Capítulo 47.- Miénteme.

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¡Sorpresa, otra vez estoy aquí! Qué título, ¿no?

He vivido tantas emociones que ni cuenta me había dado de que esta historia cumplió un año en sus pantallas. Gracias por cada cosa que me han entregado desde el día uno, ese ha sido el combustible principal para no dejar de escribir. Se los dedico a ustedes.

Sean todos bienvenidos. Ahora ¡Vamos a celebrar con otro emocionante episodio de su historia favorita! Antes de ... Mejor se los cuento después, ¿Ok?

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Todas las canciones de la historia están en Spotify, en una lista llamada: Si tú me amaras The love Story.

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"Cuando dices: "vida, yo estaré contigo" Tomas de mi mano y por dentro lloro. Aunque sea mentira, me haces sentir vivo; aunque es falso el aire siento que respiro"

Mientes Tan Bien- Sin Bandera. 

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Por si no lo sabías, esta extraordinaria artista norteamericana, apareció en la escena musical, muchos años antes de su éxito mundial: Todo lo que quiero en navidad eres tú, de 1994. A modo de introducirte en su fantástico trabajo, programa, la reveladora y romántica: Vision Of Love. En la inigualable voz de la neoyorquina, Mariah Carey.

Rain

Comencé a abrir los ojos, despacio, pestañeando lento, por un segundo no sabía dónde estaba, perdí la noción del tiempo y el espacio.

Todavía boca abajo en la cama tuve la impresión de que algo muy pesado me pasó por encima, los músculos me hormigueaban. Y supe que el llanto me noqueó hasta lanzarme al suelo de manera metafórica.

Pero de pronto, así de ensimismada, abrí los ojos a tope, recordé que era lunes por la mañana, que tenía una clase on line, y que seguro la perdí después de volver a dormirme.

Rayos, de manera absurda, agradecí a ese sueño recurrente donde escuchaba un disparo que me haya despertado.

----¡Carajo, carajo, carajo!

Me levanté de un salto, mascullando maldiciones, junto con limpiar un rastro de saliva que recorría mi labio inferior. Desorientada y alterada, no sabía bien qué hacer, mi cuerpo temblaba de nervios, cerré los ojos con fuerza, tratando de enfriar la cabeza. Era tan simple y a mí me pareció tan complicado.

Entonces, puse las manos en mis muslos y doblé el cuerpo a la mitad, un profundo suspiro escapó de mi pecho, y dibujé una amplia sonrisa en mi rostro: aún no era tarde, según mi smartwatch, me quedaban ocho minutos de ventaja.

Corrí al baño a lavarme la cara, volver a cepillar mis dientes para sacarme el amargor de la boca, y arreglar mi peinado. Me calcé la sudadera y subí el zíper. 

Todo estaba perfecto, como en parte me consideraba una chica de la "vieja escuela" casi nunca utilizaba mi iPad, prefería el romanticismo del papel al escribir a mano alzada. Por tanto, saqué una libreta y pluma, más la botella de agua que Alba me envió en la charola y dejé todo bien alineado sobre el escritorio.

Acto seguido, me puse frente a la Mac, en espera de mi clase, y de paso, me miré en un espejito. Hice un puchero, deseando que la siempre aguda e indiscreta maestra Albany no notara lo hinchado de mis ojos.

Aun cuando me puse unas gotitas de serum natural a base de ruda, manzanilla y hamammelis para desinflamar las bolsas y disminuir las sombras oscuras, bajo ellos. Mierda, lucía tan cansada.

Si Tú Me AmarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora