Capítulo 42. - No se trata de Ángeles.

26 14 52
                                    

Se lo dedico a Chelsea Smart, mi conejita (con todo y canción) Para que sepa cuanto la amo y la extraño. Y que aunque ahora no estemos juntas, MUY pronto nos volveremos a encontrar 🐇❣️

⚠️⚠️⚠️

Todas las canciones de la historia están en Spotify, en una lista llamada: Si tú me amaras The love Story.

"Porque, ¿qué pasa con los ángeles? Ellos vendrán, ellos irán, y nos harán especiales"

Not About Angels. Birdy.

☆☆☆☆

Más inspirada que nunca, les doy la bienvenida a este sensacional capítulo, plagado de increíbles momentos. Y para abrir los juegos con mucho ritmo, una canción de 2015, que me robé por ahí. Programa, la alegre y pegajosa: All She Wants (Todo lo que ella quiere) en la voz de otro de mis favoritos, el libanés, Michael Holdbrook Penniman Jr. Mejor conocido como Mika.

Jordan

Aquella mañana de lunes, ese café negro y sin azúcar por el que pasé antes de llegar a mi trabajo no había surtido el efecto que esperaba. Me sentía triste, somnoliento, cansado y los nervios amenazaban con consumirme.

De hecho, apenas pude dormir, entre mi encuentro en el parque con Jenn la noche anterior, donde todo se acabó definitivamente y más cuando le confesé lo de la castaña. Con un escándalo que ya no quería recordar. 

Sumado a la insoportable intriga de lo que sucedería al ver a Rain luego de lo ocurrido el viernes, en consecuencia, no pegué los ojos en toda la noche.

Entonces una vieja canción del grupo A-Ha que oía mientras conducía a la mansión, cobró sentido con eso de que las luces vivientes del día brillaban para encender los faros que se llevó la oscuridad. O su traducción: que al amanecer todo se veía mejor, y yo no estaba tan seguro de eso.

Era tanta mi angustia e impaciencia, que llegué una hora y media antes de lo acostumbrado. Por lo regular, entraba a la cocina y así desayunar, pero mi estómago estaba muy revuelto, y decidí quedarme en el estacionamiento, cumpliendo otras tareas. Aunque sí le avisé a Alba, en caso de algo. 

Por órdenes de Ed, previo a salir a mi ruta con Zoe, debía dejar el coche de Rain en su casa. Me avisó por mensaje la noche del domingo.

En eso estaba, repasando la carrocería una y otra vez con un paño limpio, mierda, si seguía así iba a gastarlo. El metal negro brillaba como el plumaje de un cuervo, tanto que podía ver mis dientes, las ojeras, y la cara de culo.

Hasta tuve la oportunidad de convertirlo en espejo cuando me di una breve inspección visual. Rayos, si el pelón de Webster lo hubiera visto así de pulcro, seguro me daba una medalla.

Todo aquello, sin quitar los ojos de la ventana de Rain. Me extrañó que a pesar de la hora, las persianas azules permanecieran cerradas, supuse que no se había levantado porque sus clases comenzaban más tarde, o solo buscaba la forma de rehuirme.

Pese a todo me emocionaba el hecho de que en cualquier segundo ella bajaría para ocupar su puesto en el volante. Reí bajito por la nostalgia de no verla con su moderna pata de palo, la razón principal de no haber conducido esas dos semanas.

A menos que enviara a un emisario, de manera inevitable Rain tendría que verse conmigo y así entregarle las llaves que quemaban en mi bolsillo. Ese fue uno de los motivos por los cuales me vestí poniendo tanto esmero en mi apariencia. 

«Yo haría todo lo que quisieras con tal de qué me perdonaras» Enuncié víctima de un golpe de culpa y cursilería.

De pronto, presa de la impaciencia, detuve lo que hacía, barrí todo alrededor para que nadie me descubriera en esa tarea, y alargué el cuello a la parte oeste de la casa. Me apoyé en el cofre del carro de manera casual; relajada, y en mi mente sonreí al repasar cada rincón de su lindo e iluminado cuarto.

Si Tú Me AmarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora