Si Tú Me Amaras

Capítulo 56. - Casi el Paraíso.

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Alguien me preguntó, por qué amaba tanto escribir, y yo respondí que en este oficio encontré lo que buscaba: mi identidad, mi paz y mi voz.

En el acto de ponerme frente a la página en blanco, demuestro valentía, pasión y convicción más allá de los miedos. Detrás de las letras hallé una nueva forma de ser feliz.

Escribo con el alma. Lo hago para ponerme a prueba, para darle aire a mis ideas, para competir conmigo misma, para conectar con mis emociones más profundas, para potenciar mis talentos, para creer que todo es posible, aunque a destiempo.

Para olvidar que ya no soy una jovencita, para escapar del ruido que provoca el dolor de lo que no puedo cambiar. Para inspirar a otros, para que se identifiquen, para reír, para llorar, para cantar, para poder levantarme en las mañanas. Para amar.

Solo con mis historias me siento viva. Me sacan de la rutina y la soledad, rompen mis esquemas, me arrancan de la realidad, me sumergen en otros mundos. Escribir le da sentido a mi vida igual que la maternidad.

Mis relatos son mis otros hijos, imperfectos, rebeldes, carismáticos, reales, honestos, pero al mismo tiempo, tan amados, ya que he crecido con ellos, en madurez y emocionalidad. Y cuando alguien me lee, me vuelvo más fuerte.

Si se los cuento es porque hoy (Abril 24) es un día especial, por eso guardé este capítulo a modo de regalo, lo terminé de escribir, justo para mi cumpleaños 51, y quiero celebrarlo con ustedes, el motor que me empuja cada día a seguir.

¡Gracias, gracias, gracias! Hubiera sido grandioso publicarlo ese día, pero no alcancé.

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Todas las canciones de la historia están en Spotify, en una lista llamada: Si tú me amaras The love Story.

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"En la vida hay tres cosas que te hacen soñar con los ojos abiertos: El amor, la música y el mar. Si las pones juntas, son el paraíso"

Anónimo.

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A modo de comenzar con este singular POV, una canción que hable de que ya es tarde para disculparse. Extraída de la banda sonora de mi vida, programa, Apologize, perteneciente a un grupo que sigo hace más de veinte años: OneRepublic, en colaboración con Timberland.

[Algún tiempo después del baile en el Grifitth]

Jordan.

----No vayas a creer eso, ¿eh? Solo en ciertas ocasiones, ja, ja, ja---Relamí mis labios para quitarme un hilo de café.
----Ya entiendo, ja, ja, ja. Eres un pilluelo---Ella siguió en lo que hacía.
----Pero ¿sabes? No se ve tan mal, es solo que...
----Buenos días, Albita. Vengo por...

Se quedó petrificada junto a la puerta de la cocina cuando interrumpió nuestra charla. En sincronización perfecta, cruzó los tobillos al frente y mis músculos se tensaron.

Y al verla así, de improviso, todo quedó claro: se había hecho muy tarde para los dos, y también para disculparse por los errores del pasado.

Mi respiración se detuvo al tiempo que los latidos amenazaban con colapsar mi sistema. Algo fallaba en mi cabeza, simplemente no podía hacerla funcionar si la veía aparecer.

Ubicado en la barra, con una taza en las manos, por poco caí del taburete, mis hombros se endurecieron igual que otras partes, sentí el pálpito, lucía tan ardiente como un día de verano, y apenas amanecía.