MASTERMIND [Harry Potter]

Vacio

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❝ Soy el señor amante. Y extraño a mi amante, hombre ❞

Inicio del año, mansión Malfoy.

Draco comprendía totalmente el como Rhaella se sentía, intento ayudarle pero esta no había aceptado ver a nadie. El rubio no insistió, tenía otras cosas en mente, por ejemplo; él.

Después de todo lo ocurrido en el curso anterior, Draco se había preocupado mucho por lo que sus padres dirían y no fue hasta que llegó a la mansión que se dio cuenta lo que verdaderamente pasó. Le habían aplicado la ley del hielo, fingiendo que no existía, no dirigiéndole ni una sola mirada, como si no fuera su hijo y fuera un completo extraño.

Draco contó los días para que ese martirio terminará, había deseado todas las vacaciones volver a Hogwarts como un recurso de escape.

— Es hora de irnos — llamó Narcisa nerviosamente pretendiendo que su único hijo no estaba ahí al no voltearle a ver. La mujer amaba a su hijo más que nada, quería darle un abrazo o por lo menos hablarle más no podía. Lucius le vigilaba todo el día para que no lo hiciera.

— Vamos — dijo Lucius con su mirada puesta en Narcisa — Toma al chico y vámonos.

Draco sabía que él era el chico, aparentemente ahora era una vergüenza para sus padres por algo que él realmente no tenía la culpa.

Narcisa tomó la mano de Draco, dio un apretón indicando un mensaje que el rubio comprendió bien, era compasión y el intento de darle a entender que ella estaba ahí aunque no lo pudiera expresar.

Se aparecieron en la estación, el expreso estaba ahí listo para partir, esperando que los alumnos llegaran. Observó a lo lejos como Rhaella había llegado acompañada de un enorme perro negro, de Harry, los Weasley y Granger. Su prima que llevaba un aspecto muerto se subió al expreso sin voltear a ver a nadie o sin despedirse de los pelirrojos y los que le acompañaban.

— Ve y se una vergüenza como bien sabes serlo — dijo Lucius volteando a ver a Draco por primera vez en demasiado tiempo.

— Lucius.. — llamó Narcisa con voz temblorosa.

— Vámonos — espetó el hombre con frialdad. Draco se quedó de piedra sin saber que hacer, observó cómo su padre tomaba a su madre de la mano y con una velocidad sorprendente desaparecían de ahí.

Se sentía mal, nunca espero que le iban a tratar de aquella manera, de hecho, ni siquiera lo esperaba. Pudo haber negado todo desde un principio, de todas maneras no iba a lograr llegar a ningún lado con Harry, pudo haberse ahorrado muchos problemas. El azabache ni siquiera le había escrito más allá de preguntarle cómo estaba Rhaella y muy brevemente como estaba él. También lo entendía, casi lo expulsaban del colegio por usar magia frente a muggles.