Me besó.
Aemond deslizó su mano por mi muslo sin dejar de besarme y un inexplicable calor se apoderó de todo mi cuerpo.
-Aemond necesito ver…
Se separó ligeramente para verme, pero volvió a invadir mi boca impidiendome terminar de hablar.
-Sophie, Sophie…-susurró con la respiración agitada- no puedes imaginarte cómo deseo estar dentro de ti.
Escucharle decir aquello aceleró los latidos de mi corazón.
-¿Vas a hacerme el amor?
Sonrió.
-Quiero hacerte el amor- gruñó mordiéndome el labio inferior- quiero hacértelo hasta caer agotado, pero me tienes que dejar hacerlo..
Escucharle decir aquello ablandó mi corazón. ¿Me estaba pidiendo permiso?
-Quitate el parche…-susurré- quiero verte.
Me miró apartándose ligeramente de mí.
-¿Por qué te empeñas tanto en verme sin él?- preguntó frunciendo el ceño.
-Quiero verte, Aemond, quiero verte entero, sin secretos, quiero saber todo sobre ti, quiero amarte tal y como eres.
Su pupila se dilató al escuchar mis palabras y poniéndose de pie se llevó la mano al parche.
-Si me ves así ya no habrá vuelta atrás y…
-Aemond- le interrumpí- quítate el dichoso parche.
Y obedeció deshaciéndose bajo mi atenta mirada de aquel parche. Y supe que en ese instante había quedado totalmente expuesto a mi. Podía notarlo en como esquivaba mi mirada y el evidente temblor en sus manos que provocó que yo me pusiera de pie para tenerlo de nuevo cerca.
-Es un zafiro…-susurré acariciando su mejilla, mientras él colocaba una mano encima de la mía para apartarmela.
-Quiero que me hagas el amor sin el parche- volví a acariciar su mejilla ignorando su incomodidad- quiero que me hagas el amor así tal cual, como eres, mostrándome tu "yo" verdadero.
-¿Mi "yo" verdadero?-sonrió volviendo a fijar su mirada en mi.
Le quité el parche de la mano y sonreí de forma divertida.
-Vas a hacerme el amor, ¿O no?
Solté una carcajada cuando me cogió y me dejó caer encima de la cama devorando mi boca con pasión mientras me intentaba desvestir con torpeza, como si sus ganas de tocar mi piel nublaran por completo su razón.
Su rodilla separó mis piernas y jadeó contra mis labios mientras todo su cuerpo se tensaba. Aemond sabía tan bien, sus labios sabían tan bien, ¿Cómo iba a continuar resistiendome?
Deslizó su mano por la sensible piel de uno de mis pechos, acariciándolo, jugueteando con mi pezón mientras yo me sentía a cada instante más extraña, como si hubiese estado esperando toda la vida aquel momento.
Se levantó de la cama dejándome confusa y me miró mientras terminaba de deslizar el vestido por mis piernas, dejándome completamente desnuda ante él.
-Tienes un cuerpo digno de admirar..-susurró mirándome con deseo.
Respiré entrecortadamente y retuve el aliento cuando sin apartar ni un instante su mirada de la mía se desprendió de su pantalón, pero no fui capaz de dirigir mi mirada hacia su miembro, asustada aparté la mirada y la clavé en un punto fijo de la habitación.
-Tranquila…-susurró volviendo a la cama- no tienes que tener miedo, de mí no, Sophie.
Besó mis labios de nuevo encima de mí y acarició mi pelo con delicadeza mientras su otra mano abrí de nuevo mis piernas tocando mi intimidad.
-¡Aemond!
Él sonrió de forma pícara, pero no apartó el dedo, simplemente continúo acariciando mi sensible piel, haciéndome arquear las caderas llena de placer.
Aemond deslizó sus labios sobre mi mejilla hasta llegar a mi oreja.
-No puedes imaginarte el esfuerzo que tengo que hacer para ser tan delicado, si no me importaras ahora mismo…-sé quedó en silencio apretando los dientes- no sé qué diablos me has hecho.
Ahogué una exclamación cuando sentí como introducía un dedo dentro de mí y gemí cuando introdujo el segundo. Y por un momento quise que él me tocara como quisiera y donde se le antojara, con tal de que no parara de hacerlo.
-Aemond…-susurré con la respiración agitada- nece…necesito sentirte por completo.
No hizo falta que dijera más, en aquel momento sentí como sacaba los dedos de mi interior dejándome una extraña sensación.
-Lo haré suave…-dijo con la voz ronca- intentaré ser delicado.
Cerré los ojos sintiendo el inicio de su miembro introducirse ligeramente en mi y le escuché gemir mientras su cuerpo se tensaba encima del mío.
-Sophie…-gruñó provocando que yo abriera los ojos de nuevo- no te quedes callada…
-No me duele…-susurré con su mirada clavada en la mía- simplemente necesito que sigas.
Aemond empujó un poco más dentro de mi y frenó de golpe al llegar a la prueba clara de mi virginidad.
-Esto te va a doler, no puedo evitarte este dolor, pero te prometo que solo será una vez.
Sonreí. Se preocupaba por mi, mucho más de lo que pensé que llegaría a hacerlo mi esposo.
Mi corazón bombeó con más fuerza cuando Aemond me besó de forma tierna provocando que en mi interior no quisiera que aquel momento acabara.
Y él de golpe me terminó de embestir , hundiendo todo su miembro en mi interior.
-¡Oh!- exclamé.
-¿Te duele?- preguntó con una voz que solo logró excitarme más.
-Creo que no-contesté.
Él se movió ligeramente y cerró los ojos sin poder contenerse más, incapaz de quedarse quieto.
Gemí entre sus brazos mientras él iba aumentando la intensidad de sus embestidas y no pude contenerme más, simplemente mis labios pronunciaron las palabras incapaz casi de contenerlas.
-Te amo-gemí mordiéndome el interior del labio con desesperación- dioses, te amo tanto..
Aemond me miró y esbozó una amplia sonrisa.
-¿Te gusta?
-Oh, Aemond, me gusta muchísimo, no par…
De golpe sentí como se estremecía todo mi cuerpo de placer, un placer indescriptible, un placer que solo él podía hacerme sentir. Pero entonces, antes incluso de poder abrir los ojos, Aemond pronunció mi nombre entrecortado mientras hacía el último y fuerte embiste, descargandose así dentro de mi para entonces caer relajado encima de mi cuerpo.
Durante un minuto entero solo hubo silencio, los únicos movimientos fueron los de nuestros pechos al tratar de recuperar el aliento, y cuando recuperé la endereza comencé a llorar sin poder contener las mil emociones que experimentaba mi cuerpo por primera vez.
-¿Te he hecho daño?-preguntó sujetando mi cabeza con sus dos manos para mirarme con atención.
Negué con la cabeza desviando la vista hacia su mirada aún sin parche.
-Creo que me estoy enamorando de ti, Aemond…-sollocé- y me da pánico hacerlo.
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La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)
RomanceII parte de "La chica del antifaz" FANFIC House of the dragon