Me metí en la ducha para despejar mis ideas. Esa noche había sido peculiar. Por fin Leo me había hecho suya, aunque de una manera un poco salvaje, y Rey... había llegado con amenazas. Noté que si tenían una hermandad. Incluso en las batallas anteriores, ellos tuvieron oportunidades de matarse, pero siempre las balas y los golpes se dirigían a sitios estratégicos, y todos eran buenos con su puntería. Se querían de una forma salvaje, porque se criaron juntos. Incluso tenían su propio lema. Pero mi instinto también me decía, que Rey, a pesar de todo, tramaba algo.
El agua caía por mi espalda y recordé los besos, las embestidas y azotes. Su forma de tomar mi cuerpo había sido distinta a la de Gio. Era más dominante. más entregado. Eso me excitaba, pero al mismo tiempo me daba miedo. Porque yo quería una intimidad bonita. Suspiré ante tanto alboroto en mi vida, y pensé en mi padre.
«¿Donde estas Vito Bonvertre?»
Salí del baño desnuda y Leo estaba en la puerta, con su semblante de muerte.
—¿Tomaste el pendrive Lucy Bonvertre? —su voz gutural me dio escalofríos.
Tomé la toalla para taparme.
—¿De qué hablas?, no lo he visto.
Se acercó a mi y me tomó del cuello. Apretó un poco y me levantó del suelo.
—¡No me mientas!, ¿crees que puedes quitarme el pen drive y dárselo a tu padre?, ¿Piensas traicionarme?
—¡Suéltame! no lo tengo -no podía respirar. Apretó por unos segundos más y luego de ver que lloraba, me soltó. Caí en el suelo y traté de recuperar el aliento.—¡Qué coño pasa contigo!, ¡eres una bestia!, ¿Cómo crees que puedo tomar algo que no he visto!
El me miró y no dijo nada. Yo me levanté y me fui a mi habitación. Tranqué tan fuerte como pude y me senté a llorar. A veces se ponía violento, y suponía que era por las drogas, a pesar de que intentaba dejarlas. Minutos más tarde, entró a mi habitación con un sándwich. Lo miré con los ojos llenos de odio, aunque no fuera cierto. Colocó una silla en frente de mi cama y se sentó con las piernas abiertas.
—¿Qué quieres? —espeté.
—Disculparme —me volteé para ignorarlo -Yo solo conozco la ira, los golpes, la traición y la muerte...pero tu, me has mostrado tu inocencia desde el principio. Eres leal a mi a pesar de mi mal humor y me haces sentir...diferente. Me siento distinto cuando estoy contigo incluso...y eso me gusta.
Sentí las lágrimas correr por mis mejillas.
—¡Oye te estoy hablando!, al menos mírame —dijo con un poco de ansiedad.
Luego de ver el sándwich y darle un mordisco, pensé bien en lo que le iba a decir.
Giré mi rostro y vi su mirada sincera.
—¿Cómo sé que después de esta disculpa no volverás a hacerme daño?
El suspiró.
—No puedo prometer algo así, porque esto es la mafia —Así era todo. En la mafia no se podían hacer ese tipo de promesas. Colocó sus manos juntas—, no confío ni en mi sombra, pero tampoco en Rey y ...—me miró un poco apenado-creo saber quien tiene el pen drive.
Como no dije nada, y mi silencio fue suficiente, el continuó.
—El día que te secuestraron y yo estaba con Joana..
-Ah, el día que cogiste con Joana para que yo te viera -lo interrumpí.
Sonrió.
—Ella tomó mi billetera y el pendrive de mi pantalón. Es una arpía. Por eso me disculpo —Sentí un remolino de emociones en mi garganta porque, de no ser por eso, el no hubiera confiado en mí. ¡qué coraje!, ¡puta mafia!—, y antes de que digas algo, recuerda que en esto de la mafia, no debemos confiar en nadie Lucy —me leyó los pensamientos.
—¿Y ahora?
—Ahora, iré por el, mañana ella dará una fiesta de disfraces, así que la veré y buscaré el pendrive, luego de eso...—dudó—, te llevaré con tu padre, si así lo deseas.
—Espera, ¿piensas ir solo a una fiesta con Joana y dejarme aquí sola?, ni de chiste. Yo voy contigo.
Su sonrisa se amplió. Se veía tan angelical cuando sonreía.
—Veo que te gustó la pequeña muestra —se levantó y antes de salir, me dijo por encima del hombro —, cuando quieras, repetimos.
Me quedé en mi cama, pensando si eso había sido un si o un no.
Nota:
¿Les gusta las historias de ángeles? ( a mi me encantan)
¿Leerías mas libros míos?,
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Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)
Teen FictionLucy, una chica de 18 años decide meterse en el gimnasio para bajar de peso, pero al conocer a Gio, su amor platónico, su Gymboy, descubre los placeres de la seducción a pesar de que el tiene novia. Y mientras ella intenta bajar de peso y no morir...