Capítulo 23: Celos (+21 intenso)

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Los pensamientos de Leo me inquietaban. Eran un enigma. Su rostro mostraba dolor, y yo sabía porqué. El tenía un asunto pendiente desde hace tiempo y no había podido con eso, a pesar de aparentar ser fuerte.

Luego de aquella escena, paramos a una casa. Supe, cuando Leo me llevó en sus brazos a sus adentros, que era una especie de centro médico. Un hombre, bastante joven salió y saludo a Leo de lo más formal. Me examinó los signos vitales y sonrió plácidamente cuando supo que no era nada grave.

-Es algo suave, le colocaré un medicamento y luego puedes llevarla a descansar.

-¿Podrá estar bien en pocas horas?

-Debe descansar hoy. Pero si, estará bien .

Luego del medicamento supe, que ese Doctor era uno de los protegidos de Leo. Porque al parecer, también tenía algunos enemigos y él lo ayudaba con ciertas cosas. Más tarde paramos en un hotel en el camino. No sabía a dónde íbamos. Solo se que dormí más de la cuenta. Quise preguntarle tantas cosas, y decirle lo mucho que me había gustado lo que había pasado, pero mi estado me lo impedía. Yo había sido drogada de la forma más tonta y con consentimiento.

Recuerdo que se colocó a mi lado e intentó dormir un poco luego de haberme metido en la ducha. Me había visto desnuda varias veces, así que no me incomodó esa vez. Abrí los ojos en el medio de la oscuridad y me levanté al sentir ansiedad. Había pasado por tantas cosas que mi cuerpo lo había canalizado en ese momento.

Fui al baño y me vi en el espejo. Con ese aspecto mi padre no me iba a reconocer. Estaba más delgada, la nariz un poco más respingada, y mi cabello lucía diferente. La nueva Lucy era más decidida pero aún debía aprender. Me lavé la cara y recordé las sensaciones que me había hecho sentir Leo hace unas horas. El sabía hacer vibrar mi cuerpo. Pero su corazón no me pertenecía, yo era solo...de su pertenencia.

En esos pensamientos abrí la regadera, necesitaba un baño. Deslicé la camisa por mi cuerpo y dejé que el agua se apoderara de mi. Cerré los ojos sintiendo que no pertenecía a ningún lado. No era de la mafia pero tampoco era de la vida normal.

Y en el medio de mis pensamientos, al abrir los ojos, Leo me observaba detrás de la puerta de la regadera. Grité y me tapé mi desnudez buscando la toalla. Aunque sabía que era algo inútil.

-Pensaran que te estoy haciendo daño, ¡ No grites! -se metió en la ducha con ropa y se acercó. Mi pulso se aceleró con su cercanía y sentir su olor.

-¿Puedes darme un poco de privacidad?, estoy reviviendo de haber sido drogada...

-Si...-se acercó y me acorraló contra la pared. El agua mojó sus cabellos y yo paré en sus ojos con heterocromía, que miraron mi desnudez con ansias- eres más fuerte de lo que imaginé. Te colocaron una droga que normalmente deja inconsciente. ¿Qué habrá pasado?

-Tu...-susurré-, tu fuiste el antídoto.

Las gotas que salían de sus cabellos, caían en mi pecho y eso me puso la piel de gallina.

-¿ Yo? -acercó sus labios a los míos. Mordió un poco mi mandíbula y sentí su sonrisa-, yo solo he cumplido con mi trabajo. Protegerte de los malos.

Rozó su mandíbula en mi cuello. Sus bellos faciales me hacían cosquillas junto a su aliento. El agua caliente empezaba a hacer humo mientras yo intentaba no desvanecer. Mis piernas temblaban pero no podía flanquear.

-Pero, si tú eres de los malos -dije tan bajo que apenas yo me escuche.

Su mano se posó en mi sexo para estimularme mientras empezó a besar mi cuello.

-Tienes razón, eso te convierte en mi rehén. Y debes obedecer a todo lo que yo te diga.

Tomó mis muñecas y las subió, para enfrentar sus ojos con los míos. No dijo nada, con la mirada era suficiente. El deseo contenido, pero está vez sin ataduras, sin estrés de escapar, sin rabia...era él haciéndome el amor por primera vez.

Besó mis labios tan dulce que nunca pensé que el pudiera ser así. Luego besó mis brazos que estaban empapados por el agua. Me desató y pude tocarlo. Su espalda ancha que desprendía olor a perfume, y sus músculos lleno de vigor que me daban el éxtasis para seguir besándolo.
Tomó una de mis piernas y las subió a sus caderas. Su miembro presionó, vibrante al mío y yo emití un gemido. Siguió con sus labios por mi cuello hasta llegar a mis oreja. Con varios mordiscos yo sentí cosquillas y lo alejé un poco.

-¡Basta!, eso me hace cosquilla.

El sonrió y me volteó, colocándome contra la pared. Sus manos se deslizaron y se dio cuenta del efecto que había causado. Yo tomé ventaja de sus actos y me arrodillé. Sus pupilas tenían un brillo, en ese momento sabía que el estaba indefenso. Tomé su miembro duro y erecto y lo introduje en mi boca. El con sus manos empujó varias veces mi cabeza hacia él, pero yo sentía que me ahogaba. Cerró los ojos y gimió varias veces.

Luego de unas cuantas arcadas, me levantó y me volteó para penetrarme. Fue dulce, suave al principio. Y luego sin tregua, más fuerte. Me quemaba por dentro, y exploté. Una avalancha de emociones me recorrió por completo hasta que no pude dejar de jadear por varios minutos.

-¡Vaya! -dije, entre el vapor de la ducha y los jadeos.

-Espero que cuando te pregunten si has tenido orgasmos, respondas mejor -me guiñó un ojo.

Salimos de la ducha y me ayudó a vestirme. A fin de cuentas, yo iba a bañarme. Me recosté en su pecho, e intenté dormir, estaba agotada.

........

-¿Tienes la dirección al menos?, No...ella no sabe que tengo el pen drive. Espero que tú tampoco me vendas -suspiró- . Se lo quité y si, tuve que persuadirla de cierta forma, eso ya no te compete a ti. Dame el nombre y listo. Sabes que siempre velare por ti pero no esperes que vaya hacer tu trabajo sucio Ana -hizo una pausa- ok, iré y te ayudaré con eso, pero me la debes. No creas que esto es gratis.

Había amanecido y escuchar aquel nombre me había dado dolor de cabeza. ¿ Hacerle un favor a ella después de todo esto? , ¡Carajo!, Intenté permanecer dormida un tiempo, pero Leo hizo tanto escándalo en la habitación que tuve que abrir los ojos.

-¡Despertaste!, Lucy, vístete, debemos ir a un sitio importante.-dijo casi listo. Se abotonaba la camisa manga larga y se colocaba su chaqueta de cuero.

-¿A dónde iremos?

-A visitar a un viejo amigo -buscó en su teléfono un número y luego saco una bolsa de polvo blanco que se colocó en la mano, y cuando estuvo a punto de inhalar, me miró -, lo siento, esto me da impulso para empezar. Prometo dejarlo pronto.

Me entristeció saber que aún tenía esa adicción a pesar de haberme dicho que no lo hacía, incluso le hablaba a Ana después de todo. «Velaré por ti siempre», que se joda Ana, ella no merecía eso.

-Si...tus vicios te van a matar si sigues así. -Se notaba la amargura contenida en mis palabras.

-Lo dudo, sé controlar mis vicios.

-¿Yo soy uno de ellos? -lo enfrenté.

Permaneció en silencio unos segundos. Colocó su índice en mis labios

-Tu piel y tus labios son un vicio. Pero ya, no hagas preguntas tontas. -Se alejó.

-¿Qué hace ese amigo? -pregunté justo antes de subir al auto.

-El...debe ayudarme con algunas cosas.

No dijo nada más. Había vuelto el misterio pero algo me decía, que estaba a punto de descubrirlo.

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora