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Desperté cuando algo frío tocó mí piel, sentí miedo así que lleve una mano a mi cara y estaba mojada. El miedo que sentía se esfumó cuando escuché una risa, al frente mío estaban parados Benjamín y Sergio, los dos tenían un pijama de los Simpson que me habían obligado a comprarles y estaban haciendo las mismas caras. La única diferencia es que Sergio tenía un vaso en la mano vacío pero escarchado por el frío líquido que estuvo ahí antes.

—¡Los voy a matar! —grité tirando las sábanas al piso y levantándome de un salto.

—¡SE DESPERTÓ GODZILLA! —gritó el Kun todavía más fuerte y puso a su hijo en frente de él como si fuera un escudo.

—¡Pero soltame pajero! —Benja lo empujó y los dos empezaron a correr lejos de mí, los perseguí con una almohada y el primero en caer fue Benja, porque Sergio lo sacrificó—. Si me perdonas te ayudo y vamos los dos en contra de él.

Pensé unos segundos la oferta de mi sobrino y finalmente asentí, él se levantó y se fue, dejando a Sergio con una mirada confusa pero rápidamente puso una mirada de desafío en mi dirección. Empezó a hacerme señas con las manos para que vaya y a soltar algún que otro “cagona”

Dos minutos después apareció Benjamín con su almohada y la cara del Kun se desfiguró, abrió su boca creando un círculo casi perfecto y se hizo para atrás con una mano en su pecho, señalando a su hijo.

—¡Traidor! —lo acusó con una mirada de reproche.

—La traicioné primero a ella.

Me reí ante la dramática escena entre padre e hijo y nos dimos una última mirada antes de que Benja y yo saltemos encima de él, no se pudo escapar así que cayó al piso y el primer almohadazo fue directo a su cara seguido de una lluvia de almohadazos continuos que a penas le daban tiempo de respirar.

—¡Piedad!, ¡Piedad!

—¡No hay piedad, hombre! —le seguí la corriente con la voz más dramática que conseguí sacar—. Tu traición será castigada con la pena máxima, y lo último que verás será a tu propio hijo haciendo valer mí sentencia.

Benjamín asintió y se acercó a su papá con la almohada en alto, le pegó un seco almohadazo en la cara y el Kun cayó con un ruido seco en el piso, haciéndonos asustar un poco mientras se hacía el muertito.

—Bueno che, preparamos el desayuno —me avisó levantándose del piso.

—Seguro que quemaron todo —levanté una ceja desconfiada.

—Dale vamos —Benja me agarró la mano y los tres fuimos en pijamas a la cocina, el mío era de casi ángeles y el Kun siempre se burlaba por eso.

Sobre la mesada habían masitas perfectamente hechas, tres vasos con chocolatada porque el Kun no sabía usar la cafetera, una jarra de jugo de naranja exprimido, el termo con el mate listos y una tortita de chocolate.

—¿Es mi cumpleaños? —pregunté sorprendida mientras tomaba asiento, los dos levantaban la cabeza con orgullo y también se sentaban.

—Valoralo porque nos costó mucho hacerlo —mencionó tomándose un sorbo de su chocolatada—. Nos levantamos temprano y todo para ver tutoriales en Youtube y prepararte algo lindo porque te vimos medio triste.

—Te queremos mucho —finalizó Benja el discurso de su papá—. No nos gusta verte triste así que por eso te fuimos a despertar así, para que nos pelearas y te pusieras de buen humor.

—Ay, los amo —sonreí ampliamente y llevé una masita a mi boca, cuando le di un mordisco fruncí el ceño y los miré de manera acusatoria—, ¿Les costó mucho hacerlo, eh? Sí, yo también fui a esa panadería —rodé los ojos y se miraron entre ellos, habían comprado hasta el jugo seguramente y querían hacerme creer que lo habían preparado ellos.

Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora