Capítulo 34.- El Suero de la Verdad.

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Este capítulo se lo dedico a todas las personas que, como yo, luchan a diario con el Síndrome del Impostor. Nadie imagina lo que se esconde detrás de cada episodio que escribo. Y gracias al estímulo y feedback positivo de mis amados lectores he podido continuar.

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Todas las canciones de la historia están en Spotify, en una lista llamada: Si tú me amaras The love Story.

"La verdad no está de parte de quien grite más"

Rabindranath Tagore.

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Conforme pasa el tiempo, este juego entre Rain y Jordan, se vuelve más interesante; más intenso y lleno de locuras. Programa, un pegajoso éxito mundial del año 1989, llamado: She Drives Me Crazy, perteneciente a la banda británica, Fine Young Cannibals.

Jordan.

«No puedo detener la forma en que me haces sentir. Las cosas que haces no parecen reales. Te diré lo que tienes en mente, porque nos estamos quedando sin tiempo ¿Nunca me liberarás? Estas rondas de espera me están matando. Ella me vuelve loco, como nadie más. Ella me vuelve loco. Y no puedo evitarlo»

Justo al volver de aquellos locos recuerdos de la fiesta, pensé en la letra de una canción que esa mañana escuché mientras me vestía en casa, y parte de su lírica se parecía tanto a lo que nos estaba sucediendo.

Entonces me abotoné el saco negro (Mi arma secreta, igual que en las películas) y mordí mi labio, la expresión de sorpresa en la linda cara de Rain no tenía precio, sus mejillas estaban rojas, ojalá hubiera podido tomarle una fotografía y así reírme después.

A pesar de todas las cosas que seguro nos esperaban en el futuro inmediato, me sentí muy afortunado de tener la posibilidad de conducirla por las calles de Seattle, las próximas dos semanas.

Aun cuando, moría de nervios, lleno de aplomo, me planté frente a ella, de brazos cruzados, piernas separadas, estirando el cuerpo, engreído hasta las orejas y con una sonrisa llena de satisfacción. Tomando en cuenta que no disponíamos del tiempo para charlar, comenzó la dinámica de estira y afloja entre ambos.

Yo partí el rito de animadversión con ese destemplado «¿Qué pasa? ¿Vio algo que le gustó?», como réplica a su adorable pregunta de «¿Es una puta broma?» mi respuesta negativa la hizo maldecir, en fin.

Mientras ella hacía estériles esfuerzos por averiguar lo que había pasado (si se suponía que renuncié al puesto de chofer) Comenté que yo sabía lo sorprendida que estaba de verme ahí justo frente a sus ojitos incrédulos, metí las manos a los bolsillos para darme seguridad.

La saludé solo por protocolo, me mandó a freír espárragos, ironicé por el nivel de sus palabrotas. Lucía, tan linda a cara lavada, sin una gota de maquillaje, se veía perfecta.

Como era de esperarse cosas iban y venían, insultos sofisticados entre los que se hallaban menospreciar mi IQ y las dos neuronas que según ella vivían en mi pequeño cerebro. Tomé nota para el futuro, debía superarme. ¿Qué podía decir? Esa primera charla fue todo lo que imaginé y más.

Rayos, y ella que había creído que tendría un gran día, al parecer mi sorpresiva aparición arruinó todos sus planes «Para lo que me importa» comenté por dentro.

Le gustara o no, yo cumpliría con la misión encomendada la tarde anterior. Por suerte no hirió mis sentimientos ni un poco a raíz de aquel ácido comentario.

Entonces reparó en mi traje de Hugo Boss, no podía ser de otra manera «Solo lo mejor para usted» le anuncié. Sin querer se le escapó una risa de esas bien sonoras, mientras me llamaba sinvergüenza, a pesar de ello, no me importó, escucharla reír era música para mis oídos.

Si Tú Me AmarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora