Capítulo 24

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Lovely Walker...

Amnesia.

Estoy corriendo en el bosque, «¿de qué?», me pregunto. Escucho pasos y... la canción de Peter Pan en un tarareo, estoy descalza, me sangra el abdomen, no paro de correr, me duele el pecho y el estómago de tanto vomitar.

—No puedes huir —escucho la voz del monstruo en mis oídos.

Cierro los ojos... la voz y todo desaparece, los abro y allí esta, frente a mí con una sonrisa que me dice todo.

—No lo hagas —suplico.

—Te dije que volvería por ti —lanza un daga y caigo al vacío con el dolor electrificante.

Me aferro de mi pecho, sintiendo las lágrimas tibias, lo veo en el risco, una flecha le atraviesa la garganta... «¿Qué?»

El corazón se me detiene, un grito ahogado...

Despierto a son de gritos, la luz me lastima, me duele todo, mi cabeza late, me tiemblan las manos, estoy atada a una cama, todo es blanco, el pecho me revienta. «¿Qué hago aquí?».

—¿¡Lovely!? —reconozco esa voz—. Ya estás a salvo.

Las lágrimas aclaran mis párpados y unos brazos olor a menta me cubren.

—¿Adónde estamos? —pregunto aferrándome a él.

La habitación es blanca con decoraciones arcaicas, desde los muebles hasta las ventanas, miro hacia la ventana, pero sólo veo un cielo azul. La puerta está abierta, el piso es de mármol brillante, parece dorado, todo parece de oro blanco.

—Estamos en Grecia —se me contrae en pecho—, Elton decidió que era mejor.

Asiento separándome de él... ¿cabello negro?

—¿Por qué el cambio de look? —me burlo.

—¿Tuve que hacerlo, recuerdas? —niego con la cabeza porque apenas y sé que sucedió—. Nos infiltramos para sacarte.

Toma mis mejillas para mirarme a los ojos y no puedo afirmar lo que dice, no recuerdo más que la fiesta y fragmentos de la persecución. No recuerdo el rostro de nadie en ese bosque, de sólo recordar me da miedo que esto sea un sueño y cuando despierte esté siendo torturada.

—No, no...

—Muñequita —habla Elton con entusiasmo y Damon se aparta para que me abrace—. ¡Ostin!

Se me reinicia el alma cuando se aparece de prisa y se une al abrazo, mis lágrimas abundan, y no los suelto. Me aferro a sus nucas y reparten besitos por todo mi rostro mientras sigo sollozando entre risas.

—¿Adónde está Vann? —le pregunto cuando nos separamos.

—Ella no está aquí —se adelanta Damon—, le dije que fuese con mi padre, y están bien.

«Padres», mi cerebro pregunta por ellos.

—¿Os, y mamá, y papá? —mis lágrimas de entusiasmo y...

La seriedad se sus rostros llenos de confusión, el pecho se me estremece cuando no escucho nada, los minutos de me hacen eternos y los ojos se me van empañando de lágrimas. «Ese maldito, ese infeliz los mato», pienso. Espero que esté muerto.

—¿Os...? —me tiembla la barbilla con el pavor.

Se me contrae el estómago, y las ganas de vomitar se apoderan de mí.

—Están bien... —dice Elton.

Se miran entre todos, me estresa que no hablen. Aún tengo un vacío en el pecho, me duele todo, me siento sin alma, ¿y si es por ellos?

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) ©                  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora