Capítulo 4.- ¿Quién quiere ser millonario?

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"No todo el que vaga lo hace sin rumbo, y menos aún aquellos que buscan la verdad, más allá de la tradición, más allá de la definición, más allá de la imagen... jamás lo olvidaré".

La Sonrisa de Mona Lisa

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Nota importante:¿Existirá algo más aburrido que lo predecible? De aquí en adelante todo parece ser así, pero les aseguro que no lo es. Espero que próximamente se sorprendan. Los amo, por estar aquí.

Jordan.

----Vaya, eso sí, no lo esperaba----le dije sentado frente a él, al día siguiente.
----Solo espero que esta vez, no lo arruines, Jordan. O de verdad voy a patearte en los testículos hasta hartarme.
----¡Uy! ----Presioné los muslos haciendo una terrible mueca.
----No me mires así, sabes que lo haré sin contemplaciones.

Me advirtió, frunciendo el ceño y una torcida sonrisa, mientras me alcanzaba la tarjeta de negocios de mi potencial nuevo jefe, el famoso señor Langmore. Alguien a quien él conocía del club de golf donde mi tío y padrino, Bernie Crawford, trabajaba como camarero desde hacía treinta años.

----Pero...

Intenté decir; sin embargo, me atravesó con los ojos, de hecho, si hubieran sido un lanzallamas me habría incinerado

Su actitud desafiante e inflexible logró que discretamente volteara los míos. Ahí iba otra vez con la misma cantaleta. Y como si hubiese leído el fastidio en mis pensamientos, me enfrentó de manera enérgica.

----Silencio, yo estoy hablando ahora. No me pongas esa expresión ----Cruzó el índice en sus labios en señal de: Ya cierra la boca.
----Lo que digas...----respondí intentando ocultar mi tono de profundo fastidio.
----No me hagas recordarte la tremenda estupidez que hiciste la última vez, me dejaste como un payaso, sin contar que tuve que ayudarte a pagar los daños. Gasté todos los ahorros que tenía para comprarme un bote.

Hizo un puchero infantil, y yo quería reírme, la situación era tragicómica. Para mi desgracia no pude evitar que mis hombros se sacudieran con una carcajada, debido a los nervios, creo.

----¿De qué te ríes? ----preguntó con una incrédula actitud.
----Ja, ja, ja, tu sueño se fue al fondo del mar junto con Bob Esponja.----Levanté las rodillas con una carcajada que se escuchó hasta en Los Ángeles.
----¿En serio dijiste eso? ----La furia se leía en su rostro añoso.
----Lo siento, tío Bernie----comenté con un vacío, pero genuino tono de arrepentimiento. Mientras la furia crecía en sus facciones.
----Eso de disculparte, no paga las cuentas, ya basta de lo mismo, muchacho insolente.
----Estás en lo cierto, pero tío Bernie, sin importar cuantas veces te lo haya dicho, no fue mi culpa. Es verdad, estrellé el coche del señor Webster contra un muro, pero fue porque se me atravesó alguien, no creerás que lo iba a arroyar, así como así.

Puse los ojos en blanco. Él tenía razón en enfatizar en ese punto, pero aprendí la lección, y ahora las cosas eran muy diferentes, debido a todo lo ocurrido con mi madre me había convertido en un adulto responsable, bueno, hasta cierto punto una parte de mí seguía siendo joven y alocado, la hierba y el alcohol todavía estaban en el mapa.

----No quiero oír más pretextos, Scallem----. Carraspeó, seguido de aclarar la garganta para reafirmar----. Tu situación actual es muy complicada.
----Estoy consciente de ello. ----Me removí en la silla. Hubiera preferido estar en la iglesia con el padre Conrado. Él era mucho más divertido, relajado y menos exigente que mi tío y eso que estaba envestido de párroco.
----Aun así. No se te vaya a ocurrir dejarme mal con él, porque sin importar que seas el hijo mayor de mi amada hermana Jacinda, te voy a matar con mis propias manos ¿Te quedó claro, mocoso?

Si Tú Me AmarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora