarle muy pacíficamente a De Paul que si no me dejaba ser Violetta y arruinaba mi día de chicas, lo iba a cagar a piñas.

—No sabía que eras tinista —rió cache y me encogí de hombros tomando el mate que Paulo me había pasado, nada como un buen mate cordobés.

—Agus no es tinista, es Violettista —comentó divertido mi hermano y reí inocente—. Agradezcan que no los obligó a ver Harry Potter.

—¿De qué casa sos? —me preguntó el Licha y carraspeé mi garganta devolviéndole el mate a Paulo.

—Gryffindor, es obvio —levanté una mano con una sonrisa soberbia y Leo rió.

—¿Ustedes sabían que Mateo es fanático de Harry Potter por ella? —comentó señalandome y sonreí con orgullo, estaba orgullosa de mis creaciones—. Una navidad los dos se vistieron de estudiantes de Hogwarts y se pusieron insoportables, después de eso Mateo se vistió de Harry Potter en Halloween.

—Mateo es una copia en miniatura y hombre de Agus —se rió Leandro—. Es la peor pesadilla de Leo vuelta realidad.

—Ni me hagas acordar —se quejó el capitán frotando sus sienes—. Hizo a Ciro de boca, ¿Pueden creer eso?

—Yo sí —habló Paulo con total normalidad—. Conociéndola es capaz de hacer que hasta Gonzalo use una camiseta de boca.

Solté una carcajada y miré a Montiel, me miró de mala gana y después soltó una risita de complicidad.

—Ya lo hizo —comentó él.

—Lo bueno es que a esta nena ya se le van a bajar los humitos —habló Enzo con maldad—. Tiene una apuesta que cumplir.

—León no me haría esto —me quejé ofendida.

—¡Agus! —llamó mi atención Julián y lo miré asustada—, ¿Somos casi ángeles?

—¡Ay sí! —acepté feliz.

—Yo quiero ser Tacho —pidió rápido la araña.

—Yo Mar.

—Yo quiero ser Rama —se sumó Paulo y todos se miraron entre ellos.

—Yo voy a ser Thiago, obvio —habló Enzo adelantándose a Leandro, quién lo miró totalmente ofendido.

—Sos el mejor novio del mundo —me levanté del sillón en el que estaba con Paulo y me fui para abrazar a Enzo.

—¿Y yo quien voy a ser? —preguntó ofendido Leandro.

—Vos tranquilamente podrías ser Jazmín —sugirió el Kun y lo miré boquiabierta—. Los dos son igual de histéricos.

—¡Yo no soy histérico!

Nicolás soltó una carcajada a la que se le unieron Leo, Lisandro, Gonzalo y Enzo. El Kun solamente lo miró con obviedad y Leandro le clavó la mirada como si tuviera la intención de lastimarlo con ella.

—¿Viste? Es re nenita —rió De Paul.

—Es perfecto para el papel —bromeó Benja igual que su padre y ahí fue cuando yo reí.

Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora