4.

7.3K 262 5
                                    

Capítulo 4: Novedades. (estilo escaparate de una tienda de ropa)

Volvemos a casa, ya que en el hospital no había nada que hacer, y me voy a acostar pronto, tengo ganas de que llegue mañana para ver que está bien.

 Me despierto con una sonrisa en los labios y un nudo en el estómago. No tengo ninguna gana de comer, por lo que me siento en el comedor con mi familia sin probar bocado y espero a que Roberto termine. Estoy segura de que tarda más aposta, por lo que me cruzo de brazos  y frunzo los labios, lo que provoca que mi padre y mis dos hermanos rían.

 -            Vámonos de una vez.- pido a voz de grito, mientras espero a mi hermano, que ha ido al baño.

-            Ya voy, ya voy.

Bajamos y tomamos su moto, deslizándonos con rapidez sobre el asfalto, llegando a los pocos minutos al edificio más temido por cualquier adolescente normal: el instituto.

Entro corriendo en mi clase, pero, como siempre, solo hay dos personas aparte de mi misma, por lo que espero impaciente sentada sobre mi mesa.

A los pocos minutos entra, pero no lo hace como siempre, con una sonrisa y con gesto cansado; sino que se adentra en la clase rodeado por chicas y coqueteando como solo se lo he visto hacer a Roberto.

 -            Eli, luego te llamo. Barby, quedamos a la salida.- le oigo decir. ¿Pero qué narices le pasa a éste tío? Me estoy irritando por momentos, y eso no le conviene a nadie que esté a mi alrededor.- Sara, luego hablamos, preciosa.

Todas las chicas ríen de forma tonta, como siempre, y se van, murmurando entre ellas.

Clavo mis ojos en los de Rubén, que me mira como si fuera la primera vez que nos veíamos y se sienta a mi lado, muy cerca tratándose de él.

 -            ¿Qué demonios te pasa?- casi chillo, pero me contengo por motivos de seguridad y educación.

-            Nada, princesa, estoy mejor que nunca.

¿Ha dicho princesa o me lo estoy imaginando yo ahora mismo? ¿Cómo que princesa? ¿A qué viene esto?

 -            ¿Princesa?

-            ¿Prefieres que te diga reina?- sonríe de forma seductora, pero él ya debería saber que yo no caigo en esas nimiedades de niña tonta.

-            Estás más raro que un perro verde, de verdad.

Vuelve a sonreír, coge su mochila y se va.

 -            ¿Dónde vas?- le pregunto antes de que desaparezca por la puerta.

-            Me voy de pellas, estoy harto de estudiar, hoy no me apetece.

Me han cambiado a mi Rubén; en aspecto parece el mismo, pero no es él, estoy segurísima. A lo mejor lo ha poseído Satán, esa sería una buena explicación, ¿no? Al menos es la única que se me ocurre en este momento. Es una nueva persona, y la verdad es que no me gusta un pelo.

Sin darme cuenta, mi clase ya está casi al completo, y la profesora entra en clase, con su acostumbrada cara de patata pasada por agua.

Empieza a dar matemáticas, pero yo sigo abstraída en mis pensamientos ocultos.

Sólo levanto la mirada cuando tocan la puerta y ésta se abre, dejando pasar a un chico que... ¿para que mentir? Está como un tren. Tiene el pelo castaño muy oscuro, casi negro, y unos preciosos ojos de un color que no logró adivinar, ya que el centro es de color semejante a la miel, pero por los bordes son grisáceos. Jamás había visto unos ojos tan increíbles.

La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora