Capítulo 57. - Solo Otra vez.

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Todas las canciones de la historia están en Spotify, en una lista llamada: Si tú me amaras The love Story.

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"Mientras más grande es la ciudad, más profunda puede ser la soledad"

Anónimo.

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*El final de estos intensos capítulos debía estar a la altura, con la música de fondo que nos transporte a vivir cada momento y sentir las emociones que se describen con tanta claridad. A modo de presagio los llevaré en un viaje difícil de igualar.

Para eso, por primera vez, presentaré a uno de mis tríos líricos predilectos, por lo sobrecogedora de su interpretación. Programa, la bellísima y romántica, versión original de: Grande Amore, perteneciente a la juvenil agrupación italiana, Il Volo.

Jordan.

----¡Carajo!

Exclamó el conductor al frenar de manera intempestiva, ambos nos fuimos hacia adelante, y mi cara se pegó en el respaldo del asiento del píloto, sentí que fracturó mi nariz. Quedé aturdido y mareado, todavía sin poder enfocar.

Cielos, pero cuando al fin lo conseguí, levanté la cabeza y la vi, estaba de pie frente al carro, igual que un espejismo. Mientras la lluvia la mojaba, sus ojos y los míos hicieron un desconcertante contacto: ahí había algo más.

Tragué saliva, sonreí apenas, víctima del golpe y el shock, creí que solo se trataba de una alucinación, sin embargo; no lo era, esa niña loca se interpuso en nuestra trayectoria al detener el vehículo con la fragilidad y fuerza de sus acciones salvajes.

Aquella noche, la rueda giraría a mi favor, y por primera vez en años tuve la certeza de que tal vez los milagros sí existían, incluso para tipos como yo, con un pasado a cuestas, cicatrices profundas en el alma y varias marcas en la piel.

A contar de ese minuto nuestras vidas tal como las conocíamos darían un vuelco total. Ni Rain ni yo, volveríamos a ser los mismos cuando el destino pusiera a prueba nuestra fe.

Juntos nos estábamos acercando a ese punto de inflexión que cambiaría las perspectivas de manera que ya no habría retorno, lo poco que teníamos se haría grande, real e importante.

----¡Rayos!
----¿Está usted bien? ---musitó aterrado por lo que acababa de experimentar.
----Eso creo---Sacudí la cabeza, mis ojos se desorbitaron. Sentí que mi cerebro se había desprendido del cráneo.
----¡Jodida mocosa! ---Ladró al dar un golpe al volante--- ¡Seguro está drogada!
----¡No hablé así, señor! ---Ladré de vuelta--- ¡Ni siquiera la conoce!
----¿Acaso no vio lo que hizo? ---Alzó las manos en el aire--- Por poco nos mata.
----No exagere, por todos los cielos---Volteé los ojos---Fue un accidente.
----En lo que a mí concierne, presentaré cargos.
----No haga un drama de esto, ¿quiere?---Agarré la manilla de la puerta.
----¡Maldición! Se nos puso enfrente.
----Sí, pero ahora averiguaré por qué.
----¿La conoce? ---preguntó al girar hacia mí. Y no tuve miedo de expresarlo.
----Desde luego: ella es mi chica. Espéreme aquí, por favor.

Enseguida descendí del vehículo, sin saber qué decir. Mi cuerpo temblaba, lo percibí frágil; laxo, adormecido entre dicha y desconcierto. Fue cuando noté que llevaba los tacones en la mano, mientras el conductor puteaba hasta a su madre.

«Rain, ¿qué haces?» Inquirí al momento de acercarme a ella, tomé su trémula mano para subirla a la acera. Se disculpó con unos gimoteos alterados, pobre de mi niña asustada.

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