Capítulo 22.3 : La fiesta +21

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Fuimos rumbo a la fiesta en la camioneta de mi padre. En el camino, mantuve mis manos encima de mi regazo, mirándolo por el rabillo del ojo. Su aroma me encantaba. Miré sus manos que movían con agilidad el volante y la palanca, y luego de eso,  una de ella descansó  en mi pierna.

—Lucy, en esta fiesta, es muy importante que no te apartes de mi, ¿De acuerdo?, solo iré por ese pen drive y nos iremos.

Yo veía su mano en mi muslo. Sin pedir permiso, sin aviso. Su tacto me quemaba.

—Está bien, pero...¿Porqué pones tu mano en mi pierna? —Quería encender el momento.

Leo estacionó el auto delante del casino y sacó de su bolsillo un antifaz y me lo entregó. El también se colocó uno.

—Porque sé, que ese vestido te lo colocaste, pensando en desvestirte enfrente de mi —me dijo casi en un susurro. A través del antifaz, vi el brillo de sus ojos que me indicaban, quería más de mí. Me mordí el labio inferior como reflejo.

Entramos a la fiesta. Un casino el doble de grande que el de Gio. Todos llevaban antifaz. La música era alta. Habían luces neón, mujeres bailando, personas jugando y apostando. Todos disfrazados en una mentira. Leo tomó mi mano y me colocó delante de el.

—No te pierdas, hay mucha gente, y por lo que veo, Gio y sus amigos están en el fondo.

Los vi. Y también la vi a ella...Ana. afortunadamente, Leo y yo nos movimos entre la multitud hacia una zona donde habían mujeres denudas bailando. Se acercó un mesero a ofrecernos unas bebidas pero Leo se negó.

—Esta bebida te dará un orgasmo en el paladar —nos dijo muy insistente.

—Yo no sé que es un orgasmo, no he tenido la oportunidad. —Esperaba que mi comentario hiciera efecto. Porque lo de la noche anterior, no era lo que yo había esperado.

—Pues, entonces, ¡estás perdiendo tu tiempo con esa compañía! —dijo el mesero sonriente.

Leo me miró con sus ojos oscuros y me apretó la mano. Pensé que diría algo, en cambio, le entregó un sobre con dinero ( yo ya sabía que ese tipo de sobres eran para sobornar). El mesero sonrió y lo seguimos. La multitud reía, gritaba, era otro mundo. Llegamos a unas escaleras que llevaban hacia el piso inferior.

—Debe ir solo una persona —dijo el mesero.

Leo me miró y me besó la mano mirándome a los ojos.

—No hables con nadie, no aceptes tragos ajenos, y sobre todo, aléjate de Gio. —Sus ojos estaban preocupados, pero yo sabía cuidarme. Además, estábamos entre mucha gente, ¿Qué podría pasar?

A unos minutos de estar sola, un mesero muy simpático me ofreció un trago verde fluorescente. Cortésmente dije que no, pero el insistió. Era la bebida de cortesía del momento, y vi como todos la tomaban. Pensé que Leo exageraba en ese momento, así que decidí intentarlo. La fiesta estaba muy animada. Pero luego de beber, me empecé a sentir mareada, y mi visión se hacía más borrosa. Pensé en Leo cuando supiera que yo lo había desobedecido. ¡Se iba a molestar mucho! me tambaleé por el pasillo y vi unas sillas vacías, pero antes de llegar, una mano atajó la mía.

—¿Gustas bailar? —susurraron a mi oído. Esa voz me dejó paralizada. Era Gio.

—No quiero problemas —dije un poco adormecida.

Gio me acercó a el, colocando sus manos en mis costillas, cerca de mis senos y me incentivó a caminar.

—Problemas es mi apellido Lucy. Pero estoy invitándote a bailar, olvidemos el pasado, ¿Quieres?

Yo me sentía en una nube. Me volteé y Gio tomó mi mano para darme una vuelta. Estar con el, me dio escalofríos, a pesar de que  estaba solo. Llevaba un antifaz blanco, que cubría medía cara, su rostro angelical, pero yo sabía lo malo que escondía. Mientras tomaba mis manos y colocaba las suyas en mis glúteos para bailar conmigo, volteé para ver si Leo estaba cerca. Había dicho que sería rápido.

—¿A quién buscas? —con su mano tomó mi mandíbula— , ¿Leo?, el cayó en la trampa. ¿Cómo se les ocurre venir a la guarida de quien te quiere muerto?, así que estás sola, pero juguemos a algo más interesante  —su aliento impregnado de marihuana me mareó aun mas, yo no podía hablar de lo drogada que estaba— ,  verás, mi madre no sabe que estás aquí, aunque ella no sabe quien eres y que has hecho en mi casino.

Me intenté salir de sus manos. Nos había descubierto, ¡iba a matarme!, por eso en su voz había cierto sarcasmo. Pero me enterró sus manos haciéndome daño, manteniéndome cautiva a su cuerpo.

-Quédate quieta. No te haré daño, solo te haré pagar por haberte ido de mi casino, aunque mis enemigos lo hayan destrozado.

«¿No sabía aun que habíamos sido nosotros?»

—Mi madre tiene una sala especial, que sería interesante que participaras Lucy. Verás, estarás con un cliente anónimo y tendrás público detrás de un vidrio...vas a disfrutar mucho, como en los viejos tiempos, ¿No? —en su voz había cierto sadismo— ¡Serás carne fresca para algún cliente de mi madre!, y no podrás escapar porque la única forma es que el público te de una buena puntuación, y ¿Adivina qué?, no creo que pase, porque el cliente que escogeré, no será nada perverso contigo.

En ese momento, me llevó por una puerta y el pasillo se tornó oscuro. Casi no podía caminar. Estaba arrepentida de haber probado aquella bebida. Gio me entregó a unas chicas, diciéndole que me llevaran a la sala especial de mi madre. Vi como se alejaba, ese bastardo. Yo no podía hablar, mi cuerpo no respondía. Aquellas chicas me desvistieron y dejaron en ropa interior. Me colocaron unas cuerdas en las muñecas y una especie de arnés en el cuello. Luego me colocaron en una cabina donde solo mis piernas sobresalían. Con las cuerdas, me amarraron a unas argollas. Mis ojos también estaban vendados.

—No sé tu nombre, pero si quieres salir de aquí, debes satisfacer al cliente. Cuando escuches un sonido, el cliente vendrá y te hará lo que él quiera. Estarán siendo observados por el público que pagó por verlos, y depende de la puntuación para que salgas de aquí hoy...así que déjate llevar -susurró en mi oído.

«Maldita sea, no puede estar pasando esto otra vez» -pensé.

Lloré. Había desobedecido a Leo y el también había caído en una trampa. Así que mi destino estaba sellado. Entre mis llantos, escuché un sonido seco, y luego otro más fuerte, y supe que debía estar preparada para el momento. Tomé aire, escuchando unos pasos que sonaron en la habitación, acercándose a mí cada vez más. 

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora