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Me había levantado más temprano de lo normal, hace dos días había pasado Argentina a semis y estábamos todos demasiado corajudos y manijas. Enzo me había invitado a salir así que podría decirse que ahora me estaba arreglando para tener una cita con el futbolista. Y el Kun me estaba ayudando a falta de amigas que lo hagan.

-¿Y no te dijo a dónde van a ir? -preguntó desarmando todas mis valijas y tirando mi ropa sobre la cama.

-No, por eso no sé que ponerme -dije por quinta vez, intentaba que mi amigo no hiciera tanto ruido para que no se despertara Benjamín, había evitado decirle que hoy tenía una cita para que no se quisiera colar. Mi sobrino era muy celoso.

-¡Pero que pelotudo que es! Ya me estoy desesperando -puso las manos en sus caderas y reí.

-Me voy a poner algo tranqui, quedate tranquilo vos.

-No te vas a poner algo tranqui para tu primera cita Agustina, no seas pelotuda -me reto y otra vez empezó a revolear mi ropa por todos lados-. A ver tomá, ponete esto.

Me tiro la ropa literalmente en la cara y me empezó a empujar para el baño, yo solamente reía ante la intensidad de mi amigo y le hacía caso para evitar problemas o algo por el estilo.

Cuando me miré al espejo, para mi sorpresa había amado el ouftit que Sergio había armado para mi. Realmente me sentía linda y no me había sentido así desde la primera vez que salí con Joaquín, y recuerdo que a él ni siquiera le gustaba como me veía.

-¡Estás hermosa negra villera sirvienta de los Otamendi! -soltó y corrió a abrazarme-. Na fuera de joda, estas demasiado linda.

-Gracias kuni viejo choto retirado con tiroides y diabetes -sonreí y correspondí a su abrazo con efusividad.

-Si Enzo te llega a hacer algo después de todo lo que estamos haciendo para ayudarlo, yo te juro que lo mato -adivitió.

-¿Están haciendo?, ¿de qué hablas? -pregunté curiosa y entonces el timbre sonó, Sergio empezó a empujarme hasta la puerta mientras repetía "nada", "nada" a cada ratito.

Enzo estaba ahí parado, sonreí y él no dijo nada, simplemente me miró. Pude notar que en su mano tenía un ramo de girasoles y cuando lo volví a mirar a él, me dedicó una de sus lindas y compradoras sonrisas.

-¡Ay, te hizo la miradita de las películas! -me dijo el Kun emocionado en el oído-. Es re por ahí amiga.

-Que trolo que sos -murmuré y los dos reímos-. Hola -le dije ahora a Enzo con una sonrisa.

-Estás hermosa -fue lo único que dijo y me estiró el ramo de flores-. Esta vez no están aplastadas, me aseguré de cuidarlas.

-Están hermosas Enzo -miré las flores y me sentí como una nena chiquita, Enzo había sido la primera persona en regalarme flores.

-Sí, sí. Muy lindo todo -mencionó el Kun como si no hubiera estado fangirleando hace unos minutos atrás-. Capaz que no está su hermano acá pero estoy yo, me cuidas a la nena y me la traes temprano porque sino te corto las pelotas.

-La voy a cuidar en todos los sentidos -le guiñó un ojo a Sergio y sentí ganas de matarlo.

-Chau Kuni -lo saludé con un beso en el cachete antes de que pudiera decir algo y salí afuera con Enzo-. ¡Cuando se despierte Benja mándale un beso!

Sergio cerró la puerta y suspiré con total alivio, en cambio Enzo empezó a reírse desquiciado e intenté darle un golpe en el hombro pero cuando iba a hacerlo él fue más rápido y entrelazó su mano con la mía. Entonces sólo ahí empezó a caminar y los dos fuimos hasta su auto sin decir nada.

Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora