Algunas veces, lo que planeamos no es lo que sucede. Pero, puede que el plan de la vida sea mejor. Puede que las circunstancias estén mal y de repente todo empiece a brillar...o eso era lo que yo me decía a diario.
Éramos prófugos. De Gio y su cuadrilla. De los Lombardi. Aquel chico malo resultó ser un proxeneta, mentiroso, y...quería ponerle otro adjetivo negativo, pero hasta ahora tenía dos.
Fuimos a otra cabaña abandonada con otro gimnasio casero y también era una fábrica de anfetaminas. Leo estaba más abierto, pero me seguía ocultando cosas. Me comentó que esas cabañas eran sus refugios, habían varias al rededor del país. Ahí, ellos entrenaban cuando estaban en misiones, y hacían sus drogas para vender. Al parecer todos se dedicaban a vender drogas y la venta y compra de mujeres para llevarlas a trabajar en casinos. Eso me molestó un poco, por mí Gio no había pagado nada. Lo quería golpear por haberme dejado ahí y hacerme sufrir de esa forma.
Me dio curiosidad saber si Leo también había sido proxeneta así como Gio, pero solo me dijo:
-A veces, hay que hacer cosas horribles para sobrevivir, yo merezco el infierno, pero tú no, así que no pienses más en el -dijo mientras reparaba el auto. Estaba desnudo del torso para arriba. Sus heridas habían sanado, y sus tatuajes eran un enigma. Un chico que sabía pelear, y sabía de mecánica era aún más sexy. Su cuerpo brillaba con el humo del auto averiado, las gotas de sudor se resbalaban en los abdominales y yo no podía dejar de pensar en aquellos momentos del casino.
Tomó mi cuerpo con dulzura y fuerza. Salvaje y suave al mismo tiempo. Moría de ganas porque se repitiera y fuera más allá...pero no pasaba nada. Solo simple coqueteó. Incluso intentaba tocarlo y seducirlo y me rechazaba alegando que el no podía amar a nadie y que no quería lastimarme. Vaya mierda de escusa.Pero ahí, mientras buscaba que estaba averiado, yo pensaba también en venganza. Después de todo, era hija de Vito Bonvertre.
-Quiero venganza. No me importa el cielo o el infierno, créeme que estoy harta de eso. Quiero que Gio y sus amigos sufran.
Leo dejó el destornillador y me miró impresionado. Sonrió de forma maliciosa.
-¿La dulce Lucy quiere vengarse de sus raptores? -dijo burlándose de mi.
Sentí mis mejillas enrojecer del mal humor, no me gustaba que bromeara cuando hablaba en serio. Me di media vuelta para dejarlo solo pero el tomó mi muñeca a la fuerza y me acorraló en la puerta del auto. Apretó su cuerpo sudado al mío, y me miró fijo a los ojos.
-Te puedo ayudar a vengarte, porque yo también estoy en lo mismo. Pero te advierto que una vez que entres, no saldrás sin pagar bien caro. ¿ Entiendes?
Su voz se endureció y yo solo podía ver sus labios. Asentí de forma mecánica. Incluso sudado, el olor a menta de su cuerpo era maravilloso. Sus rulos caían en su frente y yo me acerqué para besarlo. Quería que me tomara ahí mismo, pero el se apartó enseguida y volvió a lo suyo.
Entré a la cabaña después de ese rechazo tan voraz, y antes de entrar me gritó:
En lo que termine aquí, empezamos el entrenamiento.
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Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)
Teen FictionLucy, una chica de 18 años decide meterse en el gimnasio para bajar de peso, pero al conocer a Gio, su amor platónico, su Gymboy, descubre los placeres de la seducción a pesar de que el tiene novia. Y mientras ella intenta bajar de peso y no morir...