Era una mañana en la oficina de la fábrica Lombardi, cuando Joana vio aquel muchacho entrar por la puerta. Era un chico alto, fornido, de unos 16 años, con cabellos largos y lisos que se enrulaban en su frente. Su corazón dio un vuelco al verlo ya que era bastante guapo. Su piel morena hacia juego con su camisa negra que se ceñía al cuerpo. Ella cruzó las piernas y enseguida bajó la mirada cuando su esposo, Leoncio Lombardi, llegó a saludarlo.
-¡Tú debes ser Leonardo! -le estrechó la mano con fuerza, el señor Leoncio era un hombre bastante imponente-, mi hijo Gio me ha hablado maravillas de ti, me comentó que te gusta el boxeo y que estas interesado en trabajar aquí.
Leonardo miró a su alrededor. No estaba muy seguro si debía meterse en ese negocio, porque el ya sabía quien era Leoncio Lombardi. Pero quería que el lo ayudara a ser fuerte, quería aprender a luchar, y llegar a hacer su cometido.
-Si...he conocido a su hijo en el gimnasio y a decir verdad, me habló muy bien de usted. -fingió todo lo mejor que pudo.
Leoncio le sonrió. Lo miró de arriba abajo como un padre orgulloso. Tenía varias marcas en el rostro y un ojo un poco apagado. Sus nudillos estaban pelados, así que Leonardo supo que no era de fiar. Los mafiosos eran todos iguales. Fue hacia la estantería y detrás de un libro, sacó una pequeña pistola. Joana enarcó una ceja y miró a Leonardo un poco asustado. Sus puños se apretaron al ver que también, Leoncio sacaba una sustancia blanca y la inhalaba.
-¿Has usado una de estas? -preguntó, haciéndole un ademán para que también inhalara el polvo. Leonardo negó con la cabeza. Con un poco de timidez, obedeció y aspiró todo lo que quedaba. Esto hizo que su garganta picara y tosiera. -Ya, tranquilo, esto te va a calmar un poco. Es cortesía. Mi hijo me contó lo que hiciste por él y por eso, te diré algo muchacho. Te daré unos meses aquí. Si das la talla, quedas dentro, pero -le empujó la pistola en el pecho-Debes aprender a usar esto, el mismo Gio sabrá explicarte.
Leonardo empezó a sentir que su mente estaba más activa. No sabía qué habia consumido, pero le gustó. Leoncio Lombardi le ofreció entrenarlo unas pocas semanas para probarlo, y luego de unas palmaditas en la espalda, salió de la oficina.
-Gio nos habló muy bien de ti. Gracias por salvarlo de aquellos hombres. Le he dicho a Gio que no debe meterse en territorio Bonvertre. -Joana se paró de la silla y quedó enfrente de Leo, tocó su pecho, y pasó sus manos por todo su abdomen. Leonardo se quedó paralizado.
-Yo solo...lo defendí porque pensé que era lo adecuado. -Tomó la mano de Joana que estaba justo encima de su periné y la retiró.
-No seas tímido -Joana insistía.
-Yo no quiero problemas señora Joana. -Temblaba, Joana era una mujer muy hermosa. Tenía una buena distribución de su cuerpo y su escote se dejaba ver. Los ojos de Leonardo pararon ahí y ella lo notó.
Se sentó encima del escritorio y cruzó las piernas, viéndolo con aquellos ojos verdes.
-Problemas es lo único que vas a encontrar aquí en la fábrica Lombardi. Te van a destruir, para volverte mas fuerte. Tendrás que matar, perseguir, huir, y...harás cosas que no imaginarías. ¿estas seguro que quieres estar aquí?
Leonardo, un joven de 16, no sabía del todo en que se estaba metiendo, pero si tenía un objetivo: venganza. Y lo iba a conseguir, porque su mejor cualidad era la determinación. Haber ayudado a Gio no había sido algo del azar. Primero lo ubicó y trató de ser su amigo para evaluar como iba a meterse en la fábrica. Empezó a pedirle consejos para entrenar, ya que Gio estaba en buena forma y luego se ayudaban con las pesas. Hasta que un día, cuando vio que entregaba un dinero a un auto negro y que el chico del auto empezó a discutir con el, golpeándolo con bastante fuerza, Leonardo vio la oportunidad de ir a protegerlo. Tomó incluso un palo de madera que estaba cerca y golpeó al agresor de Gio. La sangre derramada de un chico de su edad y verlo yacer sin vida, habían activado en su ser interno la sed de venganza, la avalancha insaciable de matar que Leo tenía contenida desde que era un pequeño. Habia asesinado por primera vez a un chico, golpeadolo fuerte en la cabeza. Un solo golpe bastó para dejarlo fuera de combate. Así que Gio, vio en el un gran potencial para que trabajara con su padre y se hiciera con los Lombardi.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)
Teen FictionLucy, una chica de 18 años decide meterse en el gimnasio para bajar de peso, pero al conocer a Gio, su amor platónico, su Gymboy, descubre los placeres de la seducción a pesar de que el tiene novia. Y mientras ella intenta bajar de peso y no morir...