MASTERMIND [Harry Potter]

The Lost

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❝ No hay amor como el nuestro..❞

— Ha retornado — susurró Harry — Ha retornado. Voldemort.

— ¿Qué ocurre? ¿Qué ha sucedido?

El rostro de Cornelius Fudge apareció sobre Harry vuelto del revés. Parecía blanco
y consternado.

— ¡Dios... Dios mío, Diggory! — exclamó — ¡Está muerto, Dumbledore!

Aquellas palabras se reprodujeron, y las sombras que los rodeaban se las repetían a
los de atrás, y luego otros las gritaron, las chillaron en la noche: «¡Está muerto!», «¡Está muerto!», «¡Cedric Diggory está muerto!».

— No — murmuró Rhaella con su mirada viendo el cuerpo de Cedric siendo abrazado por Harry.

Se sentía como una pesadilla, no pudo procesar aquello, simplemente se quedó ahí de pie viendo. Cedric estaba muerto.

No podía estarlo, él le prometió ganar, le prometió demasiadas cosas que ya no podría cumplir.

— Rhae — murmuró Hermione preocupada.

— No le di su girasol — murmuró Rhaella demasiado bajo que por poco Hermione no le escuchaba por todas las personas hablando aterradas.

— ¿Su girasol? ¿Que? — preguntó Hermione sin comprender.

— "Es para la suerte" — repitió Rhaella una de las tantas veces que se lo dijo a Cedric.

Aún ahí de pie viendo su cuerpo inerte, escuchando todos los gritos a su alrededor, no podía expresar lo que sentía. Sentía como si le hubieran apagado las emociones, quería llorar o gritar pero simplemente no tenía la fuerza para hacerlo. 

Solo una cosa se le pasó por la mente una y otra vez. La persona que lo había asesinado iba a pagar demasiado caro.

Habían cosas malas, pero una persona con sed de venganza era una de las peores.

[•••]

Día de la prueba final, horas antes, comedor de Hogwarts, mesa de Gryffindor.

— ¿Y que opinas sobre este? — señaló Rhaella — Es difícil, me gustan las cosas sencillas pero también las brillantes.

— Me gusta ese — señaló Hermione una cadena simple.

Rhaella se encontraba hojeando un catálogo de una tienda que vendía accesorios para magos. Accesorios de rubíes, diamantes, oro, plata, zafiros y todas las piedras brillantes que existieran. Un collar demasiado sencillo costaba más de lo que Hermione hubiera pensado y Rhaella lo miraba como si fuera gratis.