Extra1: mi Gymboy

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Cuando lo veo, me estremezco. Y no lo digo en el buen sentido, porque me hace poner nerviosa. Es...algo que no puedo evitar. Su mirada furtiva que se, que me mira de reojo, sus músculos en su cuerpo desnudo, perfectos, definidos, en aquella piel morena con ese brillo de sudor a un punto tan sexy. Si paso cerca, me tiemblan las piernas solo de respirar el aire próximo. Es alto involuntario.

Mi pensamiento divaga mientras tomo las mancuernas, y mientras me arrodilló para hacer algún movimiento, pienso, ¿ Me verá? ¿ Piensa en mi de la misma forma?, No sé coquetear mucho, es algo que no se me da, pero...intento parecer como que no me importa, pero a veces lo miro directo a los ojos. Miro su cuerpo, su espalda definida, sus glúteos...¡ Todo!

¡Ay Los gym crush!

Y pienso, mientras levanto las pesas, ¿ Tendrá fuerza suficiente? ( Al buen entendedor....jiji)

Nota: ¿ Tienen un gymcrush?

                        ,..,..............

Había pasado mes y medio desde todo aquel desastre. No había rastro de Leo, Gio, Leoncio, Joana....Ana. Yo solo iba al gimnasio y estaba tomando unas pastillas que decidí tomar para adelgazar, pues, mi cuerpo estaba volviendo a su normalidad. Mi padre me estaba entrenando para el futuro, dándome, (el mismo), clases de defensa personal, uso de armas blancas y pistolas, y clases con un Samurái para pelear contra enemigos. Estaba hecho, yo ya era heredera del imperio Bonvertre y debía defenderlo. Me había vuelto ágil y fuerte. Pero había algo que no encajaba. A pesar de que hacía ejercicio, y yo tomaba esas pastillas , mi problema de gordura estaba apareciendo.

—No confíes en nadie —dijo mi padre justo antes de darme una patada que esquivé, una sombra de una silueta de un hombre robusto llamó mi atención y gire la cabeza, así que mi padre me derribó —, y tampoco pierdas de vista a tu enemigo, jamás.

Me tendió la mano y miró mi barriga.

—¿Estás comiendo mucho ? , no lo digo a mal, eres mi pequeña. Pero, a ti te gusta verte delgada Lucy.

Hice una mueca de disgusto y tomé su mano. Giré la cabeza para ver quién era, moría de ganas...de verlo...

—No, creo que debo ir al nutricionista —dije mientras me daba cuenta que no era él.

—Ve, pero no te vayas a volver adicta a dietas son sentido. Recuerda que debes ser fuerte —me tomó por mis hombros —, eres Lucy Bonvertre, y debemos proteger nuestra fortuna, nuestros casinos y nuestro dinero.

Vaya. Yo solo tenía diecinueve  años y ya debía ser una gánster...a la fuerza. Entrené duro a diario junto a mi padre, y conforme pasaban los días, planeamos como sacar de forma definitiva, el tesoro del caribe y guardarlo en la caja fuerte de mi padre. Una ves se ofendió cuando le pregunté porqué era tan importante aquel tesoro, y luego me enteré que Leoncio también lo andaba buscando, así que era una guerra de quién llegaba primero. Cosas de la mafia. 

En el sótano de nuestra casa, me puse a ver los mapas del tesoro. Debíamos ir y bajar con buzos expertos, ya que estaba en las profundidades, y en ese momento, sentí grandes náuseas. Corrí al baño de inmediato y pase horas con arcadas y mareos. Repasé mi desayuno y almuerzo pero todo había Sido bastante Sano. ¿ Qué me habia caído mal?, ese malestar continuó al día siguiente y mi padre me miró extraño cuando al pasar a mi lado, su perfume me dió náuseas.

—Te llevaré al doctor, porque yo no soy tonto –dijo mirándome a los ojos con cierto recelo y tomando mis muñecas.

—Estoy bien, ¡ No estoy enferma!

—No, no lo estás. Pero irás al doctor. Y no me discutas.

Mi padre era un gánster pero, cuando me decía de esa forma, yo obedecía. No había caído en cuenta pero, cuando llegamos a la clínica y vi que el doctor dónde me había llevado era... Un ginecólogo, sumé todas mis opciones. Había engordado, tenía náuseas y la verdad yo siempre tenía retrasos con mi menstruación por la gordura, pero...que tú padre te lleve al ginecólogo....era incómodo.

—¿Crees que estoy embarazada?  —me quejé y me di la vuelta. Pero Vito me detuvo por el brazo.

—No lo creo, estoy seguro —me miró con ojos de protección.

—¿ Me das un respiro? Puede ser que tenga...algo estomacal.

El rio y posó su palma pesada en mi hombro.

—Tengo cuarenta y siete años, se reconocer un embarazo. Ahora, si es positivo esto...

—Lucy Bonvertre, eres la siguiente – llamó la secretaria. No hizo falta que mi padre terminara la frase, y yo tampoco tenía la respuesta. Es decir, ¡no podía estar embarazada!

Sin embargo, al entrar el doctor que fue muy amable, me examinó y con una hermosa sonrisa me dijo:

—¡Ah enhorabuena! Un hermoso bebé. ¿ El padre de la criatura está afuera? , Don Vito pidió discreción pero, podemos decirle la noticia al padre primero.

Yo, con las piernas abiertas en la camilla, deje de escuchar. ¿ Yo, embarazada? Que clase de vida iba a tener ese bebé....no estaba preparada para esa situación. Y... ¿ El padre?, Mi mente pasó de la imagen de Leo y la de Gio varias veces, ¿Quién de los dos?

¡ Vaya enredo!

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora