Capítulo 20

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Lovely Walker.

Conciencia.

Me baño mientras mi cabeza navega a los ojos de decepción de mis amigos, no soy capaz de hablar con ellos, no soy tan fuerte para abrazarlos y decirles que lo siento. No puedo decirles que no debieron venir porque la verdad duele no tenerlos conmigo, por ende, me siento como una hipócrita, queriéndolos salvar y dejar que los maten si las cosas se complican.

Por otro lado está Damon y su promesa de "última vez", no puedo retractarme porque no puedo decidir de qué quiero y que no, sólo necesito acabar con los de la jerarquía y lo haré al lado de Tayler, mi pudor y vergüenza se desvaneció hace mucho. Pero ahora lo que menos me importa es el pleito por quién puede follarme o no; tengo un nudo en el pecho que me hace lloriquear porque me duele tanto que mi padre sea el causante después de que ha sido mi héroe, ahora parece el villano de la historia.

Pero la verdad es que yo soy la que se sabotea, soy la que lo complica y la que seguro hará que me maten.

Salgo de la bañera con el agua goteando, me duele el hombro, espalda y brazo izquierdo. En mi cama yace mi ropa; vestido rojo carmesí, con una brecha en el muslo izquierdo, licra negra, cinturón de armas para las piernas, y unas botas negras.

Me veo como una maldita prostituta sin remedio, alzo una cola de caballo y cuelgo unos pendientes rubí que están juntos con todas las joyas que me ha dado Tayler a lo largo de estos meses.

Abro el cajon para apreciar mi foto favorita del monstruo con el que vivo; su sonrisa y cabello cubriendo su frente sin nada de fijador me hacen preguntarme si es realmente él. Me aseguro de que los mechones de mi cabello salgan para verme... «que se vayan a la mierda los de la puta jerarquía», me digo.

Suelto mi cabello, dejo que el ondulo de mi cabello caiga, pongo máscara de pestañas, me quito el vestido y pongo uno negro de mangas, todos tienen una brecha en la pierna izquierda. Coloco las zapatillas, y la gamuza del vestido me hace brillar.

—Te ves cómo me gusta —dice Tayler recargado en el umbral de la puerta.

No le hago caso y acomodo el cinturón de armas con fuerza. Camina hacia mí y pasea la nariz por mi cuello. Su calor me recorre el cuerpo, y hace que mire en el espejo de marco dorado que tenemos enfrente.

—¿Cómo es que te gusta? —pregunto.

Saborea las hebras de mi cabello con la nariz.

—Me gusta que hagas lo que se te antoja —dice—, me gusta que no te importe que piensen de ti y te mires como lo que eres... mi mujer.

Besa mi cuello y... envuelvo el suyo con mis brazos.

—No te voy a besar —le advierto—, mi labial quedo demasiado perfecto.

Se acerca a mi boca.

—Huele a cereza —saborea—. Me encanta.

—Tú los elegiste.

—¿Y te gusta?

Sonrió con ironía y es que, mentiría si digo que no.

—Un poco. —mete la mano en mi vestido.

La electricidad que siento cuando me toca no la había sentido con él y me desagrada...

—¿Te gusta esto? —muestra la daga que tenía en mi cinturón de armas.

—Supongo —lo reto.

Rompe mi ropa interior con agilidad gracias a la daga, y tengo miedo de lo que vaya a hacer.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) ©                  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora