Veintisiete

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Daemon levantó la espada y yo cerré los ojos sabiendo que aquel iba a ser mi final, pero entonces el rugir de otro dragón nos sobresaltó.

-Joder, mierda- Daemon lanzó la espada y con fuerza me agarró del vestido obligándome a levantar cuando otro dragón, está vez dorado, descendió del cielo.

-¿Qué hacéis aquí?- preguntó Aegon bajando de su dragón y palideciendo al ver mi rostro amorotonado.

Desvío la vista hacia Daemon y volvió a mirarme a mí. Para mí sorpresa, caminó a paso acelerado y pasó su dedo por mi mentón analizando el golpe en mi rostro.

-¿Se lo has hecho tú?- preguntó Aegon sin apartar sus ojos de mí.

-Me lo ha hecho Luke-contesté yo apartandome con incomodidad de él.

-Sube a mi dragón, Sophie-Aegon pronunció aquellas palabras sin apartar sus ojos de Daemon, buscando alguna explicación de su parte, pero cuando no la obtuvo dió un paso hacia él.

-Iba a matarme…

-¿No me has oído?- la voz de Aegon sonaba distinta a como lo recordaba- sube al puto dragón.

Tragué saliva y sin perder tiempo corrí a su dragón escuchando como él desenvainaba la espada.

-No te aproveches del hecho de que no pueda tocarte porque no quiero ver sufrir a mi hija…-susurró Daemon.

-¡¿Es la esposa de Aemond?!- espetó Aegon-¡¿Se puede saber en qué demonios pensabas?!¡¿Qué crees que hará cuando vea su rostro así?!

-Le estaré esperando- contestó Daemon sin expresión alguna en el rostro.

-¡Aegon!- grité- ¡Vámonos de aquí!

Él se giró para mirarme, pero lejos de escuchar mis palabras dió un paso hacia Daemon de forma amenazante.

-¿Por qué la has pegado?¿Qué era lo que buscabas?

Mientras ellos se desafiaban con la mirada, yo me alejé del dragón y recogí del suelo la espada que había lanzado Daemon.

-Si Aemond me busca dile donde estoy- esa fue la contestación de Daemon, que solo provocó el enfado de Aegon.

-¡¿Quieres matar a mi hermano?!

Nadie se daba cuenta de mis pasos, de como lentamente caminaba para posicionarme detrás de Daemon dispuesta a clavarle la espada, ni como mis latidos parecían estar a punto de hacerme estallar el corazón cuando conseguí con sigilo caminar hasta él.

-¡Él hizo lo mismo con Rha…

Y no terminó su frase, con rabia hundí la espada en su espalda provocando que él cayera de rodillas.

Aegon me miró y corrió a quitarle la espada que yo había clavado a Daemon.

-Mierda, mierda…-masculló Aegon viendo la sangre brotar de la espalda de Daemon- mierda..aguanta- le intentó taponar la herida con las manos mientras yo le miraba sin comprender nada.

-Aegon, él quiere…

-¡Me da igual lo que quiera!- me interrumpió gritándome-¡Es el padre de Lyanna!

Le ayudó a incorporarse, pasando su brazo por sus hombros para que pudieran caminar hacia su dragón.

Daemon me dedicó una mirada fría y solo gracias a la ayuda de Aegon logró subirse al dragón y alzar el vuelo.

-Me iba a matar- me excuse.

Aegon ni me miró, agarró las espadas del suelo y caminó hacia su dragón.

-Si a ese hombre le pasa algo ten por seguro que Lyanna ordenará decapitarte- volvió a mirarme con seriedad- y Aemond no podrá hacer nada para impedirlo.

-¡¿No te importa que estuviera apunto de matarme para vengarse de Aemond?!-grité caminando hacia él.

-Te llevaré de vuelta a la Fortaleza Roja- dijo cuando me tuvo suficientemente cerca.

Le miré con atención cuando me extendió la mano para ayudarme a subir a su dragón y me acordé del rostro desencajado de Lyanna cuando le conté lo que había hecho su esposo.

-¿No quieres venir conmigo?- preguntó con seriedad.

-Le he contado a Lyanna todo sobre Yara-confesé.

Aegon apartó la mano que me extendía y me miró con el ceño fruncido.

-¿Para qué?

-Supongo que abrirle los ojos- contesté- mi hermana jamás se casará porque tú le robaste la virtud.

Él se llevó una mano al pelo y resopló.

-No sé qué diablos ha visto Aemond en ti…-susurró.

Le miré en silencio.

-Sube al dragón- dijo con enfado.

-Quiero ir a Invernalia-dije- quiero volver con mi familia.

-Me da igual lo que quieras tú- se acercó a mí con rabia y con fuerza tiró de mi brazo- sube al maldito dragón y pídele lo que quieras a tu esposo y no a mi.

Le miré enfadada y agarrando las cuerdas subí al dragón viendo cómo él hacía lo mismo para al instante alzar el vuelo, pero cuando pasé mis manos por su cintura con miedo a caer, Aegon se giró para mirarme desde el rabillo del ojo.

-No lo sabes, ¿Verdad?

-¿Saber el qué?

Aegon resopló con desaprobación y aumentó la velocidad tirando de las cuerdas de su dragón obligándome a cerrar los ojos incapaz de mirar hacia abajo.

-¿Qué es lo que debería saber?-pregunté de nuevo.

-Yo no le prometí nada a tu hermana- contestó.

Puse los ojos en blanco. ¿Se creía ese tipo que yo era idiota?

La loba y el dragón// (Aemond Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora