Capítulo 8 : Leo, el gran oso.

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Debo decir que he hecho cosas tontas en mi vida. Pero haberme enamorado del peligro,  había sido la peor de todas. Desperté en una habitación atada a una cama con unas esposas. Mi abdomen estaba cubierto por unas vendas y bajé la mirada para darme cuenta de que estaba usando solo ropa interior. Parpadeé varias veces y Leo estaba enfrente de mi cama sentado en una silla, sosteniendo un vaso con wiski mientras me miraba. Cargaba una camisa negra manga larga semiabierta, sus cabellos negros y largos caían de forma alborotada por su rostro, y su rostro estaba pensativo.

Traté de liberarme, y noté una inyectadora en la mesa. Sabía que me había colocado fentanilo de nuevo, no sentía dolor, pero esa droga me hacía olvidar y creaba cierta adicción letal, que era el malestar que yo tenía hace unos días.

–No podrás escapar Lucy. No esta vez –Tomó un gran sorbo hasta dejar el vaso vacío y se acercó a mí. Posó su palma de la mano en mi abdomen, acariciándolo hasta llegar a mi mejilla –. Te dije que te quedaras en el auto, ¿y qué haces?, te escapas con Gio para coger, mientras yo intento hacer mi trabajo –Apretó mis mejillas fuertes y me hizo mirarlo–. ¿Sabes lo que sentí al verte ...trabajas con ellos no?

En su mirada noté rencor, y un poco de dolor.

–Suéltame y te explicaré todo, no trabajo para ellos.

–¡Mentira! –lanzó el vaso hacia la pared de la ira y se subió a mí, sujetándome las muñecas –¿desde cuando trabajas para ellos? –dijo en un susurro–De igual forma, ya tengo lo que tu querido padre me pidió, pero a decir verdad, tu eres mejor trofeo que esa porquería de pendrive. ¿Sabes lo que daría por protegerte a ti?, ¡uf! millones, y la verdad, ya me estoy cansando de ser tu guardaespaldas.

Se bajó de la cama y paseó por la habitación, pasándose las manos por los cabellos. Luego tomó otro vaso y se sirvió un poco más de whisky.

–Eres un maldito egoísta –se volteó a verme sorprendido de la vulgaridad que acababa de decirle–, casi muero, tuve que escapar de Rey porque estaba tratando de asesinarme a golpes y un bate de mierda y si no fuera por Gio, estuviera muerta en este momento, ¿tu dónde carajos estabas cuando Rey casi me mata? –grité apunto de reventar en llanto.

–¿Yo? –dijo sorprendido –, por si no lo sabes, no soy un príncipe o un galán de telenovelas querida Lucy. Soy un asesino a sueldo, una máquina asesina. No ando por ahí rescatando doncellas o tratando de cogerme a quien me plazca, yo solo acato órdenes porque si no lo hago –me miró y su voz se partió–, mi vida ya no tendría sentido.

–¡Yo no soy una doncella, pero debes protegerme!, es tu trabajo ¿no? ¡eres un inútil!, lo único que haces es dártela de victima con tu cara de –derramó el whisky en mi rostro, haciendo que me callara.

–Nadie pidió tu opinión. Además, te has portado mal querida Lucy. ¿Dame una sola razón por la cual deba dejarte con vida?

–Si me matas, o me haces algo, mi padre ira por ti. –La ira se había apoderado de mi. Estaba amarrada a una cama y mojada por whisky.

El me miró ansioso. Posó su dedo índice en mi abdomen, y fue subiendo, entre mis senos, mi cuello, y luego mis labios. Ahí se detuvo y presionó un poco. Se llevó a la boca y lamió su dedo e hizo mueca de disgusto.

–Lo amargo se torna dulce en el cuerpo perfecto, ¿no crees?, tu padre es tan egoísta que solo le importa él. ¿Te diste cuenta que en cada pelea, siempre gano?, soy la máquina asesina de tu padre, ni el puede conmigo, así que mejor reza para que yo tenga piedad de ti.

Tenía razón. Había visto a Leo pelear y parecía un oso hambriento. Media 1.95 y era bastante musculoso, y en batalla, era muy violento. Pero yo ya le había ganado a la muerte varias veces, y no pretendía dejarme vencer justo ahí. Le escupí en el rostro en un arrebato de valentía. Sabía que eso podría significar el final de todo.

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora