Capítulo 20.1: Ataque al casino Lombardi

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Llegamos a la ciudad y para mi sorpresa, habían muchas personas en el casino. Eso no estaba en nuestros planes, ya que nuestra intención era hacerlo a las 4 am, una hora en donde ya estuviera cerrado. Ese casino cerraba sus puertas a las 2 am, y abría a las 6 pm.

—Mierda —dijo Leo mientras sus brazos se tensaban haciendo sonar el arranque de la moto-, Lucy, pase lo que pase, no has estado conmigo, ¿entendiste?, no nos pueden ver juntos.

Yo solo escuchaba latir mi corazón. Debíamos colocar las bombas en los lugares estratégicos y luego marcharnos sin ser vistos y explotar desde lo lejos el casino.

—¿Algo más? —pregunté con muchos nervios.

—Si —se volteó y me miró con sus ojos negros —, si vuelves a dejarme por tu querido chico malo, por cualquier razón, no volveré por ti.

Vale, pensé que me diría otra cosa mas «romántica» antes de incendiar a nuestro enemigo que alguna vez me gustó mucho. Pero creo que eso era su forma, un poco ruda de demostrarme su amor. Rugió la moto hasta llegar cerca y justo cuando estábamos a pocos metros, el sacó de su chaqueta una especie de pistola, y apuntó hacia la entrada del casino.

—¿No era que debíamos colocar las bombas? —grité por encima del ruido de la moto, aquella no era una pistola normal, parecía...

—Cambio de planes , hay muchos secuaces de los Lombardi afuera —gritó.

Todo pasó muy rápido. El apretó el gatillo cerca de la entrada y salieron llamas. La entrada se cubrió de naranja y rojo, mientras empezaron los gritos de las personas que estaban dentro del casino. Los que estaban en la entrada empezaron a dispararnos, así que Leo los roció con el lanza llamas y ellos huyeron, quemándose de nuestro odio.

Rodeó el casino y al cruzar la moto se ladeó tanto que yo me salí de ella, sin lastimarme. Entendí que era una táctica para que yo saliera de la moto sin que el dejara de andar la moto. ¡Vaya piloto!, el se alejó y yo supe lo que tenía que hacer. Empecé a colocar las bombas en las afueras y tiré una en la ventana que daba hacia los baños.

Todas las personas que estaban dentro ya habían salido y Leo seguía llenando se llamas las afueras del casino. Yo coloqué bombas en los dormitorios desde las ventanas, y me escondí en el terreno que estaba afuera. Leo entró al casino, entre las llamas y salió después de varios minutos dentro. Las chicas lo vieron pero no dijeron nada. Yo tenía el control que encendía las bombas. Leo fue a la moto y fue justo donde me dijo que me escondiera...de acuerdo al plan.

—¡Sube! —dijo con urgencia.

Y una vez alejados y colocó un pie en el pavimento para detener la moto.

—¿Y las chicas?, ¿nos vieron? —yo estaba angustiada.

—Les dije que se fueran, son libres ahora y sí...hemos iniciado una guerra a los Lombardi. —luego de unos segundos sin verme, me preguntó:

—¿Quieres ver al mundo arder?

Yo no respondí. Apreté el interruptor de las bombas, por todas las veces que Ana se burló de mi, por las fotos de mi intimidad con Gio, por las veces que Gio me usó, me secuestró, me operó en contra de mi voluntad y cambió mi cuerpo, por que me humilló de muchas formas al tenerme encerrada en ese casino mientras yo tenía que bailar para poder comer. Por esas chicas que sufrían de lo mismo, por eso y más...encendí el interruptor. Una avalancha removió el casino, y junto a las llamas de las orillas del mismo, explotaron todas al unísono. Pude ver en frente de mis pupilas, una ola de fuego orquestado por las bombas. El sonido estruendoso seguro lo habría escuchado Gio, y luego de permanecer viendo todo aquel espectáculo, Leo acomodó la moto, y nos fuimos.

Nota
Pronto sigo actualizando este mismo capítulo, para que sepan que no termina aquí.

..............Continuación

Llegamos a un almacén que olía a ropa sucia y gas de cocina. Leo abrió la puerta y nos metimos en la oscuridad.

—Lucy —dijo después de apagar la moto y ver su teléfono, le había llegado un mensaje, sus músculos de la espalda se pusieron tensos- nuestras cabezas valen millones, así que hasta que no matemos a Gio y su padre, no podemos dejar que nos vean.

Yo no podía creer eso, ¿ Nuestras cabezas tenían precio?, El una vez me comentó que en ese mundo, cuando querían exterminar a alguien, Lombardi daba precios por recompensa. Y yo, era cotizada en ese momento.

—¿ Seguimos con el mismo plan, cierto? —mi voz se quebró. El plan era explotar el casino y luego capturar a Gio, Rey y Alonso, para así estar más tranquilos. Pero...no contaba con que nos fueran a perseguir. Sin embargo, Leo parecía estar más seguro de eso...el ya sabía que eso pasaría.

Se bajó de la moto y me miró a través del casco.

—Mi plan sigue igual. Esto fue...una desviación. Solo que ahora, la cacería será un poco más ruda.

«¿Qué plan? El pendrive...»

—¿El pendrive con las cuentas de mi padre? —no sé porqué dije eso. Sus ojos me penetraron de forma desafiante.

—¿Sabes algo de ese pendrive? —me tomó por la camisa y me levanto del suelo. Pero una voz de mujer, al otro lado de la puerta del almacén, lo sorprendió por completo.

Me soltó y abrió los ojos de par en par.

—¿Leo? Sé que estás ahí, ábreme. Es Joana.

Leo no contaba con que esa mujer pudiera aparecer, ¿Cómo nos había encontrado?

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora