Capítulo 4: El misterio

18.3K 568 99
                                    

No sé porque las personas maltratan a otras. El deseo de reírse de los defectos ajenos, solo para aparentar algo que no se es, siempre me pareció repugnante. Dejé de ir al gimnasio como por tres días. Lloré mares, y me veía al espejo tratando de no odiarme por completo. No me gustaba lo que veía: una niña gorda, con baja autoestima y...el hazme reír de unos chicos ricos y malos del gimnasio. ¿Qué quería esa tal Ana?, la odiaba, un sentimiento que no quería guardar en mi corazón, y Gio, el adonis perfecto que me hacia temblar las piernas con solo verme, ya no lo quería ver ( o eso me decía a mi misma), y no porque se haya burlado, porque no había así, lo odiaba un poco porque el era otro cuando estaba con Ana y sus amigos. Y ese tipo de personas, hipócritas, son las que hay que tener mas cuidado.

Una llamada sin nombre me sacó de mis pensamientos depresivos. Dudé si podía contestar pero creo que fue la curiosidad la que me hizo levantar el teléfono, justo cuando ví por la ventana de mi habitación, una camioneta negra y de ahí, mi entrenador que bajó con actitud despreocupada.

—¿Si? —contesté nerviosa.

—Lucy, soy tu padre —sonaba ansioso—, escucha con atención porque no tengo mucho tiempo. Estaré arreglando algunas cosas y estaré fuera unos meses. Tu madre no me perdonaría nunca que te deje sola, así que arreglé todo.

—No entiendo papá —odiaba que sacara a mi madre en esto, había muerto hace un año y nunca supe que le había pasado, ni me dejaron ver su cuerpo...así que ese tema era un poco álgido para mi— , ¿Qué dices?.

Un silencio que precedió al sonido del timbre, me puso de los nervios.

—Te prometo que tendrás respuestas, pero no ahorita. Se que siempre evado todo, pero por ahora ponme atención. A pesar de que tienes dieciocho y te sabes cuidar, contraté a un ... chico.

«¿Contrató a un chico para que? ¿¡mi entrenador?!»

—Sabe de artes marciales, y es lo que necesito para que estés a salvo, y no por nada malo— sabía cuando mentía porque cambiaba el tono—, No quiero que te vuelvan a golpear, y menos en la cabeza. Tendrás que vivir sola con el hasta que regrese.

No podía dar crédito a lo que acababa de escuchar. Pero mientras mi padre me hablaba al teléfono y escuchaba, había bajado las escaleras y abrí la puerta, justo cuando me dijo eso, mi entrenador estaba ahí, sonriéndome, con una camisa negra pegada a su cuerpo donde sus músculos se marcaban de forma perfecta, y sus pantalones hacían que todo lo mi padre me dijera en ese momento, se me olvidara. Mi teléfono cayó al suelo y el lo atajó en el aire, riéndose de mi torpeza.

—El te va a cuidar, y te enseñará a defenderte. Prometo llegar lo más pronto posible. Te amo hija, todo esto es ...por ti.—Se escuchó por el teléfono y luego colgó.

Lo miré un poco nerviosa. No podía creer que mi padre me iba a dejar con un chico que había conocido hace unos días.

—¿Y bien?, ¿me dejas entrar a tu morada? —Estaba apoyado en el marco de la puerta, su pie derecho se había adelantado, así que prácticamente ya estaba dentro de mi casa.

—¿Puedes explicarme que esta pasando?, sabes donde vivo, mi padre se va justo unos días después que alguien me golpea y me manda al hospital y ... apareces tu.

El volteó los ojos un poco malhumorado y entró a la fuerza, trayendo condigo una maleta. ¿Pretendía quedarse?, fue directo a la habitación de huésped como si conociera a la perfección mi casa. Yo solo lo miraba con la boca abierta, asombrada de todo. Luego que dejó su maleta y sacó de ahí un par de pistolas, se quitó la camisa para colocarse otra más ligera. Sus músculos eran perfectos, pero tenía unas marcas un poco extrañas en el abdomen... y un tatuaje en su hombro que no había notado, pero que me parecía conocido. Se volteó y no pude evitar el contacto visual, me sentí atrapada.

Enamorada del Gym Boy |Romance Erotico+21|✔️( Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora