Amor propio es algo que nunca tuve. Todos los procesos de mi vida me habían llevado ahí. Al estar en un casino bailando casi desnuda para poder comer, pasé de tenerme lástima, viéndome un poco deforme en el espejo, a desconocerme a mi misma, porque esa cirugía, no me hacía más bonita, ni mejor. La belleza era interna. Algo tan simple que me había tomado tiempo, golpes, peleas con osos, huidas y engaños aprender, ( aun no lo hacía). Sin embargo, había superado tantas cosas...yo no estaba en la lista de la muerte aún. Así que mientras usaba aquellos ligueros, lencería, y otras cosas en mi cuerpo operado, tomé un tinte de cabello que encontré en un vestidor, y me pinté el cabello. El rojo era un color de transición, un cambio radical que yo necesitaba. En el espejo, había otra Lucy, y no hablo del físico. Yo estaba cambiando también. Estar ahí me estaba llevando a formar una coraza, que sabía la necesitaría en el futuro...porque si algo había aprendido, era que un hijo de un mafioso no tiene paz...nunca.
Primero debía darme a respetar, hacerme sentir, y que yo era Lucy Bonvertre, y estaba dispuesta a dar lo mejor de mí para salir de ese lugar.
«Padre, donde sea que estés, quiero que estés orgulloso» -pensé mientras me veía al espejo.
Una de las chicas quiso empujarme al notar que había utilizado su tinte de cabello, y yo, con una fuerza que desconocía, la tomé por el cuello y la golpeé en la cabeza con un peine. No iba a permitir que me intimidaran. No más. Un grupo de chicas vio el show y no dijeron nada, al contrario, salieron murmurando mientras yo les gritaba para que se enfrentaran también. Pero ninguna quiso entrar al paredón con Lucy.
Así pasaron algunos días en donde tuve otras peleas leves donde salía victoriosa, y claro, yo terminaba con rasguños y heridas leves, pero mi oponente siempre estaba peor. Y mientras eso pasaba, seguían llegando fotos de mi primer encuentro sexual con Gio. ¡Vaya mierda!, quería que eso acabara. Aquellas fotos me humillaban, aunque trataba de hacerme la dura, al bailar delante mis clientes, pensaba en ello. Pero, una noche, justo cuando pensé que no podía ponerse peor, luego de bailar, se abrió la compuerta del cristal. Nunca había pasado eso, debía colocarme algo para taparme los ojos porque no podía ver a mi espectador.
Yo respiraba entrecortada y sentí un corrientazo descender en mi cuerpo al sentir el tacto de una mano masculina que con las yemas de los dedos me acariciaba de abajo hacia arriba los brazos. Pude sentir su aliento dulce, rozó sus labios a mis mejillas, raspándome un poco por su barba corta recién afeitada. Sus manos recorrieron mis hombros desnudos, mi pecho y mi abdomen. Un dedo índice levantó mi mejilla y sentí como presionaban mis labios de forma dulce. En aquel beso, sentí su mano bajar a mi pecho, y la otra se posó a mi espalda desnuda. Me acercó a el de forma impulsiva y sentí el calor de su cuerpo. Aquellos labios se movieron un poco más y sentí su lengua en mi boca. Sus labios eran finos, pero fuertes, sus manos se movían dulce y con frenesí. Yo quería que me tocara allá abajo, pero no lo hacia. Estaba húmeda. No podía tocarlo, eran las reglas, y el también las sabía porque no intentó nada más. Se alejó de mi de forma suave. Tomó mi mano y me dejó un paquete redondo.
Después de que la cúpula de cristal se cerrara de nuevo, me quité la venda de los ojos. ¿Me acababan de besar de forma tierna?, después de un baile erótico, era un poco extraño. Pero más aun cuando vi que el interior del paquete contenía una pistola pequeña y una nota:
«Por si quieres escapar»
No logré ver quien era, pero más que los 500$ que dejó de propina en el buzón y la pistola, me había dejado con ganas de otro beso de esa forma.
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Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)
Ficção AdolescenteLucy, una chica de 18 años decide meterse en el gimnasio para bajar de peso, pero al conocer a Gio, su amor platónico, su Gymboy, descubre los placeres de la seducción a pesar de que el tiene novia. Y mientras ella intenta bajar de peso y no morir...