Al día siguiente, cuando llegamos a Rocadragón ya había anochecido. Habíamos volado tanto tiempo que me sentía completamente mareada y exausta.
-Este sitio lo he visto en algún lado- dije comenzando a caminar hacia las escaleras sin esperar a Aemond.
Me remangue el vestido y subí apresuradamente los peldaños intentando recordar, buscando en mi mente el punto exacto donde guardaba aquel recuerdo.
¿Lo había soñado?
Mi respiración se aceleró a causa de la rapidez con la que subía las escaleras, y cuando lo conseguí, cuando llegué al interior del castillo algo dentro de mí se removió.
-Fue aquí…-susurró Aemond detrás de mí- aquí te perdí para siempre.
Me giré para mirarle.
-Daemon te mató aquí.
-¿Me mató?- parpadeé dos veces seguidas- pero si estoy…
-Conseguí pactar con el mismísimo diablo para verte de nuevo respirar- se llevó las manos a la espalda y caminó por la sala principal captando toda mi atención- eso fue lo que causó que..
-¿Por qué no recuerdo nada?
Suspiré esperando su respuesta con impaciencia.
-Supongo que estás viviendo una segunda vida, eso explica que olvidaras la pasada.
Aparté la mirada de él centrándome esta vez en el suelo.
-¿Crees que la Sophie que murió aquel día desapareció para siempre?- me humedecí los labios- quiero decir que…
-Claro que murió aquel día- resopló interrumpiendome- la que está hoy conmigo aquí es completamente diferente.
Me encogí de hombros.
-Siento decepcionarte…
-Te tengo enfrente, Sophie, ¿Acaso puedes llegar a imaginar qué significa eso para mí?
Negué con la cabeza.
-Deberías odiarme por huir de ti e intentar matarte.
-Debería…-sonrió de medio lado y me hizo un gesto de cabeza para que le siguiera.
Caminé tras él por un largo pasillo y subimos unas escaleras en completo silencio. Era raro, a veces asustaba y no parecía ser fácil de llevar, pero…era evidente que ese hombre amaba a la Sophie del pasado, esa Sophie de la que yo no podía acordarme.
-¿Puedo saber cómo nos conocimos?
Aemond me miró desde el rabillo del ojo mientras abría la puerta de unos enormes aposentos.
-Te llamé fea- sonrió- y tú enfureciste.
-¿Perdón?
-Me gustó tu carácter, como hablaste conmigo y…- caminó hacia el centro de la habitación- lo hermosa que te ponías con el ceño fruncido.
Me sonrojé.
-¿Y cuando te enamoraste?- le seguí llena de intriga.
-No lo sé- se encogió de hombros- cuando quise darme cuenta ya era demasiado tarde.
Me humedecí los labios y me dirigí hacia la cama.
-¿Has traído a más mujeres a este lugar?
Mi pregunta le hizo girar la cabeza de golpe para mirarme con atención.
-¿Quieres que te diga que eres la única que ha estado conmigo aquí?
-Si, eso es lo que quiero, quiero que me digas que no traicionaste a la Sophie del pasado.
-Lo hice al casarme con Helena-confesó.
-Esa no es la pregunta, Aemond- de golpe se amontonaron un centenar de lágrimas en mis ojos, ¿Por qué me afectaba aquello tanto-¿Has traído a mujeres a este lugar?
-No, no he traído a ninguna mujer aquí.
Me humedecí los labios y me senté en la cama.
-Dime la verdad..
-No he traído a ninguna mujer aquí- repitió.
-¿Puedo saber el motivo?
-Aquí sigues estando tú o al menos una parte de ti…-susurró caminando hacia mí.
Agaché la cabeza cuando él se sentó a mi lado e inexplicablemente comencé a sollozar en silencio.
-¿En qué estás pensando?- preguntó haciendo el amago de tocar mi espalda pero sin llegar a hacerlo.
-Creo que me estoy volviendo loca- confesé- siento mil cosas con las que no me identifico, lloro como si hubiera sufrido una enorme pérdida pero en el fondo nada debería afectarme, tú no deberías afectarme.
-Estás enamorada de mí- dejó la cama atrás y se agachó a mi lado mientras pasaba uno de sus dedos por mi mentón- y no deberías ser tan arisca conmigo y dejar que…
-Te has casado…-le miré completamente rota- me has traicionado.
Él agachó la cabeza y se puso de pie en completo silencio dirigiéndose hacia la puerta.
-No te vayas- sollocé cubriendo con mis manos mi rostro- quédate.
Escuché sus pasos regresar hacia mí.
-¿Quieres que salgamos a dar una vuelta?- preguntó- quiero mostrarte algo.
Aparté las manos de mi rostro absorbiendo por la nariz.
-Venga, Sophie, te gustará.
Acepté la mano que me ofreció y tiró de mí sacándome de aquella habitación.
-¿No me odias por no recordarte?- pregunté mientras bajábamos las escaleras.
Pero no contestó, continuó caminando hasta llegar al exterior del castillo donde para mí sorpresa me cogió en brazos sacándome una risotada que no pude evitar.
-¿Puedo saber qué estás haciendo?
-Cierra los ojos, Sophie..-susurró apartando la mirada de mis labios- confía en mí.
Cerré los ojos sin dudarlo y me reí cuando comenzó a bajar conmigo los escalones hacia la playa.
-Entonces,¿No me odias?
Me dejó en el suelo cuando llegamos a la arena y cubrió mis ojos con su mano pegando su cuerpo al mío por la espalda.
-Aunque me digas que me aborreces, que me odias, que me detestas y me hagas daño con todas tus acciones, ten por seguro que…- sus labios rozaron el lóbulo de mi oreja provocando que mi respiración se entrecortase- te seguiré amando, Sophie Stark, en esta vida y en todas las venideras.
Y para mí sorpresa, me descubrí sonriendo como hacía mucho tiempo que no lograba hacer.
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La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)
RomanceII parte de "La chica del antifaz" FANFIC House of the dragon