La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)

Sesenta y ocho

-Un poco extraño tu hermano,¿No crees?- comenté deshaciéndome del calzado.

Pero entonces Daeron pasó sus manos por mi cintura pegando mi espalda a su pecho.

-No hablemos de mi hermano- besó mi nuca con delicadeza mientras me apartaba el pelo- es más, mejor ni hablemos.

Sonreí girándome.

Estaba tan cerca de mí que pude admirar con detenimiento sus facciones varoniles, y lo perfectamente cuidada que estaba su barba.

-Nuestra primera vez juntos no fue algo memorable…-susurró dándome un ligero beso en los labios- ¿Y si lo repetimos?

-¿Aún continuas con la idea de que quieres un hijo?-arqueé una ceja intentando empujarlo, pero él me agarró con más fuerza por la cintura apretando su cuerpo incluso más al mío.

-No huyas de mí, no habrá hijos si no quieres, para eso hay fácil solución.

-¿Fácil solución?

-No terminaré dentro de ti, en cuanto no pueda más lo sacaré- levantó su mano a modo de promesa- no habrá bebé si así lo deseas.

-¿Eso es efectivo?

-Déjame demostrártelo…-mordió mi labio inferior y me empujó sobre la cama tumbandose inmediatamente encima de mí- solo será darnos placer mutuo…

Cerré los ojos cuando pasó su mano por mi muslo y besó la comisura de mis labios.

-Yara me ha dicho que hay una manera de recuperar mis recuerdos.

Daeron se apartó de inmediato de mi poniéndose de pie.

-¿Qué?

-Yara me ha dicho que…

-¿Cómo?

-Me dijo que esa tal Alys podía…

Me quedé en silencio cuando Daeron volvió a la cama y levantó mis manos por encima de mi cabeza, inmovilizandome por completo.

-Te prohibo acercarte a ella, Sophie…- desvío la vista hacia mis labios- soy tu esposo, ¿Lo has entendido?

Soltó mis manos y besó mi cuello tocando todo mi cuerpo con desesperación.

-Eso es lo único que debe importarte, el resto debes olvidarlo.

Se deshizo de su camisa bajo mi atenta mirada y me giró de golpe centrándose en los cordones de mi vestido.

-¿No quieres que recuerde?

Pero me ignoró por completo. Me bajó la parte superior del vestido de un tirón y lamió mi espalda mientras yo me perdía en mis pensamientos.

¿Cómo iba a poder esa tal Alys hacerme recuperar la memoria?

-Daeron…-susurré escuchándole jadear encima de mí.

-Daeron, para…-susurré de nuevo girandome de golpe mientras cubría con mis manos mis pechos- voy a ir a por un vaso de agua.

-¿A estas horas?- preguntó arqueando una ceja.

-Tengo sed, Daeron- contesté subiendome el vestido algo molesta.

Y sin decirle nada más salí de la habitación respirando al fin con tranquilidad.

¿Por qué  diablos no quería que recuperara la memoria?¿Que me ocultaba?

Caminé por el pasillo sin saber muy bien a dónde iba y giré la cabeza para asegurarme de que Daeron no me siguiera.

Entonces choqué contra alguien y me giré dispuesta a quejarme, pero me quedé sin habla cuando mis ojos se posaron en él, en su hermano, en el chico que parecía que la tristeza le había absorbido el alma por completo.

-Lo…lo siento…-susurré desviando la mirada hacia su parche.

-No te disculpes-sonrió- ha sido culpa mía.

Era la primera vez que le escuchaba hablar y para mí sorpresa su voz no sonaba tan grave ni terrorífica como me esperaba.

-¿Te has perdido?- preguntó.

-Iba…iba a por un vaso de agua a la cocina- me hice a un lado con nerviosismo.

-Justo en frente de las escaleras- dijo comenzando a caminar- y por si tienes hambre hay también pasteles de limón.

Sonreí viendo cómo se alejaba. ¿Pasteles de limón?

Me relamí y seguí mis pasos, pero entonces recordé las palabras de Yara.

-Perdón, se que no debería hablar esto contigo- me giré y le seguí de nuevo provocando que él dejara de caminar al instante- pero…necesitaría hablar con Alys, pedirle que me ayudara a recuperar la memoria y…

-Alys no puede hacer nada por ti- dijo cortante- así que no la molestes, no hables con ella y a ser posible ni la mires, ¿Lo has entendido?

No dije nada, me giré de golpe y me alejé del pasillo con el corazón acelerado dando gracias a los dioses por haberme casado con Daeron y no con aquel hombre.