Si Tú Me Amaras

Capítulo 9.- Nadando en un mar de Ansiedad.

Nota especial de la autora.

Sé que al igual que yo, muchas personas pasan por esto en silencio, y lo viven así por opción, pues son incomprendidas, tachadas, de histéricas, locas y hasta berrinchudas. 

A causa de mi propia experiencia, en este especial capítulo voy a abordar un tema delicado, personal y muy doloroso, que me ataca directamente, con el fin de empatizar con quien pueda estarlo viviendo, y de algún modo se sientan más acompañados. 

Debo agregar que no es un mal que solo afecta a las mujeres, también a los hombres, esto no discrimina entre géneros.

Quiero que sepas que a lo largo de Si Tú me Amaras, ahondaré en ello, documentándome de la mejor manera posible, buscando acercarlos a la experiencia de lo que significa vivir con Ansiedad (Ojo, a la edad que sea, no solo es cosa de la juventud) pero desde un punto de vista positivo y espero que más esperanzador.

En mi caso, por algunos factores externos no me fue posible tomar una terapia consistente, pero sí fui diagnosticada con este síndrome que se hizo más patente durante la pandemia. 

A través de la escritura he logrado darme el valor de salir adelante cada día, y aunque no lo creas, además sufro del síndrome del impostor, uno que ataca directamente el normal desarrollo de mi trabajo, por lo cual, escribir un capítulo y terminarlo, es ganar una pequeña batalla.

En directa relación con lo que hago, detrás de un escritor hay una persona que libra sus propias guerras personales, la ansiedad es uno de esos demonios con los que lidiar, pero por fortuna se puede controlar, buscando ayuda. 

Esta historia es el resultado de mis horas más amargas y al mismo tiempo las más felices porque me llenan de orgullo. Estoy aprendiendo a vivir un día a la vez y espero que tú también lo logres con tu propio método de autoayuda y ojalá con terapia, si te es posible. Gracias por estar aquí.

"No te anticipes a los problemas ni te preocupes por lo que pueda suceder: Mantente bajo la luz del sol".

Benjamín Franklin

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Para acompañar a Rain en una parte de su historia que espero conecte con ustedes y así nos podamos relajar y entender muchas cosas, lo ideal sería que programaras: American Beauty, de la película que lleva el mismo nombre.

Rain.

Cuando salí corriendo desde el interior del club, el aire fresco de la que se suponía iba a ser una gran noche en compañía de mis amigas me pegó en la cara, igual que todo lo que me había sucedido, me sentía como una idiota, arrepentida de haber ido a donde nadie me llamó; y, por cierto, donde él no me quería cerca.

Mi cuerpo aún temblaba debido a la adrenalina por el enfrentamiento con ese cretino. Entonces comencé a buscar refugio y recordé que a la derecha, justo detrás de unos arbustos ornamentales, había un lugar perfecto para eso.

Mientras seguía oculta bajo una inmensa galería, aun dentro del mismo edificio de ese club, y me secaba las lágrimas de manera brusca, pensé en lo tonta que me vi actuando como una chica desesperada.

Expuse mi dignidad como nunca, se lo debía al alcohol, quizás a la soledad de mi alma, tal vez a mi frustración, o finalmente fue por ese maldito beso que él me robó, ese que sin querer hizo que me cuestionara todo.

No estaba segura, pero lo que sí tenía claro, era que jamás dejaría que eso me pasara de nuevo.

Como llevaba cruzado sobre el pecho mi pequeño bolso, no creí conveniente volver a entrar, aunque cometiera la gran grosería de abandonar a mis amigas; sin embargo, estaba segura de que ellas me iban a entender, pues desde hacía años conocían mi problema, perfectamente