Capítulo 24: La clave

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Luego de un par de horas, llegamos a una discoteca de mala muerte. Todo ese mundo de mafia estaba al rededor de casinos, burdeles, fiestas, drogas...¡no encajaba en mi vida!, antes de bajarnos del auto, Leo tomó una pistola bastante pequeña y me la entregó.

—Si debes disparar, ¡hazlo sin piedad! —apretó su mano junto a la mía y luego tomó más balas para cargar su revolver. 

Nos bajamos del auto y tocamos la puerta. La música a todo volumen y la muchedumbre me retumbaron en los oídos. Un hombre que parecía un gorila nos abrió y Leo mostró uno de sus tatuajes de su bíceps,  un circulo con una espada en forma de serpiente. La misma que llevaban Gio, Rey y Alonso. El gorila nos dejó pasar y Leo me tomó por el codo para empujarme entre la multitud. Bajamos unas escaleras y un chico flaco, que parecía no haber dormido nunca, y que estaba fumando un cigarrillo, estaba al final del pasillo.

—¿Porqué no me sorprende de que estés aquí?, tienes suerte de que haya abortado a tu bebé, iba a tener una madre bastante mala —Estaba drogado.

Leo se enfureció ante el comentario y lo tomó por la camisa y lo estrelló contra la pared. 

—No hables de mi bebe, de Ana todo lo que quieras —me miró ante mi sorpresa, y bajó la guardia—, ¿Tienes el dinero? 

El chico se acomodó la camisa a penas Leo logró soltarlo. Y con toda la lentitud, sacó un sobre de su pecho. 

—Ana  y Gio, ¡ja!, ¿Quién lo diría?, ¿Porqué no le dijo a Gio para que buscara su dinero?, te está usando y lo sabes. Siempre lo hace.

—¿Esto es lo que Ana se ganó por venderte unos pocos gramos? —dijo Leo al contar el dinero— Esto me lo gano yo, asustando a un niño, creo que aquí falta dinero.  

—Pues —se encogió de hombros— no está tan buena la verdad,  ¿ahora estás de su parte?, supe que trabajas con Vito ahora, entonces no debe importarte tanto.

Leo me miró y suspiró. Luego su furia explotó de pronto y con su  antebrazo,  lo bombardeó contra la pared.

—¡Dame el dinero completo pequeña sabandija!,  o juro que te vuelo la cara con un solo disparo —dijo en tono amenazante. 

El chico angustiado, sacó un paquete de su bolsillo con billetes de 100$, Leo los tomó mirándolo fijo a los ojos.

—Buen chico, ahora, quiero que me ayudes con algo  —sin dejar de sujetarlo, con su otra mano le mostro el pen drive—, ¿Sabes desbloquear esto?

El chico sonrió y mostró sus dientes amarillos y negros por el cigarro. Nos llevó a un cuarto donde habían muchas computadoras, máquinas, y dinero falso regado por el piso.  Colocó el pen drive y empezó a teclear varias veces. Yo lo había desbloqueado pero no quería traicionar a mi padre, sabía que ese dinero era importante.  Me senté y cerré los ojos por un momento.

—Esto está bastante difícil, quien lo haya bloqueado, de verdad es un experto.

—Losé, yo he intentado varias veces.

—Oye, ¿Y esa chica?, ¡es muy linda! , ¿Es una de tus acompañantes?, la podemos compartir —empezó a reírse. 

Un escalofrío invadió mi cuerpo ante tal comentario. Leo estrelló su rostro contra el teclado y le hizo una herida en la boca.

—Ella es mi novia, así que más respeto —dijo entre dientes. 

¿¡Qué acababa de decir??  ¿su novia?, no me lo había esperado. Mi corazón latió con fuerza y yo solo quería abrazarlo, pero el ambiente no era adecuado. El chico se levantó asustado y fue hacia la puerta de salida.

—Lo siento, yo ya entregué mi paquete, espero que ...— Leo sin pensarlo mucho, le disparó en la frente.  Yo ahogué un grito. Su rostro reflejaba la furia. 

—¿Porqué lo mataste? —Me llevé las manos a la boca mientras Leo lo tomaba por los pantalones y lo escondía en una alfombra. 

—¿No viste como te miraba?, era obvio que tenía planes contigo. Este tipo de bazofia drogadicta no es confiable, y deben ser eliminados Lucy. Aprende eso. 

No dije nada. Su lado salvaje me asustaba un poco. Se pasó las manos por sus cabellos y se sentó en frente de la computadora. En ese momento, pensé que el merecía saber la verdad. Había matado por mi, incluso, peleado contra un oso, y esa debilidad mía, mi estúpida inocencia, fue la que me hizo decirle:

—Yo...sé cual es la contraseña. 

Aquellas palabras hicieron que Leo lentamente girara su rostro para verme. Sus ojos se agudizaron y me vieron por unos instantes.

—¿Desde cuando y cómo? —preguntó. El tenia su revolver cargado, y no creía posible que me colocara una bala encima, ¿cierto? —, ¡Habla! —gritó.

—Yo...una vez que estábamos en la casa y...¡lo siento!, —Las lágrimas invadieron mi rostro— ,no sabía lo importante que era.

Leo se levantó y me colocó en frente de la computadora de forma brusca.

—Escribe la maldita contraseña, debemos irnos de aquí. Ya hablaremos de esto. 

Con miedo, introduje las letras correctas, y el pen drive se desbloqueó en frente de nuestros ojos. Leo tomó la computadora impresionado y vio las cifras de dinero de los bancos de mi padre.

—Que hijo de puta es Vito Bonvertre. ¡Es un maldito millonario corrupto!  —rio a carcajadas y se pasó la mano por el cabello, viendo todo su contenido. 

Sacó el pendrive y me tomó de la muñeca y caminamos lo más rápido posible. Salimos entre la multitud que nos empujó por la puerta y una vez dentro del auto. Leo  hizo una llamada.

—Tengo tu dinero, ¿Dónde te lo dejo?

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora