Capitulo 25: Ámame o muere

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Una parte de mi se volvió añicos al ver a Leo llorar. Siempre había sido un chico rudo, intocable y astuto, pero esa noche, justo en el medio de la noche, nos estacionamos en una colina y empezó a gritar y golpear un árbol, a tal punto que sus puños llenos de sangre, rompieron en dos la madera.

Si respiración fuerte y luego su quebranto, me dieron entender que el tenía una hermandad y un amor: Ana era su amor, y yo nunca iba a reemplazar eso. Y Rey....era su hermano.

Me acerque a él para tratar de calmarlo, su cuerpo estaba tenso. Tomé sus manos y limpié su sangre.

—Siento mucho...—empecé, y Leo cerró los ojos con fuerza.

—¿Alguna vez has amado a una persona que no puedes tener? —aquella pregunta me abofeteo como un huracán.  Entonces si la amaba, y yo era un simple juguete. Mi mundo se vino abajo en ese instante. Las lágrimas estaban a punto de estallar en mis ojos y solo quería que me dijera que me amaba.

—Si, y la tengo justo enfrente. Llorando por una mujer que solo le ha hecho sufrir.

Me volteé y decidí correr. Olvidar todo. Quería que mi mente se callara y que todo oscureciera. No hay dolor más grande que estar al lado de una persona que no te pretende, y peor aún, que estando enamorado de otra, me había hecho el amor. Yo no sabía cómo sentirme. Tropecé con una rama y mi cara estuvo de estrellarse pero Leo me atajó en el aire. Me sujetó por ambos brazos y me colocó contra un árbol. Sus ojos ardían con fuerza.

—¿Qué dijiste Lucy? —su voz parecía ansiosa—, esto no era parte del plan. No puedes amarme, porque todo aquel que lo hace, sale lastimado.

—¿Amarte? —grité a pocos centímetros de sus labios— ,  pues vaya, ¡qué inoportuna soy! Además, ¿No le dijiste aquel chico que yo era tu novia?, ¿Y las veces que me has hecho el amor?, Era una mentira, !ja! tienes razón, no confíes en nadie, ¿Cierto? tampoco debo confiar en ti.

Leo respiraba fuerte, mirándome con sentimientos encontrados, quería decirme algo, pero apenas abrió la boca, una llamada  lo hizo retroceder. Tomó el teléfono sin quitarme la mirada.

—¡ Leo! , te habla Leoncio Lombardi, ¿ Y que crees? mi hermosa Ana me ha comentado que tienes la clave del pen drive.

—¡Leo, es una trampa! —se escuchó por la bocina, y luego Ana gritó de dolor.

—Si le pones un dedo encima, juro que te mato. —dijo casi en un gruñido. Sus puños se cerraron.

—Hagamos un intercambio Leo. El pendrive, con la clave, y te doy a tu hermosa Ana, que por cierto, si no lo sabías, es mi amante también —una carcajada retumbó en el teléfono y Leo enfureció tanto que las venas de sus brazos se brotaron.

—¡No haré ningún trato contigo! —gruñó Leo.

—Está bien, sé que Ana no va hacerte venir, lo cual me decepciona un poco, pero —hubo una pausa—, hay algo que no podrás negarte. Sabes Leo, he estado averiguando algunas cosas. No eres tan perfecto como crees, no sabes esconder todo como yo te enseñe, ¿Recuerdas? No dejar cabos sueltos. Y fíjate, has dejado algunos.

Leo se había alejado de mi, para estar al pendiente del teléfono, pero yo podía escuchar todo, y entre los gritos de Ana, unos gritos de un hombre siendo torturado llegaron a mis oídos. Eran los gritos que yo jamás había escuchado pero sabía de quién eran. Porque ese tono grueso, esa voz que retumbaba en mis oídos siempre, eran los de mi padre.

—¡Leo! —grité, e inmediatamente él me tapó la boca para callarme. Yo sentía alivia de saber que seguía con vida, pero al mismo tiempo estaba siendo torturado. 

En mis ojos notó mi desesperación, ya que era evidente que mi padre estaba siendo torturado.

—¿Vito está contigo? —preguntó sereno.

—Así es. Tu jefe, tu querido jefe está aquí.  Así que debes venir por el, y ¡Me traes el puto pendrive! —gritó Lombardi antes de colgar el teléfono.

Leo miró la pantalla de mi celular por un segundo.

—¡Debemos ir! —las lágrimas salían solas. Pensaba en mi padre siento golpeado y se me revolvía el estómago.

—No me cuadra esa historia. Es una trampa Lucy.

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora