La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)

Ochenta y uno

-¿Todos estos son huevos de dragón?- pregunté agachandome para tocar uno con mis manos.

-Y uno de ellos puede ser tuyo…-dijo Aemond detrás de mí.

-¿Mío?

-De todos nuestros futuros hijos.

Sonreí.

-No voy a tener hijos contigo, Aemond, principalmente porque no voy a meterme en la cama de un hombre casado-me puse de pie y me crucé de brazos.

-Tú también eres mi esposa- puso el ojo en blanco- pero tranquila, no es mi intención llevarte a la cama.

Intenté relajarme al escucharle decir aquello. Al fin de cuentas estábamos solos en aquel lugar. Nada le impedía tomar sus derechos y obligarme a hacer lo que él quisiera.

-Yo monté en Vaghar-fruncí el ceño cambiando de tema- no tengo sangre Targaryen.

-El vínculo de un Targaryen con su dragón es más grande de lo que la mente humana puede llegar a comprender- caminó hacia mí- te dejó subir porque él sabe lo que siento yo.

Nuestras miradas coincidieron y sonreí cuando rozó mi mejilla con su dedo.

-Me gustas más así que cuando te da por gritarme.

Aemond soltó una sonora carcajada.

-¿Sabes lo que hicimos la primera vez que llegamos a Rocadragón?- tiró de mi mano sin esperar mi respuesta- nos dimos un buen baño en la playa.

-¿Pretendes que me meta cont…

Y me cogió mientras yo me revolvía sin dejar de reir.

-¡Aemond, no!¡Aemond, te lo prohibo!

Pero corrió conmigo hacia el agua y los dos nos hundimos para salir casi al instante.

-Oh te odio, de verdad que lo hago- le salpiqué intentando no ahogarme mientras me intentaba bajar el vestido que flotaba a mi alrededor.

Pero entonces, mientras él sonreía, los dos levantamos la cabeza para observar un dragón sobrevolar el cielo.

-Mierda…-susurró Aemond.

-¿Quién es?- fruncí el ceño.

Y no hizo falta que contestara, en cuanto aquel dragón tocó tierra la reconocí.

Helena bajó de su dragón y se subió ligeramente el vestido mientras caminaba hacia nosotros con una mirada repleta de ira.

-¿Esto es a lo que te has estado dedicando?- le preguntó a Aemond que lentamente se alejaba de mí para salir del agua.

Helena se dió la vuelta y comenzó a caminar hacia el castillo a paso acelerado.

-Voy a…- Aemond se humedeció los labios con nerviosismo- luego te veo, ¿Vale?

Asentí viendo cómo terminaba de salir del agua y la seguía.

¿Le iba a tener que compartir toda la vida?

Agaché la cabeza y lentamente salí del agua comenzando a caminar.

Pasé cerca del dragón de Helena y subí las escaleras algo cabizbaja.

¿Se casó porque se cansó de esperarme? ¿Iba a poder yo soportar compartirle?

Agité la cabeza.

Aemond no significaba absolutamente nada para mí, él podía hacer con su vida todo lo que deseara.

Pero entonces…¿Por qué me molestaba que él hubiera preferido seguirla a ella que permanecer junto a mi?

Entré en el interior del castillo y observé de nuevo aquella sala principal. Había soñado con aquel lugar, había visto pétalos esparcidos por el suelo y como alguien me abrazaba por detrás.

Pero…¿Porque solo lo recordaba como un sueño?¿Por qué me parecía algo que no había sucedido en mi vida?

Me llevé la mano a la cicatriz de mi vientre, pero la aparté cuando mis ojos se posaron en Aemond que se apoyó en el marco de la puerta observandome detenidamente.

-¿Todo bien?- pregunté.

-Se va a quedar en el castillo con nosotros- contestó analizandome detenidamente, entornado el ojo con lentitud.

Hice una mueca y aparté la mirada de él. ¿Qué significa aquello?

-Dormiremos todos en habitaciones separadas y cuando amanezca nos iremos a Desembarco del Rey a..

-¿Yo me quedaré?

Asintió.

Tragué saliva y caminé hacia él dispuesta a subir a mis aposentos.

-Mi habitación será la de enfrente- agarró mi brazo antes de que yo me alejara por el pasillo- estaré solo.

Le miré y me zafé de su mano.

-No voy a jugar a esto,Aemond- fruncí el ceño- si lo que buscas es que me meta en tu cama, vete olvidando.

Le dejé atrás y caminé apresuradamente hacia las escaleras.