A la mañana siguiente, como todas las mañanas desde que tenía uso de razón me encontraba bordando junto a Yara que tarareaba una horrible canción como de costumbre. Si había algo realmente difícil para Yara era permanecer en silencio.
-Luego deberás distraer a padre- susurré centrada en mi bordado.
-¿Irás otra vez a darle golpes a un árbol pretendiendo aprender así a defenderte como un hombre?
Asentí viendo de reojo como ella ponía los ojos en blanco.
-Tú encárgate de distraer a padre- dije dejando mi trabajo sobre mi asiento tras ponerme de pie- sino, te aseguro que nuestro acuerdo de guardar secretos quedará anulado.
Y no la dejé contestar, sin decir nada más salí de aquella sala y caminé apresuradamente por el pasillo.
Después de lo que me ocurrió ayer necesitaba sin dudas entrenar más, poder defenderme sola sin tener que depender de que nadie viniera a rescatarme como si yo solo fuera una dama en apuros.
-¡Sophie!
Me giré para ver a Jon que con una amplia sonrisa me mostró su daga.
-Vámonos antes de que nos vea padre- me acerqué apresuradamente a él y tiré de su mano corriendo por el pasillo.
Esquivamos a una sirvienta y bajamos apresuradamente las escaleras hasta llegar a la planta baja donde Jon no dudó en soltar mi mano al ver el rostro lleno de enfado de su enamorada, Darya.
-¿Le dijiste ayer lo de…
Pero se quedó en silencio cuando me vió negar con la cabeza. Tampoco tuve tiempo de explicarme porque rápidamente caminó hacia ella dejándome atrás.
-Mierda…-murmuré sabiendo que ahora no me acompañaría al bosque para entrenar.
-Deberías cuidar un poco tus modales.
Me giré de golpe para quedar en frente de Aemond que me miraba con una sonrisa divertida en el rostro y las manos en la espalda.
-¿Aún sigues aquí?-pregunté con enfado.
Él se encogió de hombros.
-¿Es tu prometido?-preguntó sin dejar de mirar a Jon- porque si es así creo que debería de ir a darle el pésame.
-¿Te han dicho alguna vez que eres completamente detestable?
Aemond soltó una sonora carcajada.
-Deberías cuidar un poco tus modales- dió un paso hacia mí, logrando tensar todo mi cuerpo con su cercanía- si no jamás acabarás encontrando esposo y siempre serás el lobo rabioso de Invernalia.
Mi respiración aumentó de intensidad, con un enfado que me costaba controlar, pero cuando fui a levantar mi mano para golpearle, él volvió a hablar.
-¿Qué dirían todos los presentes si me abofeteas?- puso los ojos en blanco divertido con la situación- ¿Que te has molestado porque te veo poco agraciada?
-Eres un capullo…
Me giré con enfado y salí al exterior. Si Jon no iba a acompañarme iría sola, no necesitaba a ningún hombre para aprender a defenderme.
Pero entonces sentí los pasos de Aemond detrás de mí, siguiéndome para seguramente continuar avivando la llama de mi enfado.
-¿Has matado ya a tu hermano?- pregunté saliendo para adentrarme al fin en el bosque- si lo has hecho creo que ya deberías volver a tu dichosa capital.
Me giré para ver cómo él continuaba detrás de mí, pero lejos de contestarme caminó adelantándome hacia una de las sirvientas del castillo.
Ella, una chica de tez oscura y pelo ligeramente rizado caminó con entusiasmo hacia el establo donde él no tardó en seguirla a paso relajado.
¿Quién se creía ese tipo para ignorarme de aquella forma?¿Qué le había hecho yo?
Ahora entendía perfectamente porque la noche anterior me encontró en el establo junto a aquel estúpido guardia, ¿Había acaso ido a ver a esa sirvienta?
Les miré alejarse y entrar en los establos, y por un momento apreté los puños con rabia. ¿Quién se había pensado que era?
-¡Jon!- elevé el tono de voz para que mi hermano que se encontraba en la puerta me prestaste atención-¡¿Puedo usar tu espada?!
Caminé hacia él y la desenvainé bajo su atenta mirada.
-¿Que vas a hacer?- preguntó agarrándome del brazo.
-Hay una rata en el establo-contesté- voy a deshacerme de ella.
Zafandome de su brazo, caminé apresuradamente hacia el establo escuchando los pasos de Jon detrás de mí.
-¿Vas a matar una rata con una espada?¿Qué clase de rata….
Y se quedó callado, cuando llegamos al establo y vimos como aquel detestable Targaryen magreaba como un cerdo a la nueva sirvienta.
-Ese tipo de rata…-susurré provocando que Aemond se apartara de ella y me mirara con el ceño fruncido.
-Es nuestro invitado, Sophie- Jon me arrebató la espada y se la guardó- ¿Crees que son formas de tratarle?
Caminó hacia él mientras la sirvienta salía corriendo y le extendió la mano.
-Disculpa a mi hermana, no está muy acostumbrada a recibir visitas y a veces le fallan los modales-se disculpó.
Aemond sonrió aceptando la mano de Jon.
-En ese caso debería recibir más clases sobre cómo debe comportarse una dama, esperemos al menos que hoy en el baile al que nos ha invitado su padre, ella sepa comportarse.
Jon se giró para mirarme avergonzado y yo llevándome las manos a la cabeza salí de aquel establo sin poder aguantar más cerca de aquel hombre.
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La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)
RomantizmII parte de "La chica del antifaz" FANFIC House of the dragon