13.

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Capítulo 13: Preparándose para la gran fiesta. (¡Abajo con las fiestas!)

 -              Voy a besarte.-me suelta.

-              ¿Q... qué?

-              Que voy a besarte.

¡No me hace gracia! Me tiemblan las piernas...

Se inclina hacia mí.

¡¡¡¡¡¡¡Qué hago!!!!!!

Sus labios... Los míos....

Dios, creo que estoy empezando a perder la cabeza.

Su boca se une con la mía y soy incapaz de evitarle. ¿Qué me ha hecho?

Sus labios acarician los míos con delicadeza, mi boca se abre involuntariamente en un suspiro, lo que aprovecha para adentrarse en ella y recorrerla intensamente con su lengua caliente.

¿Por qué siento como si estómago diera volteretas? ¿Qué es esta sensación tan extraña?

Al cuerno.

Le correspondo, echando mis brazos hacia su cuello y apretándome más contra él. Su beso se hace más intenso y yo me siento desfallecer.

Cómo besa...

Jamás había pensado que me sentiría tan... así por esto.

Después de unos minutos que me parecen eternos, se separa unos centímetros de mí para mirarme a los ojos.

 -              Beso bien, eh.-dice, gracioso.

Le golpeo en un brazo, intentando contener la risa.

 -              Eres un creído.

Se ríe.

Parece que por fin he recuperado a Saúl.

Pero, ahora que lo pienso... ¿qué somos ahora?

¿Somos amigos?

No sé, yo tengo amigos y nunca se me ocurriría besarme con ellos como lo he hecho con Saúl.

¿Somos no...

No, esa palabra me da escalofríos. ¡Qué repelús!

 -              Ya son las once, deberías volver a casa.

-              ¿Ahora vas de papá protector?-me burlo.

-              Te vas a poner mala y no vas a poder ir a la fiesta de mañana.

-              ¡Sí, por favor!

Se ríe, pero se da la vuelta y me guía hasta su coche con su brazo en mi cintura.

-              Te voy a mojar la tapicería.-le digo.

-              Eso da igual.

¿Por qué sonríe tanto?

Me abre la puerta y espera a que me siente para cerrarla con una sonrisa y darse la vuelta para entrar por la otra. ¿No se da cuenta de que está lloviendo a cántaros?

Se sienta, me mira y sonríe de nuevo antes de arrancar y dar la vuelta al coche para ir hacia mi casa, donde para y se baja conmigo para acompañarme hasta la puerta.

Me quito el gorro cuando estamos bajo el resguardo del porche y sacudo el cabello aplastado contra la cabeza. Seguro que ahora está peor.

-              Bueno, mañana nos vemos, princesa.-dice él, dándome un beso en la comisura derecha de mis labios.

La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora