56.

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Otro capítulo!! Espero que os guste.

Ya quedan muy poquitos para llegar al final =(

Muchas gracias por votos y comentarios! Y perdonarme que los conteste últimamente. Un besito!

Capítulo 56: operación ‘conquista’. (un empujoncito no hace daño a nadie, ¿verdad?)

Cierro los ojos con un bostezo poco (o nada) disimulado mientras me recuesto sobre la toalla, dejando que el sol tueste mi piel.

-    Y, ¿cuándo crees que empezaremos con las sesiones?

Dios, qué pesadez de chica.

-    Lena, por favor, es la octava vez que me preguntas lo mismo- suspiro- ¿te pasa algo?

Es hora de poner en marcha mi plan secreto (es tan secreto que no lo conozco ni yo, pero en fin).

-     ¿A mí? No, no me pasa nada, ¿debería pasarme algo?

¿Veis como está histérica?

-     Pareces nerviosa…

Aprieto los labios para contener una carcajada cuando mueve las manos de un lado a otro de sus largas piernas.

-    ¿Nerviosa?- pregunta en un balbuceo- Yo no estoy nerviosa.

-    Bien.

Apoyo las manos bajo la cabeza, mirando a la histérica de mi amiga con un solo ojo.

-    ¿Van a bajar… ellos?- pregunta con un hilo de voz.

Esbozo una sonrisa perversa.

-    Supongo, no creo que mi hermano se pierda el espectáculo de verte en bikini.

Ríe nerviosamente, enrollando cada vez más la toalla a su alrededor.

-    Qué tonterías dices.

¿Tonterías?

-    Lena, conozco a mi hermano,- ruedo los ojos con impaciencia- y está baboso baboso contigo.

-    ¿Ba… baboso?

¿Es una palabra demasiado horrible para su perfecto vocabulario?

-    Sí, baboso. Y te aseguro que eso es algo muy inusual en él, normalmente no tiene que perseguir lo que quiere, ya sabes a lo que me refiero…

La veo asentir con un gesto y tiro de su toalla para desenrollarla. ¿Por qué narices se cubre ahora?

-    ¡Deja de hacer eso, pareces un rollito de primavera!- chasco la lengua sin soltar la toalla- Te aseguro que a Roberto le gustas más sin ella, luego tendrá sueños escandalosos.

-    ¡¡LORETTA!!

Hablando de escandalosas.

Presiono las manos contra mi abdomen para intentar cesar la risa ante su cara de asombro. Ni que hubiera dicho nada malo.

Por dios, cuánta sensibilidad veo por aquí.

-    ¿Y ahora qué le has hecho?- oigo la voz de  mi hermano a mi espalda.

Me giro aún con las carcajadas en mis labios a tiempo de verlos atravesar los últimos pasos con andar firme. Recorro con la mirada sus imponentes figuras sin poder evitarlo. Son increíblemente atractivos, debo reconocerlo (y no se lo merecen).

-    No he hecho nada.

Mi sonrisa maligna puede que diga lo contrario.

Se sientan a nuestro lado con toda la calma del mundo e intento apartar mis ojos libidinosos (pervertidos) de los músculos de Saúl al acomodarse sobre mi toalla.

La historia de mi penosa vida adolescente: Loretta.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora