Todo puede cambiar en un instante. La felicidad puede desvanecerse antes de que puedas parpadear dos veces seguidas, puede ser arrebatada en cuestión de segundos.
Y eso justo es lo que me había sucedido a mi. Estaba llorando, tenía el cuerpo de Aemond en el suelo aunque no recordaba nada de mi vida anterior junto a él.
¿Yo amaba a aquel hombre? ¿Por qué sino lloraba de aquella manera?
El problema era que no podía dejar de mirarle, no podía aún sabiendo que pronto tendría que dejar de hacerlo.
-Bueno, hemos vencido- dijo Darya bajando apresuradamente las escaleras- por un momento pensé que moriríamos.
Yo en cambio continué con mi mirada clavada en el rostro de Aemond, en su cicatriz y en su boca entreabierta.
Me humedecí los labios escuchando los pasos de Darya y le quité el parche del ojo está vez clavando la mirada en su Zafiro.
-Tiene algo, ¿Verdad?- me limpié las lágrimas sonriendo con tristeza- una belleza diferente, ¿No crees?
Ella frunció el ceño.
-¿De qué hablas?
-Que no me extraña que mi "yo" del pasado hubiera acabado enamorada de él- me expliqué.
-Deberías levantarte del suelo y dejar su cuerpo…-susurró tirando de mi brazo- esto no es bueno.
Levanté la cabeza para mirarla, negándome a moverme del sitio.
-No entiendo porque me dejó con Daeron, ¿Acaso él no me amaba?
-Claro que no lo hizo- tiró de nuevo de mí- un esposo honorable jamás haría algo semejante.
Me solté de nuevo de ella de mala gana.
-¿Si fuera Jon tú te alejarias?- negué con la cabeza- porque sé que él jamás te hubiera dejado morir sola en este frío suelo.
Darya se quedó en silencio, y yo acaricié el pelo de Aemond con delicadeza.
-Hasta hace un momento habría sido capaz de matarle…-confesé- pero ahora por muy raro que parezca solo tengo ganas de que vuelva a abrir su ojo.
-No va a volver a abrir nada, Sophie, levántate del suelo o acabarás perdiendo la cabeza.
Dejé de mirar a Aemond y clavé mis ojos en ella.
-Vas a estar bien, Sophie- sus ojos se llenaron de lágrimas bajo mi atenta mirada- no le necesitas, has demostrado saber defenderte sola, ni siquiera le amas, y lo sabes mejor que nadie.
Mis lágrimas volvieron a llenar por completo mis ojos y me mordí el labio para no comenzar a llorar como una maldita cría.
-No sé qué diablos siento por él, hasta hace unos días no sabía ni de su existencia. No se como debería sentirme ni cómo me sentía antes cuando recordaba todo. Ni siquiera sé si estoy lista- mi labio comenzó a temblar- lo único que sé es que no puedo irme, no voy a dejarle aquí.
Me rendí dejando que las lágrimas resbalaran por mis ojos y guíe la vista hacia Aegon que comenzaba a moverse murmurando algo.
-No le mates-…-susurré- creo que hoy ya ha muerto bastante gente.
Aegon se llevó una mano a la cabeza y lentamente se incorporó clavando su mirada en Aemond.
-Lo has…lo…
Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se intentaba poner de pie.
-No…-susurré- solo está inconsciente.
Darya me miró fijamente.
-Noto su corazón latir, por eso no voy a separarme de él- confesé- al menos hasta que abra los ojos.
Desvíe la vista hacia Aegon que me miraba aún con su mano en la herida de su cabeza.
-Puede que Lyanna quiera encerrarme por lo que le he hecho a Daeron, pero..- me humedecí los labios- no me iré de aquí hasta que Aemond abra su ojo.
Él asintió apoyándose en una de las paredes mientras intentaba recuperarse.
Solo entonces sentí la mano de Aemond aferrarse a la mía.
-Ha muerto la parte de Alys dentro de él- comentó Aegon- la muy idiota se olvidó de conjurarte para que no pudieras atacarla y matarla.
Yo clavé la mirada en Aemond, en su rostro y en cómo poco a poco movía la cabeza.
-Sé está despertando…-susurré.
Solté su mano y lentamente comencé a ponerme de pie, incapaz aún de apartar mi vista de la suya.
-Debemos irnos, Darya…-dije en un hilo de voz- aquí ya no tenemos nada que hacer.
-¿Irte?- preguntó Aegon caminando hacia mí- mi hermano ha dado más de una vez la maldita vida por ti, ¿Adonde crees que vas?
Me encogí de hombros intentando no volver a llorar.
-No me acuerdo de él,Aegon, ni del amor que nos teníamos…-me encogí de hombros- solo veo a un hombre que dejó que su hermano abusara de mí mientras él vivía con otra, un hombre que mató a mi familia y que…-me humedecí los labios- no creo que sea la persona que pueda hacerme feliz en esta vida, no después de todo lo que sé.
Nos miramos a los ojos, escuchando los quejidos de Aemond en el suelo.
-Creo que debería vivir mi vida- me terminé de explicar- forjar mi propio destino sin depender de ningún hombre para encontrar la felicidad.
Aegon me miró con una mezcla de confusión y enfado, como si no llegase a entender del todo mis palabras.
-Pronto despertará…-Darya me agarró de la mano tirando de mí- deberíamos irnos.
Miré a Aegon una última vez, pero justo cuando iba a girarme para salir corriendo, él agarró mi brazo.
-Ha hecho todo esto por ti…
Tragué saliva desviando la vista de nuevo a Aemond.
-Lo siento…-susurré zafandome de su mano- no puedo quedarme aquí.
Dejé que Darya tirara de mí y corrí hacia la puerta principal.
-No mires atrás- dijo ella aún con su mano aferrada a la mía.
Pero fui incapaz de escucharla. Me giré justo cuando nos adentramos en el helado bosque de Invernalia sintiendo un terrible pinchazo en mi pecho.
-¿Crees que estoy haciendo bien?- pregunté frenando mis pasos y apartando mi mano de la suya.
Ella me miró con la respiración agitada.
-¿Le amas?
Me encogí de hombros sin saber qué contestar.
-Una persona enamorada jamás lo dudaría…-volvió a agarrar mi mano- los Targaryen sólo han arruinado la vida que conocías, ¿No crees?
Dejé de mirar la entrada del castillo y dirigí mi mirada hacia ella.
-Vámonos ya…-repitió con frustración.
Y no me lo pensé más.
Volví a retomar mis pasos, corrí hasta perderme en el inmenso bosque sabiendo que jamás volvería a volver a ningún Targaryen.
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La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)
RomanceII parte de "La chica del antifaz" FANFIC House of the dragon