Lovely Walker.
Cena familiar.
—¿Cómo me veo? —inquiere mi madre por milésima vez.
La observo desde la puerta principal. Se ha arreglado como si fuese cena navideña, su cabello como el mío pero apagado más cálido en lugar de intenso. Mi madre es una mujer hermosa ante todo el mundo por no decir que parece una modelo. Lleva una blusa blanca de mangas con escote de V, las mangas llegaban hasta los codos y sus pantalones caquis aprietan sus caderas mientras caen como lluvia hasta los pies adornados de zapatillas. Tiene labial rosa para resaltar su piel blanca llena de pecas. Eso era lo único que no teníamos, yo sólo tenía lunares en el rostro, y en las clavículas. Uno que otro por la espalda, y en la teta izquierda.
Está feliz y nerviosa, porque así como ella comenzaba también yo, pero el tiempo no cuadra...
—¿Hace cuánto tiempo? —inquiero.
Me recargo de la pared cerca de la puerta, escaneándola con los cubiertos hacia el comedor.
Se detiene en seco y regresa la mirada hacia mí, acomodándose en cabello, parándose con firmeza.
—Un par de meses —traga saliva—. Lo encontré en una reunión de trabajo, él es arquitecto y yo estoy en bienes raíces. La jerarquía solicitó nuestra colaboración con los deberes extracurriculares y allí nos encontramos... se dió.
Así que esto parece más planeado que un bebé con padres estériles.
—¿Cómo es que...?
—Él ya vivía en esa casa, y cuando supo quién era, entablamos una conversación —se encoge de hombros—, no quise decirte hasta estar segura, pero él es un buen hombre.
Ajá. Así que, hablaron sobre la hija vendida.
—Estoy feliz por ti, madre... sólo que, necesito decirte algo.
Tomó aire aire para armarme de valor y decirle lo que está sucediendo, pero...
—Espera... ¿cómo que vivían aquí? —suelta, incrédula.
—Era nuestro vecino —sacude la mano restándole importancia para acomodar los platos y cubiertos—, tú no lo recuerdas porque estabas pequeña y no salías de casa más que para los entrenamientos de la jerarquía.
Recuerdo que creí era divertido.
—¿Se mudaron cuando sucedió lo de su madre?
—Sí.
Su respuesta es directa y con elegancia como de costumbre, pero cortando la conversación de mala gana.
—Bueno, ahora no sé cómo decirte.
—¿Qué hiciste?
—Es que... yo y...
El timbre me hice brincar y exaltarme en un grito.
Mierda...
Mi teléfono comienza a vibrar con el nombre de la jerarquía y aunque el pecho me duele ante el miedo, rechazo la llamada. «¡Como joden!»
Miedo y nervios recorren mis pies adornados de unas zapatillas negras, mi madre me escanea antes de salir, salvándose del vomito porque casi vomito sobre ella. Me tiemblan las manos.
«Esto es muy arriesgado», me repito.
—Me alegra que uses vestido —sonríe dulcemente. No los uso seguido, siempre me hacen sentir indefensa, sé por experiencia que es más fácil. Antes de abrir continua—: Por favor, no me avergüences.
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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) © BORRADOR
RandomLa vida de Lovely Walker se dividía entre karaoke y fotografías. Ahora debe decidir entre la jerarquía y el líder de la mafia que la rige. Los acontecimientos de hace cuatro años atrás la devastaron, y la condenaron a ser propiedad de su agresor, el...