Abrí los ojos intentando que la luz del sol que entraba por la ventana no me cegara.
Me sentía cansada, como si llevara todo el día de pie sin poder apenas descansar, como si hubiera vuelto a esos días en Invernalia en los que entrenaba junto a Jon hasta caer agotada.
Entorné los ojos para observar mi alrededor. Estaba en mi habitación, de eso no cabía duda, lo podía oler en las sábanas, veía el color de las paredes blanquecinas de mi cuarto y hasta mi tocador justo en frente de la ventana.
Me incorporé algo adolorida y me llevé una mano al estómago.
¿Qué diablos me había pasado?
Divague por mi mente en busca de información y solo podía sentir una enorme presión en mi pecho al pensar en Borros Baratheon. ¿Continuaría en el castillo?
Tragué saliva y apoyé los pies en el suelo, pero para mi sorpresa, la puerta se abrió y un chico de pelo blanquecino entró dentro de mis aposentos dejándome completamente confundida.
-¿Quién eres?- pregunté.
-Mi nombre es Daeron- contestó- Daeron Targaryen.
-¿Y puedo saber qué hace un completo desconocido entrando en mis aposentos como si…
-Soy tu esposo-me interrumpió.
¿Había escuchado bien? Le analicé con rapidez, intentando recordar su rostro sin éxito alguno. ¿Cómo no iba a acordarme de mi propio esposo?
Tenía una mirada repleta de tristeza, el ceño algo fruncido y el labio tembloroso.
-Quiero ver a mi padre…-susurré.
Daeron se aclaró la garganta con nerviosismo, pero continuó quieto, sin dignarse a dar un paso hacia mí.
-Tu padre no se encuentra en este momento en Invernalia- cogió aire- y nosotros debemos irnos a Antigua.
-Pero no lo entiendo, ¿Qué ha pasado?¿Por qué no puedo recordarte?
Me puse de pie cuando las lágrimas comenzaron a caer por sus ojos.
-Explicame que…
Y me quedé en silencio cuando comenzó a llorar dejando que su espalda se deslizara por la pared hasta acabar en el suelo.
-No voy a poder con esto- sollozó dejándome verle completamente vulnerable- no me hagas más preguntas, te lo suplico Sophie.
Caminé lentamente hacia él, escuchando como la madera crujía con mi peso. Y por un momento verle completamente destrozado, llorando casi como si se le desgarrarse el alma me hizo sentir cierta lástima por él.
-Daeron…-susurré agachandome a su lado y pasando mi mano por su rodilla.
Sus ojos se encontraron con los míos y solo entonces me percaté de lo guapo que era aquel hombre.
-Yo…- se intentó deshacer de sus lágrimas mientras yo continuaba mirándole- yo…intentaré hacerlo bien.
-¿Él qué?- fruncí el ceño.
-Intentaré ser un buen esposo.
-¿Acaso no lo has sido hasta ahora?- pregunté apartandome ligeramente de él- me..me acabas de decir que estábamos casados y…
Él absorbió por la nariz sin apartar sus ojos de mi y tras aclararse la garganta se puso de pie.
-Vamos a Antigua.
-¿Me contarás qué me ha pasado?- pregunté aceptando su mano cuando me la ofreció.
-Te…te golpeaste la cabeza y has estado inconsciente un par de días.
Suspiré.
-Vámonos a Antigua-repitió intentando no sostenerme la mirada.
Asentí viendo cómo él salía de la habitación con algo de incomodidad.
No me acordaba de él, no recordaba haber amado a ese hombre alguna vez en mi vida, y su comportamiento distante no hacía más que hacerme cuestionar ciertas cosas.
¿Porque parecía que había algo que escapaba a mi entendimiento?
-No hay nadie…-susurré- ¿Dónde están todos?
-Te lo contaré cuando estemos en nuestro hogar- bajó las escaleras apresuradamente.
-¿Puedo preguntarte algo?- le seguí saliendo al exterior, pero me quedé muda al ver un inmenso dragón azulado ante mis ojos.
-Tessarion…-susurró- digamos que es mi segunda esposa.
Tragué saliva.
-¿Yo montaba a lomos de este dragón?- pregunté sorprendida.
Solo entonces, Daeron sonrió de medio lado, dejándome admirar una hermosa sonrisa repleta de verdadera tristeza.
-Te acostumbrarás…-susurró casi para sí mismo.
Desvíe de nuevo la vista hacia el enorme dragón.
-Hola, Tessarion…-susurré caminando hacia ella, mientras escuchaba los pasos de Daeron detrás de mí- eres muy bonita.
Para mí sorpresa, Daeron agarró mi mano y la apoyó sobre las escamas del dragón.
-¿Sientes como respira?- preguntó.
Asentí.
Nos quedamos en silencio, supongo que cada uno sumergido en sus pensamientos, y cuando él agarró las cuerdas de Tessarion los dos separamos nuestras manos volviendo a la realidad.
-Me parece tan raro encontrarme con Invernalia completamente desierta…-susurré- y además casada con un hombre que….
Tragué saliva viendo cómo él subía con una agilidad asombrosa.
-Bueno….-susurró ofreciéndome su mano- espero no acabar siendo mal partido.
-Si mi padre accedió a que me casara contigo- puse los ojos en blanco aceptando su mano- no eres en absoluto mal partido.
Me miró de reojo y sin decir nada más alzó el vuelo.
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La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)
RomanceII parte de "La chica del antifaz" FANFIC House of the dragon