Capítulo 35: siete am (No están puestas ni las calles, no jorobes.)
Un molesto pitido a mi lado me hace reaccionar, soñolienta y enfadada por el madrugón.
Creo que es hora de levantarse.
Aún con los ojos cerrados, me remuevo un poco bajo las sábanas... ¡Eh, pero qué es esto! Abro los ojos desmesuradamente y... ¡¡AHHHHH!!... me tapo la boca con una mano para no gritar.
¡¡Qué hace Saúl en mi cama!! ¡¡Es más, qué hacemos tan pegados!!
Ay, ay, ay... ¡¡¡¡Pero qué he hecho!!!!
Madre de mi alma y de mi corazón... ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!
¡¡¡¡¿QUÉ HE HECHO?!!!!
Levanto un poco la sábana con el corazón en un puño y suspiro de alivio. Vale, estoy vestida, eso es buena señal.
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, ¿¿Qué hace Saúl en mi cama?? Ay, ay, ay…
Tranquila, tranquila, tranquilízate.
Bueno, vamos a calmaaaaaarnos y a respirar hondo.
*No sueltes ahora el rollo de que te molesta que esté aquí*. Estúpida conciencia traicionera… evito soltar un gruñido, ya que no quiero despertarlo. Me muevo despacio hasta alcanzar mi móvil, apagando la alarma con cuidado. 7 de la mañana. Madre del amor hermoso, es demasiado pronto.
Venga, un poquitín más. Solo cinco minutitos.
Cierro los ojos y me acurruco más contra su cuerpo, cálido y fuerte. ¡Dios mío, qué a gusto se está aquí! Uno de los brazos de Saúl está alrededor de mi cintura, y el otro bajo su cabeza; mientras que la mía está apoyada en su pecho. Pues me encuentro divinamente así, para qué vamos a engañarnos.
Pero ¡No puedo concentrarme! Me bombea el corazón demasiado fuerte para que pueda cerrar los ojos y calmarme del todo.
Levanto los párpados y, al instante, doy un respingo. Saúl me mira fijamente con sus ojos indefinidos. Casi me da un paro cardíaco. ¡¡Primero no me deja relajarme porque el corazón me va a mil y ahora me lo para!! ¡¡Eso no se hace!!
- ¡Qué susto me has dado!- protesto, llevándome una mano al pecho.
Se ríe entre dientes e inclina su cabeza para besarme con suavidad. Ayyyy, qué maravilla de chico.
Separa sus labios de los míos para apoyarlos en mi mejilla durante unos segundos. Le miro, tiene los ojos cerrados aún. Está cansado, pobrecito.
Apoyo mis manos sobre sus hombros desnudos (ayyy, ¡¡¿Qué hace sin camiseta?!! ¡¡Exhibicionista!!) y le empujo suavemente para que se tumbe de nuevo en la cama.
- Duerme, es muy pronto.
Intenta protestar (cómo me lo conozco), pero le paro con un dedo sobre sus carnosos labios, haciendo que calle incluso antes de haber abierto la boca.
Suelta un bufido bajito, con una sonrisa delatadora, y me da otro suave beso antes de volver a cerrar los párpados, apoyando su brazo bajo la cabeza.
Me quedo aturdida unos segundos antes de darme a mí misma un golpe en la frente para reaccionar y poder apartar los ojos de él. *Enferma, depravada* pienso, levantándome de la comodidad de la cama.
Sí, me pasa algo raro en la cabeza. Tengo que mirármelo.
Sacudo la cabeza y cojo algo de ropa de la maleta, muy despacio, para llevármela al baño y cambiarme allí. Meto la cabeza bajo el grifo del agua fría para que mi mente calenturienta se relaje y me pongo unos short vaqueros y una camiseta de manga corta. Normalita. Además, poco me va a durar puesta.
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La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©
HumorLoretta es una adolescente de diecisiete años que vive con sus dos hermanos y su ocupado padre. Es una atípica niña rica y su vida transcurre sin problemas... hasta que un accidente de su mejor amigo, Rubén, y la casual aparición de un misterioso ve...