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Nos estábamos levantando para irnos y saludandonos entre nosotros, vi a Paulo irse rápido y le pegué un codazo a Leandro.

—Esperame y decile a Enzo que lo lleve a Benjamin al parque porque lo está esperando el Kun —hablé rápido y para mi suerte no inventé ninguna palabra.

No le di a Lean tiempo de contestar ya que salí corriendo atrás de Paulo, el cordobés estaba ya subiéndose a su auto cuando me vio y frunció el ceño quedándose parado en su lugar. Cuando finalmente llegué hacia donde él estaba, puse mis manos en las rodillas para poder respirar y descomprimir mi pecho. Definitivamente esto de correr no era para mí.

—¿Qué haces, loca? —rió al ver mi pequeña escena y me levanté ya un poco más recuperada.

—¿Qué te pasa conmigo, Paulo? —pregunté y lo vi tragar saliva—, ¿Te hice algo?

Lo vi negar con la cabeza y cerrar la puerta del auto para acercarse un poquito más a mi.

—No, no. Nada que ver —se encogió de hombros—. Perdón, ya sé que te estoy tratando re mal y...

—Hace tiempo estás así igual, no te creas que no me di cuenta —lo acusé con el ceño fruncido y sonrio incómodo—, ¿Qué es lo que te pasa?

—Creo que estoy celoso —contestó rascando su nuca y desvió mi mirada—. Por lo tuyo con Enzo, no se pensé que no iba a ser tan grave.

—Pero si vos me dijiste que saliera con Enzo —solté confundida.

—Ah, ¿Ya están saliendo? Que bueno...

—No, no estamos saliendo —negué y reí, ni yo me entendía—. Pero ya sé que entendiste el punto, no te hagas.

—Es difícil para mí, ¿sabes? —suspiró y mordí mi lengua con fuerza—. No sé, verlos juntos me hace mal y sé que no debería porque yo te incité a tener algo con él pero —tragó saliva y aclaró un poco su garganta—, siento que me muero en vida cada vez que los veo juntos. Es ver otra vez como elegiste a alguien más, a pesar de que haya sido con un empujón mío y me siento como un egoísta por lo que estoy haciendo.

—Perdoname Paulo —lo miré con tristeza y sentí como un nudo se formaba en mi garganta—. No pensé en como te ibas a sentir vos y si hay una egoísta acá, soy yo.

—Respondeme una sola cosa y te prometo que así voy a quedarme tranquilo —pidió con media sonrisa y asentí—, ¿Enzo te hace feliz?

Lo miré apenada, no quería que mi respuesta lo haga sentir todavía peor pero tampoco quería mentirle a mi mejor amigo ni mentirme a mi misma.

—Sí, me hace feliz —admití con una sonrisa—. No sé al cien por ciento qué es lo que me pasa con él pero, me recuerda a la única vez que me enamoré de verdad.

—¿De Joaquín? Nunca me dijiste eso de él.

Negué con la cabeza e hice una mueca con mis labios al recordar a Joaquín.

—De vos, Paulo —admití y lo vi sonreír ampliamente—. Pero quiero dejar las cosas claras ahora, ¿sabes? Yo estuve muy enamorada de vos e incluso me sentí muy confundida durante mi último tiempo de relación con joaquin, pero vos fuiste la única persona que me hizo sentir amada siempre, como una princesa y te amé más que a nadie —agarré sus manos y lo miré directamente a los ojos—. Vos fuiste y vas a ser siempre el verdadero amor de mi vida, pero no el amor para mi vida.

—Me enamoré perdidamente de unos hermosos ojos que a mi no me ven de la misma forma, capaz que eso es lo que más duele —se encogió de hombros y acarició mi mano con su pulgar—. Ahora te entiendo, Enzo te hace sentir cosas que hace mucho no sentías.

—Exacto —reí, recordando que antes no soportaba a Enzo y ahora estaba diciendo todas esas cosas de él—. Yo te amo muchísimo pero no es un amor como el que vos me das, sos mi otra mitad siempre y odio verte mal porque sos una de las personas más importantes en mi vida. Tu amistad es más importante para mí que cualquier otra cosa, así que voy a alejarme de Enzo, te lo prometo.

—No, no cortes con Enzo —pidió con los ojos llenos de lágrimas—. Yo te veo con vida cuando estás con Enzo, volviste a ser la misma persona alegre que conocí hace años y no sabes lo feliz que me hace verte brillar de vuelta y aunque me cueste admitirlo, Enzo es la única persona que te pudo devolver ese brillo.

—Pero Paulo...

—Pero nada —me retó y soltó una de mis manos para limpiar sus ojos—. Ahora que hablamos y me pude descargar creo que estoy mejor, quiero que sigas con Enzo porque sé que lo nuestro nunca va a ser posible. Capaz que en otra vida estemos destinados, te voy a buscar en esa.

—Estoy segura de que vas a encontrar a la chica que realmente valga la pena, y que te haga inmensamente feliz —lo atraje hacia mi para darle un fuerte abrazo que correspondió al instante.

—Ya conocí a la mejor chica del mundo, la que me hace la persona más feliz de todas —susurró en mi oído—. Y tengo la suerte de que sea mi mejor amiga.

Iba a hablar de nuevo para decirle que lo adoraba y que le agradecía todo lo que estaba haciendo por mí, sabía que Paulo merecía muchísimo más de lo que yo le daba y me odiaba por no haberme podido volver a enamorar de él. Me odiaba por haber elegido a Joaquín desde un principio y caer en sus promesas vacías mientras tenía al chico que realmente quería a mi lado, pero ya habíamos crecido y esos sentimientos no eran los mismos.

La bocina de un auto sonó atrás de nosotros y vi que era Enzo, Benja ya no estaba en el auto así que supuse que Sergio ya lo había mandado a buscar.

—Andá Julieta, tu Romeo te espera —se burló el cordobés y rodé los ojos—. Dale, total yo ni me iba porque llegué con Lean y Nico así que me voy con ellos.

Ah, son unos conchudos que planearon todo.

—Nos vemos Paulito, te adoro —le di un beso en el cachete y me dispuse a ir al auto de Enzo.

—¡Hasta pronto, amor de mi vida! —gritó atrás de mi y no pude estar más contenta, ya todo había vuelto a la normalidad.

—Veo que ya se arreglaron —habló Enzo a penas subí al auto y asentí efusivamente—. Que bueno, porque no quería que mi cita esté triste.

—¿Tu cita?, ¿De qué hablas?

—Hablo de que el día es largo y tengo a la mujer más hermosa del mundo para compartirlo —sonrió y sentí cómo me sonrojaba así que di vuelta mi cabeza—. Sin ningún Julián que nos interrumpa porque ya me encargué de eso, sin Benja, sin el brasileño ese que me quiere robar a mi chica.

—Nadie te quiere robar a nadie —reí con gracia.

—Bueno morochita linda, yo me aseguro por las dudas —se encogió de hombro y entrelazó su mano con la mía, para ponerla sobre la palanca de cambio y manejar así—. Ahora solo vamos a ser vos y yo, la primera vez que vamos a estar solos.

Tragué saliva nerviosa y no respondí, simplemente miré mi mano entrelazada a la suya, con su dedo pulgar acariciaba el torso de mi mano mientras iba mirando fijamente al frente y su perfil se veía realmente espectacular.

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1: Hola yo sé que me extrañaron.

2: POR FAVOR DIOS, MANDAME UN PAULO A MI VIDA.

3: Yo creo que Paulo y Agustina son almas gemelas, por eso no pueden estar juntos nunca. ¿Ustedes qué opinan?

4: Ya 40 capítulos, nunca en mi vida cumplí tanto como con esta fic.

5: Al fin van a estar solos dios, ya se lo merecían pobrecitos.

Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora