Treinta y ocho

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AEMOND


Golpeé con fuerza la jarra de agua provocando que Lyanna levantará la vista para mirarme.

-¿No la has encontrado?- preguntó.

-Está vez será diferente- contesté caminando hacia ella- esta vez mataré a Daemon sin pensar en que a ti pueda afectarte.

Ella se puso de pie arrastrando hacia atrás su silla del consejo y se cruzó de brazos.

-¿Me estás amenazando?- preguntó.

-¡Ella ha desaparecido y puede que él degenerado de tu padre la tenga en este momento!- grité sobresaltandola mientras golpeaba con fuerza la mesa sin apartar ni un segundo los ojos de ella-¡ Y mientras pasa el tiempo más me tortura la mente!

Rodeé la mesa apuntándo con el dedo de forma amenazante.

-Como se  haya atrevido a tocarla, como haya…-me terminé de acercar a ella y la fulminé con la mirada incapaz de continuar hablando.

-Realmente te gusta, ¿eh?

-No digas estupideces- dije dando un paso hacia atrás al darme cuenta de lo que estaba haciendo.

Lyanna arrugó los labios analizandome con la mirada.

-¿Ibas a anular realmente tu matrimonio con ella o solo engañabas a Helena?

Resoplé.

-En mis planes no estaba acostarme con ella-dije con sinceridad-no tenía pensado anular el matrimonio después de lo que hice, no después de haberle quitado la virtud.

Mi respuesta sorprendió a Lyanna más de lo que esperaba.

-¿Desde cuándo te importa que…

-A ella le importa-la interrumpí- y no pensaba fallar- puse los ojos en blanco- pensé que matando a su hermano ya sería suficiente dolor para ella.

-Aemond…-susurró Lyanna caminando hacia mí-¿Te estás escuchando?¿De cuántas personas serías capaz de hablar así en tu vida?

-No la amo-respondí- y jamás lo haré, mi lugar está junto a Helena, es solo que…

-Es solo que estás confuso…-susurró ella colocando uno de sus dedos en mi mentón- y esa chica evidentemente no hace otra cosa que confundirte más.

Sonrió y se alejó de mí.

-¿Has probado a buscarla en Invernalia?- preguntó caminando de nuevo hacia su silla.

-No tiene medios para…

-Está con mi padre-me interrumpió elevando una ceja- claro que tiene medios.

-¿Crees que alguien que ha decidió secuestrarla la llevaría a Invernalia?

Ella se encogió de hombros.

-Ya sabes que en Desembarco del Rey no está- me apuntó con el dedo- busca a tu esposa e intenta aclarar tus ideas antes de que Helena se entere de que la norteña te está empezando a interesar más de lo que puedes admitir.

Me giré con enfado y salí de la sala del consejo sin poder escuchar más las palabras de Lyanna.

¿Que Sophie me confundía? Sophie me irritaba, me irritaba por dejar que otro la apartase de mi lado.

Caminé a grandes zancadas, bajando las escaleras de tres en tres intentando no pensar en lo que estaría sufriendo ella, en lo que Daemon podría llegar a hacerle.

Y subí a lomos de Vaghar cegado por la rabia. Si llegaba a encontrar a Daemon en Invernalia estaba dispuesto a reducir todo el norte a cenizas para recuperar lo que era mío sin lugar a dudas.

La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora