Sesenta y tres

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¿Cómo puedes decirme que te gusta el pastel de carne que hago si nunca lo has comido?- pregunté soltando una carcajada.

-Claro que lo he comido y disfrutado- se quejó cruzándose de brazos- y pronto te pediré que vuelvas a hacerlo.

Sonreí dándole un mordisco a mi manzana, desviando la vista hacia el lago.

-¿Te gustaría nadar?- preguntó poniéndose de pie- el agua está un poco fría, pero…

-¿Podemos nadar?¿No hay criaturas marinas que puedan matarnos?

Daeron esbozó una sonrisa.

-¿Y para qué estoy yo?

Agaché la cabeza con timidez y me puse de pie.

-Sé que suena tonto, pero…-me humedecí los labios caminando hacia él- si llegara a pasar algo no quiero en absoluto que me salves.

Daeron frunció el ceño observandome con atención.

-Es mi deber salvarte si algún día te pas…

-Eso es- puse los ojos en blanco- solo lo harías por deber y no creo que eso sea justo.

-Sophie-caminó hacia mí y de golpe me rodeó con sus brazos alzandome ligeramente del suelo- deja de darle tantas vueltas a todo.

Hice una mueca mientras él me llevaba hacia el lago, y sólo entonces esbocé una sonrisa.

-Yo te salvaría siempre porque me has dado un hogar- confesó- antes de ti no sabía qué camino tomar en mi vida.

Me dejó en el suelo y me miró fijamente.

-Digamos que eres la luz en medio de la oscuridad…-acarició mi mejilla y sonrió.

-¿Por qué sonríes?- reí divertida.

-Por esto…

Y sin más, me empujó haciéndome caer al agua.
Y mientras mi cuerpo se hundía le escuché lanzarse y caer cerca de mi.

Saqué la cabeza del agua al mismo tiempo que él y solo entonces soltó una sonora carcajada.

-¡Te odio!- le salpiqué.

Daeron volvió a reír, pero de golpe su rostro cambió a uno lleno de preocupación.

-¿Qué diablos es eso enorme que viene hacia…

No terminó la frase, nadé con rapidez hacia él y me lancé a sus brazos asustada viendo cómo él volvía a soltar una sonora carcajada mientras yo le golpeaba haciéndome la enfadada.

-Eres un idiota….

Solo entonces me percaté de lo cerca que estabamos, el agua se deslizaba por nuestros cuerpos, mi vestido comenzó a transparentarse y Daeron desvió la vista hacia mis pechos tragando lentamente la saliva.

No sé en qué momento dejamos de hablar y reír y nos quedamos completamente en silencio, con la mirada fija uno en el otro mientras nuestras respiraciones y nuestros pechos se movían con intensidad.

Miré sus labios inconscientemente, y de pronto sentí que necesitaba besarle.

¿Qué tenía de malo? ¿Acaso no era mi esposo?

Quería probar sus labios, tenerle más cerca de lo que él me dejaba.

Una oleada de sensaciones me recorrió el cuerpo cuando él entreabrió la boca intentando respirar con normalidad.

-Creo que deberíamos salir de aquí…-murmuré.

-No.

Fruncí el ceño.

Pasó una mano por mi nuca y atrayéndome más a él me besó.

Y no fue en absoluto un beso cualquiera, me besó con deseo, con desespero mientras su otra mano se deslizaba hacia mi cintura.

Aproveché ese momento para rodear con mis piernas su cuerpo y correspondí a su beso, pero él de golpe me obligó a separarnos.

-Dime que tú quieres…-susurró con desesperación- dime qué…

Tragó saliva y volvió a besarme, obligándome a retroceder hasta que mi cuerpo quedó pegado en parte del terreno rocoso.

Sus manos se deslizaron hacia mis pechos que tocó por encima del vestido mientras nuestras bocas aún continuaban devorandose.

-Mi esposa..-jadeó deslizando sus labios por mi cuello mientras yo cerraba los ojos- toda mía.

Torpemente me bajó de un tirón la parte superior del vestido y subió mi vestido a la misma vez que se bajaba el pantalón.

-Con cuidado…-susurré apoyando una mano en su pecho.

Daeron asintió, y volvió a besarme mientras dirigía su miembro a mi entrada.

Estábamos excitados y llenos de deseo, así que cuando su miembro comenzó a introducirse dentro de mí y empujó provocándome un gemido, no me esperé en ningún momento que eso fuera todo.

Su cuerpo se tensó y terminó dentro de mí antes de que hubiera empezado.

-Mierda…lo siento- se alejó de mí dejándome tocar el suelo con los pies, y esquivó mi mirada subiéndose el pantalón- nunca antes…mierda..lo siento..

Se alejó mientras yo le miraba confundida.

-Joder, me va a matar…

Golpeó  con fuerza el agua y salió del lago dejándome sin palabras.

¿Qué había pasado?

-Nunca nos habíamos acostado, ¿Verdad? - mis ojos se llenaron de lágrimas mientras volvía a recolocarme el vestido- nunca habíamos hecho nada.

-¡No!- espetó-¡ Pero yo como un idiota tenía que confundirme de nuevo!

Comencé a sollozar sin moverme del sitio, aún con el agua cubriendo casi por completo mi cuerpo.

Me sentía sucia, engañada, y el vacío en mi interior no hacía más que aumentar. ¿Cómo había podido pensar que acostarme con él iba a llenar el vacío que sentía?

-Sal del agua, Sophie, quiero volver al castillo.

-Puedes volver sin mí- lloré- ahora mismo necesito estar sola.

-Sabes que no voy a dejarte sola- dio media vuelta y caminó de nuevo hacia el agua- ¿Lloras por la decepción que te has llevado conmigo?

-¡Lloro porque vivo engañada durante todo el día!- grité con rabia-¡¿Con quien diablos perdí mi virtud si no fue con mi esposo?!

Mis lágrimas empaparon incluso más mi rostro de lo que ya estaba por el agua.

-Te obligaron a casarte conmigo, ¿No es así? Te obligaron y yo no te gusto en absoluto.

-No digas tonterías- volvió a meterse en el agua y se acercó a mí- digamos que enviudaste y yo decidí casarme contigo.

Le miré con atención.

-¿Quién fue mi esposo?

-Lo que importa es que ahora soy yo tu esposo- pasó sus manos por mi cabeza- el pasado debe darte completamente igual.

-Nunca me pusiste una mano encima, nunca…

-Nuestro matrimonio es reciente- dijo con sequedad- te caiste y te diste ese golpe en la cabeza antes de que pudieras hacer nada.

Suspiró con desesperación.

-No es que no me gustes, eres hermosa, pero…vayamos despacio, pasito a pasito…

-Seamos entonces sinceros…-susurré- dime quién fue mi esposo.

Daeron agachó la cabeza.

-Mi hermano, un hermano que perdí-confesó.



La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora