MASTERMIND [Harry Potter]

She knows

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❝ Ella sabe, y sé que ella sabe ❞

Los exámenes habían dado inicio, si bien todos estaban estresados y con la mente ocupada en eso.

Rhaella no, se la pasaba pensando en Harry y Draco y en lo que vio, pudo haber sido una malinterpretacion al igual que pudo haber sido real.

— ¿Donde estabas? — pregunto Rhaella a Harry en la hora del almuerzo. Su voz sonó calmada, como si hubiera sido una pregunta casual, pero no lo era.

— Vengo del examen de transformaciones — respondió Harry comiendo apresurado, la mirada de Rhae se levantó para ver en dirección de la mesa de Slytherin. Draco no estaba.

— Oh si, que distraída — dijo Rhae — Adivina de lo que me enteré.

— ¿Que es?

— Es sobre Draco — comentó Rhae, la mirada de Harry se levantó con rapidez de su plato — Lo vieron saliendo del baño de chicas... ¿quien lo diría eh?

Rhaella estaba expectante a la espera de una mala reacción de Harry, pero este estaba de piedra, luego continuó comiendo.

— Tal vez se equivocó de baño.

— No seas tonto, Harry — soltó Rhae — Todos saben para que los chicos se meten al baño de chicas.

— Si — dijo Harry con seriedad, luego dejó de comer — Oye, Rhae, acabo de recordar que deje mi... varita en la aula de encantamientos. Iré por ella.

— Claro — dijo Rhaella.

Harry se levantó de la mesa y salió con rapidez del gran comedor lanzándole una corta mirada a la mesa de Slytherin. La castaña se sintió molesta, ella vio la varita de Harry sobresalir de su túnica, también noto que era su oportunidad para ver qué era lo que realmente Harry iba a hacer, por lo que se levantó de la mesa y siguió el camino del azabache.

No lo veía por ningún lado, hasta que a lo lejos vio una cabellera rubia y decidió seguirla. Draco volteaba a todos lados, Rhaella intentaba ocultarse cada que veía a Draco voltear en donde ella estaba, se ocultaba entre los muros, fingía leer junto a un grupo de Ravenclaw, se escondía entre los estudiantes, eso hasta que Draco dio vuelta a la derecha en un pasillo solo.

Si Rhaella afirmaba lo que sospechaba, no iba a hacer nada, en cambio iba a ver hasta donde llegaban ambos, hasta donde decidían que era buena idea engañarle.

Draco ingresó a la última aula del pasillo, era sabido que esa habitación estaba vacía, era un antiguo salón. Rhaella lo siguió y se detuvo detrás de la puerta. No sabía si Harry ya estaba ahí o si iba a llegar, de cualquier manera iba a atrapar a ambos ahí por lo que abrió la puerta e ingresó a la habitación.

— ¿Que haces aquí? — preguntó el rubio con la piel más pálida si eso era posible.

— ¿Que haces tú aquí?

— Debí haberme equivocado, me iré....

— No parece que te hayas equivocado — dijo Rhaella, Draco se veía nervioso mirando a la puerta cada que podía e intentando irse de ahí — ¿Esperabas a alguien, primo?

— ¿A quien?

— No lo sé, por eso te estoy preguntando — respondió Rhaella.

— ¿Me estabas siguiendo?

— No — mintió Rhaella — yo buscaba a Harry, lo había visto cerca de aquí y lo perdí de vista... debí haberlo confundido contigo.

— Tal vez debe estar con la sangre sucia — señaló Draco aflojando su corbata — De cualquier manera debo irme.

— Si, claro, yo igual ¿vamos?

Draco le miro con sospecha, aún así salió de la habitación seguido de ella, Harry no apareció y Rhaella no pudo haberse sentido más molesta. Ninguno dijo nada en todo el camino escaleras abajo de ese pasillo, Draco se veía distraído y Rhaella pensativa, ambos por diferentes razones o tal vez por la misma.

[•••]

— El Señor de las Tinieblas está solo y sin amigos, abandonado por sus seguidores. Sin aquello que le arrebataron. Su vasallo ha estado encadenado doce años. Hoy, antes de la medianoche, el vasallo se liberará e irá a reunirse con su amo. El Señor de las Tinieblas se alzará de nuevo, con la ayuda de su vasallo, más grande y más terrible que nunca. Hoy... antes de la medianoche... el vasallo... irá... a reunirse... con su amo... y lo que le arrebataron irá con él. Justo donde pertenece.

[•••]

La cena había llegado, Harry estaba al lado de Rhaella pero era como si no estuviera ahí, Hermione tenía un ojo puesto en Rhae, tal vez notando que algo pasaba, mientras tanto la castaña veía a Harry y a Draco lo más disimulado posible.

— Ejecutarán a Buckbeak a media noche — le susurró Harry a Rhaella — Después de la cena iremos con Hagrid, ¿nos acompañarás?

— Si, desde luego.

La cena terminó, pero los 4 no regresaron a la torre de Gryffindor en cambio esperaron en una habitación continua a que no hubiera nadie en el vestíbulo para poder salir con la capa puesta.

Hermione asomó la cabeza por la puerta.

— Vale — susurró — No hay nadie. Podemos taparnos con la capa.

Caminando muy juntos, de puntillas y bajo la capa, para que nadie los viera, bajaron la escalera y salieron. El sol se hundía ya en el bosque prohibido, dorando las ramas más altas de los árboles.

Llegaron a la cabaña y llamaron a la puerta. Hagrid tardó en contestar; cuando por fin lo hizo, miró a su alrededor; pálido y tembloroso, en busca de la persona que había llamado.

— Somos nosotros — susurró Harry — Llevamos la capa invisible. Si nos dejas pasar; nos la quitaremos.

El gigante les permitió pasar, se veía triste por lo que próximamente iba a ocurrir. Rhaella ni siquiera prestaba atención en la conversación que mantenían, volvió en si cuando Hermione le tomó la mano para salir de ahí por la puerta trasera, ya que Dumbledore se acercaba con un grupo de hombres que iban a ejecutar a Buckbeak.

— Vámonos deprisa, por favor — susurró Hermione — No puedo seguir aquí, no lo puedo soportar...

Empezaron a subir hacia el castillo. El sol se apresuraba a ocultarse; el cielo se había vuelto de un gris claro teñido de púrpura, pero en el oeste había destellos de rojo rubí.
Ron se detuvo en seco.

— Por favor; Ron — comenzó Hermione.

— Se trata de Scabbers..., quiere salir.

Ron se inclinaba intentando impedir que Scabbers se escapara, pero la rata estaba
fuera de sí; chillando como loca, se debatía y trataba de morder a Ron en la mano.

— Scabbers, tonta, soy yo — susurró Ron.

— Estúpida rata — murmuró Rhaella con desprecio cuando esta empezó a chillar como loca queriendo zafarse de Ron.

— No la puedo sujetar... Calla, Scabbers, o nos oirá todo el mundo.

La rata chillaba como loca, pero no lo bastante fuerte para eclipsar los sonidos que llegaban del jardín de Hagrid. Las voces de hombre se mezclaban y se confundían. Hubo un silencio y luego, sin previo aviso, el inconfundible silbido del hacha rasgando el aire. Hermione se tambaleó.

— ¡Ya está! — susurró a Harry — ¡No me lo puedo creer; lo han hecho!