Capítulo 8

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Lovely Walker.

Me divierto cómo nunca con Ostin al comer, platicando y viendo fotografías de hace años atrás. Me duele el estómago de tanto reír así cómo las mejillas. Es bueno tener a Ostin conmigo, todo cambió pero es bueno recordar cuando me mude cerca de ellos.

También viendo fotografías donde tenía el cabello por los hombros, mientras estaba estando a Vann, arriba de la barda de su casa y con Petee detrás para ir a un picnic.

No me gusta el rechazo así que Damon se puede ir a la mierda. Se que me gusta, joder y mucho.

—¡Ya llegué mamá!

Escaneo el lugar y voy al refrigerador.

—Okay —escaneo al rededor pero no la veo.

—¿Adonde has estado?

Saco la botella de vino y me empino esta, dando tres tragos. «Refrescante»

—Sólo trabajo.

Escucho sus pies deambular sobre mi cabeza y entrecierro los ojos. Ella suele salir dos o tres veces al mes a Londres pero últimamente no vive aquí.

—¿Saldrás?

—Sí.

¿Yo?

—Yo voy a una fiesta con Os y Vann.

—¡No llegues tarde y no bebas tanto!

—¡Claro! —y me empino la botella para dar tres tragos más.

El sabor dulce y ácido acaricia mi paladar. ¿Cómo sabe que me gusta? Mi madre siempre me compra este vino.

—¡Por cierto! —dice—. Te llegó tu bicicleta. Está en el patio, por el invernadero.

¿Cómo?

—¿Quién la trajo?

—No lo sé, ya estaba afuera cuando llegué.

Corro con la emoción en el estómago para salir al invernadero lleno de flores altar, figuras de mármol y el invernadero rodeado de cristal brillando contra la sombría luz de Castle. Al lado está mi bicicleta, y no puedo evitar sonreír.

Tiene un moño rojo y una carta pegada. Abro quitando el sello de cera. Es anticuado y perfecto, las manos me tiemblan así como las mejillas, y el estómago se me calientan.

¿Podrá ser?

"Feliz San Valentín, mocosa"

Paso los dedos por la rosa perfectamente dibujada, llevándola a mi nariz para inhalar y... huele a café. Huele a perfume y nicotina.

Huele a hombre. Damon es un hombre.

Esbozo una sonrisa y suspiro. Estaba apunto de dejarlo ir pero esto me da un motivo para seguir. Piensa en mí y me hizo un regalo, acaricio la moda y sonrío con el vuelco que me da en el estómago. Lo escribió a mano, tiene una caligrafía sin duda elegante y hermosa.

Y si es...

—No vuelvas tarde —advierte mi madre, sacándome un grito ahogado—. ¿Qué tenía tu bicicleta?

—Nada —niego, tragando pesadamente saliva—. Te ves muy bien, mami.

—Gracias mi cielo —sonrío, me besas la mejilla para suspirar aburrida—. Hazme el favor de no hacer nada en público.

—Sí —asiento.

Dejó la nota en mi buró con la emoción de recibir un regalo así, de que sepa lo valiosa que es. Se que le gustó, y más porque básicamente me dió mi bicicleta intacta. mpana.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) ©                  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora