Los momentos de vergüenza son los que más quedan grabados, porque hieren el corazón y el alma. Mi primera vez fue arruinada por los celos de una chica infame. Y tampoco había sido por amor...el amor no es sexo, y sexo sin amor, es vacío. Lo acababa de experimentar.
Llamé a Leo, quien me contestó enseguida. No pude evitar sentir alivio en su voz, a pesar de que estaba drogándome con fentanilo...
–¿Se puede saber dónde estás? Te deje en la casa, y tampoco me contestas.–
Estaba molesto y no lo culpaba.Rompí a llorar. Tenía los nervios de punta, quería bañarme, quería...un abrazo. El esperó a que yo terminara de llorar.
–¿Estás bien?
–No....no estoy bien –contesté en sollozos.
–Mándame tu GPS. Voy por ti.Dudé si enviar mi ubicación, pero necesitaba salir de ahí. Sabía que estaba furioso, pero yo estaba débil, vulnerable...una vez más. Al enviar mi ubicacion, solo pasaron diez minutos para que una camioneta negra llegara a toda maquina. Vi como Leo, quien estaba vestido de negro totalmente, salía del auto y entraba a zancadas a la fiesta. Gio no me contestaba el telefono, así que esperé a que Leo saliera para pedirle ayuda, pero en vez de eso, salio tomando por las manos a Alonso, quien tenía varios golpes en la cara.
–¡Dime donde está!, ¿Le hiciste daño? –Lo lanzó a la camioneta de espaldas con fuerza.
–¿Porqué no le preguntas a Gio?, y a tu querida Ana, ah, claro, como ya no eres tú quien se la coge sino, el, ahora estás bastante molesto, pues adivina qué, traidor, ¡ahora se coge a esa gorda de Lucy!
Leo lo volteó y le dio un puñetazo en la cara que lo dejó inconsciente y cayó al suelo. Yo me llevé las manos a la boca para opacar mi grito. El era un poco agresivo, y ahora no sabía si debía huir con el...o de él. Se volteó hacia donde yo estaba, caminando sigilosamente.
–¿Lucy?, ¿estas ahí? –preguntó en voz alta. Yo contuve la respiración, mi instinto de supervivencia me decía que debía correr. Gio tenia razón cuando decía que el era peligroso...lo acababa de ver golpeando a Alonso, de una forma muy fuerte. Así que me rodé hacia la izquierda para que el no me viera, pero para mi mala suerte pise una rama que crujió fuerte. Leo aceleró el paso y al verme, yo intenté correr, aunque me atrapó enseguida.
–¡Suéltame! –grité.
–¡Lucy, cálmate!, no te haré daño. ¡cálmate! –me tomó por las mejillas con fuerza y me hizo mirarlo a los ojos –¿Porqué me llamas si vas a huir de mi?
–Vi cómo golpeaste a ese chico... y yo...
–¿Alonso? , se lo merecía desde hace tiempo –me miró de arriba abajo, notando mis golpes en la cara y que me tapaba los senos –.¿Qué le pasó a tu camisa? ¿quien te hizo daño?–me sacudió.
–Una chica que ...
–¿Ana? –gruñó
–Ella empezó, pero otra me rasgó la camisa.
El suspiró. Se quitó su camisa, y me la dió, luego sacó un pañuelo y me limpió la sangre del rostro. No había notado, hasta ese momento, que me dolía el rostro. Me tomó del brazo y me arastró hacia la camioneta. Una vez dentro y habiendo puesto el motor en marcha Alonso apareció en el medio del camino y le tocó la puerta. Leo, con los puños aferrados al volante, respiró profundo y bajó el vidrio.
–¿Te vas así sin más?, sabes que nos debes explicaciones. –Alonsó me miró fijamente.
–Nombre de quien le rasgó la camisa – dijo Leo, con voz ronca.
–No soy un soplón –Leo perdió la paciencia y tomó a Alonso por el cuello de su camisa y lo acercó a él dentro del auto– Está bien, esta bien....tu querida Lucy andaba revolcándose con Gio, y pues Ana los descubrió. Al parecer ya no te extraña porque peleó por su hombre, y pues, Irina la remató al salir. –Leo lo soltó y miró al suelo –¿Qué harás?, ¿las vas a castigar por ella?
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Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)
Teen FictionLucy, una chica de 18 años decide meterse en el gimnasio para bajar de peso, pero al conocer a Gio, su amor platónico, su Gymboy, descubre los placeres de la seducción a pesar de que el tiene novia. Y mientras ella intenta bajar de peso y no morir...