EXTRA II

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Miré a Benjamin con reproche, había estado toda la mañana peleando con Enzo como dos nenes chiquitos por boludeces. Por otro lado, mi marido tenía a Franco a upa y lo usaba como escudo para que no lo rete.

—¿Qué esperan? —los miré a los dos y se hicieron los tontos—. ¡Vayan a bañarse ahora!

Enzo me dió a mi bebé y tanto él como Benja salieron corriendo a los baños, me dispuse a cambiar rápido a mi hijo para después poder encargarme tranquila de Oli. Así aprovecharía el tiempo en el que Enzo se bañaba y nos turnabamos.

—¿Cuál te gusta más? —la pequeña apareció en escena con dos vestidos, uno rosa palo con lindos pliegues de tul y otro celeste liso, Julián estaba parado atrás de ella con cara de ofendido y me hizo reír—. El tío dice que le gusta más el rosa, pero no sé. ¿Vos qué opinas?

Fingí dudar un poquito mientras terminaba de abotonar el body de franco y después me encogí de hombros.

—Los dos son lindos —respondi con simpleza—. Pero si querés saber cuál prefiero, yo también creo que me gusta más el rosa.

Ni siquiera dijo nada, salió corriendo como una loca, supongo que con rumbo a su habitación, y Julián largó una larga bocanada de aire.

—¡Tiene ocho años y ya es toda una diva! Ni siquiera con vos había tenido tantos problemas —se quejó y reí, últimamente su actividad favorita era quejarse—. ¡Enzo qué haces!

Su grito me hizo girar mi cabeza hasta la puerta y largue una sonora carcajada cuando me encontré a mi marido intentando taparse con la toalla que al parecer se le había caído, Julián volvió a retarlo diciéndole que había un menor en la habitación y salió, no sin antes seguir quejándose de todo lo que podía.

Le puse una camisa con tirantes a mi bebé y casi me largo a llora de la ternura que me causó, no le presté demasiada atención porque estaba lo suficientemente concentrada en abotonar el pantaloncito de mi bebé sin seguir chillando de la ternura. Miré otra vez a Franco, nunca terminaba de sorprenderme lo igual a Enzo que era, igual que Olivia.

Cada día me enamoraba más de mi bebé y eso de ser madre técnicamente primeriza me hacía más que feliz, vivía malgastando mi plata en ropita de bebé e intentaba no hacer sentir excluidos a mis otros dos hijos. Aunque muchas veces Benja dijo que ya no me sorportaba porque era muy babosa con mis hijos, y tenía razón.

—¿Estás nerviosa, amor? —los brazos de Enzo rodearon mi cintura y esbocé una sonrisa sin poder evitarlo—. Digo, porque no los ves hace bastante...

Dejó un beso húmedo en mi cuello y me di media vuelta para poder verlo mejor, tenía su torso desnudo que dejaba a ver todos los tatuajes que se encontraban dibujados sobre su piel, caían algunas gotas de agua por su pelo y sostenía una de esas sonrisas coquetas que nunca había dejado de darme. Simplemente perfecto.

—Son mi familia, no estoy nerviosa —hice una mueca para restarle importancia y sus labios atraparon los míos, le seguí el beso unos segundos hasta que Franco soltó un grito que me hizo separar de su padre—. Este es el horario de protección al menor, Enzo.

—Andá a bañarte, yo me quedo con Fran —frunció el ceño y soltó un bufido antes de acercarse al bebé, quien lloriqueó cuando su papá lo alzó en brazos—. Deberías dejar de celar tanto a mami conmigo, fue mía primero.

Solté una risita y me metí rápido al baño, era la primera vez que nos organizabamos bien con el tiempo y me sorprendía bastante si tenía en cuenta que Julián se había despertado a las dos de la tarde.

Me di una ducha rápida y salí ya con la ropa puesta, me había puesto un vestido negro que a pesar de ser formal, era bastante liviano. Me llegaba un poco más arriba de las rodillas y marcaba muy bien mi cintura, sorprendentemente me sentí bastante linda.

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2023 ⏰

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Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora