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Maratón 2/5

Mi vista estaba posada en la ventana, Benja se había dormido en mis piernas y Enzo había puesto las piernas del adolescente sobre las suya para que fuera más cómodo. A veces me sorprendía las actitudes que tenía, era muy dulce con los chicos y entonces caía en cuenta de que es padre, claramente iba a ser así.

—Estuve pensando —habló Enzo, a penas podía escucharlo porque Paulo y Leandro iban cantando con la música a todo volúmen—. Te pedí que fueras a Lisboa para que tengamos una familia juntos, pero vos ya tenés una familia y no pensé en eso —miró con una sonrisa nostálgica a mis dos mejores amigos alegres y después posó su mirada en el adolescente que me abrazaba dormido—. No te voy a pedir que vengas porque no te voy a alejar de ellos.

Solté un suspiro y mordí mi lengua antes de hablar, temía no llegar a medir mis palabras y que todo se malinterpretara.

—¿Solo eso fue lo que te hizo cambiar de opinión? —pregunté lo primero que se me vino a la cabeza.

—Para nada —rió y entrelazó su mano con la mía—. Estos días que estamos más relajados noté la conexión que tenés con Paulo, no pienses que te quiero acusar de algo eh. También creo que tenés una conexión especial con Leandro y pedirte que los dejes para venir conmigo sería condenarte a una infelicidad enorme, ni hablar de estar alejada de Benjamin.

—Voy a irme a Lisboa con vos —solté conectando mi mirada a sus ojos—. Lo estuve pensando muchísimo y fue una decisión bastante difícil de tomar, pero te dije que me la iba a jugar con vos y podemos intentar. Todavía no les dije nada a los chicos y estaba esperando a hablarlo con vos primero.

Enzo me miró con un brillo de alegría en sus ojos y me sentí chiquita ante él, sentí algo mojar mi brazo y supuse que sería la baba de mi nene, hasta que se removió y se reincorporó en el asiento. Había escuchado todo.

—¿Te vas a ir a Portugal? —preguntó sin mirarme y sentí cómo mi corazón se quebraba al verlo llorar.

—Benja...

—¡Llegamos plebe! —gritó Paulo haciéndome exaltar y su sonrisa se esfumó cuando vio la cara de Benja—. Hey bestia, ¿Qué te pasó?

Benja no dijo nada, simplemente abrió la puerta del lado de Enzo y bajo del auto casi corriendo. Sentí mi corazón latir con fuerza cuando tres pares de ojos se posaron en mi y las incontrolables ganas de llorar me invadieron, Paulo bajó rápido del auto y se fue atrás del adolescente.

—Che Enzo, ¿Me dejás hablar con ella? —pidió Leandro y el ex river asintió para salir el auto, no sé cómo hizo Lean pero saltó por encima del asiento del copiloto y se pasó a la parte trasera conmigo—. Ahora sí, ¿Me podés decir qué pasa?

Mi labio inferior tembló y Leandro me envolvió con sus brazos antes de que me quebrara ahí mismo, lloré en el pecho de mi mejor amigo mientras él acariciaba mi pelo como método de consuelo. No me preguntó nada más, solamente me abrazaba sin decir ninguna palabra y me escuchaba llorar contra su pecho.

—No voy a ir a Italia —confesé después de un rato y Leandro no dijo nada, solo tragó saliva y me dió pie a explicarme—. Voy a irme a Lisboa, con Enzo y Nico... Ya sé que por ahí no está bien y que estoy siendo egoísta pero–

—¿Egoísta vos? —me interrumpió comprensivo—. No mi vida, vos no sos egoísta. Está bien que quieras explorar más allá, formar tu familia, yo lo entiendo perfectamente y sabés que te apoyo en todo lo que esté relacionado con tu felicidad —volvió a envolverme entre sus brazos y besó mi cabeza con delicadeza—. Te amo, y ese amor no lo van a cambiar ni todos los kilómetros de distancia que existan. Y muchísimo menos el amor que Paulo siente por vos, no te ates a una vida por nosotros, él seguramente también lo va a entender si se lo decís. Porque Paulo te re ama y quiere lo mejor para vos, gordita.

Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora