Capítulo 25. - Predigo el Motín.

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"También suelen hacerse los amables contigo. Pero ésa fue siempre la astucia de los cobardes. ¡Sí, los cobardes son astutos!"

Friedrich Nietzsche.

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Todas las canciones de la historia están en Spotify, en una lista llamada: Si tú me amaras The love Story.

Jordan.

----¡Abre la puerta, de una puta vez! Ladré fuera de control cuando bajó la ventanilla.
----No me digas, ¿le hablarás a mi padre para delatarme? Eres un asqueroso soplón.
----Y tú, una maldita sabandija, ¿qué mierda crees que estás haciendo?
----Ocupando el lugar que tú me arrebataste.
----A mí no me achaques esa culpa. Creo que fue un juez quien determinó que te quedaras sin coche. ¿Qué esperabas? ¡Por poco destruyes una estación de bomberos!
----¡Y tú acabaste con un Audi de miles de dólares!
----No estamos hablando de mí, mocosa berrinchuda ¡Quítales el bloqueo a las puertas, pero ya!
----No lo haré.
----Perderás tu examen---le hablé tirando la manilla de la puerta. 
----Me importa un carajo.
----Por favor, ya no nos hagas esto---gimoteé desesperado para ver si la convencía.
----Eso sonó a manada, y primero muerta que aceptarte dentro de mi vida.
----Zoe. ¿Qué pasó con todo lo que dijiste antes de salir de tu casa?
----¿En serio me creíste, cretino? Solo fingía---reconoció con desparpajo.
----¿Por qué nos engañaste?
----Y todavía lo preguntas.
----Responde.
----Porque aparte de todo lo que me hiciste, mi padre se atrevió a humillarme frente a ti por el asunto de los putos aspersores de agua.
----Yo no dije nada, lo sabes, él lo descubrió solo.
----Aun así, me las vas a pagar. No pienses ni por un minuto que no noté que estabas regocijado al verme aplastada.
----¿De qué demonios hablas? ---inquirí en esas palabras, en respuesta, ella me ignoró.
----Todavía hay tiempo para llegar a la universidad, y tienes dos opciones.
----¿Qué dices?
----O te vas conmigo en el asiento del copiloto, o en su defecto, me sigues en un taxi. Yo no pienso cambiar de lugar.
----¡¿Queeee?! ---Por poco caigo de culo en el estacionamiento.
----Lo que oíste, o si prefieres, podrías correr detrás de mí. Al fin y al cabo, me da lo mismo.
----Estás desquiciada ---expresé antes de asegurar con vehemencia--- ¡Tú no puedes conducir!
----Si yo fuera un hombre dirías que tengo una mente brillante.
----Pero si solo eres una mujer sin cerebro---despotriqué apretando los dientes.
----¡Cállate, animal! Si quieres correr, lo tendrás que hacer a mi lado.
----Olvídalo, mocosa estúpida, no lo haré.
----Bueno, esas son tus opciones, tienes un minuto para decidir, o me iré de aquí sin ti.
----Tú no te atreverías.

Alzó la barbilla con una actitud desafiante, se colocó los lentes en la cara, levantó las llaves en el aire, seguido de ponerlas en el contacto hasta hacer rugir el motor.

----Voy a llamar a tu padre, aunque te corte la cabeza y también a mí.
----Ok, haz lo que quieras.
----¿Qué pretendes al decir eso?
----¡Atrápame si puedes!

Gritó muerta de risa. La muy desgraciada aceleró hasta el fondo; derrapando por el suelo, en consecuencia, el maldito contenedor con el café y los pastelillos salieron volando y se estrellaron contra el asfalto.

----¡Carajo!

Mientras yo me quedaba sin respiración y la boca entreabierta, en tanto, Zoe se alejaba y con ella todas las posibilidades de ser feliz con una nueva vida; esa mujer audaz y sin corazón, me había robado todo. 

*Para iniciar este sorprendente y revelador capítulo, una canción hermosa que habla de los sueños de una tierra amada por mí.

Programa, la potente nueva versión de todo un clásico de 1965: California Dreamin'  (Soñando a California) en la preciosa voz de la intérprete australiana, Sía. Para las tres 💙💜💚 las amo.

Si Tú Me AmarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora