💙Extra💙

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Elton Ryan.

Febrero 2040.

Peino mi cabello mientras Ellie se pone una falda sobre la tanga que no le cubre en absoluto el coño.

—¿Vas a ir a esa fiesta de fraternidad? —inquiere mientras coloca su sostén.

No sé si debería decirle que ya no se vista frente a mí, siempre lo hemos hecho pero definitivamente ya no tiene diez años.

—Sí —suspiro mientras paso un mechón detrás de mi oreja—. Quiero averiguar algo, y será divertido.

Me gusta embriagarme.

—¿Sí te das cuenta de que tienes 25, no? —dice y me indigno.

—¿Luzco como uno de 25? —sonrío y me giro al espejo.

Hay una corona que se posa en la imitación de mi cabeza, la evito y beso la mejilla de Ellie mientras me dirijo a la salida.

—Usa ropa interior real —le aconsejo mientras abro la puerta.

—Es más fácil —suspira y quisiera gritarle que no pero es mi hermana.

Puede hacer lo que quiera con su cuerpo. Tomo mi auto y me dirijo hacia la casa de un idiota de Universidad. Creo que es algún soldado de bajo rango de la jerarquía.

Al estacionarme no puedo ver un auto que no sea último modelo, y al hacerlo me percato de un gris oscuro BMW. Me quedo quieto tratando de reconocer al rubio que baja del auto. «Lo he visto...», mi mente trata de decirme algo pero...

Estoy muy dopado.

Una vez entro al lugar el olor a mujeres impacta contra mis fosas nasales, gritos y besos por aquí, allá. Veo a uno que otro conocido y me dirijo al billar. Hoy no quiero sexo, sólo divertirme y averiguar qué es lo que tanto protegen en este pueblo. Castle es un pueblo protegido, el más protegido de Reino Unido.

—¿Qué te trae por acá? —habla un tipo llamado James, creo que es el dueño de la casa—. Eres como el vodka de las fiestas.

Trata de ser mi amigo pero no lo conozco y no me junto con plebeyos arrogantes. Estoy aquí porque escuché que una niña estaba causando problemas a la jerarquía y si ella lo hace, la convierte en una amiga.

—Yo nunca falto —digo y lo corto mientras tomo el palo.

Unos chicos de cabello largo me palmean la espalda cuando lo ven salir de mal humor. Comienzo a jugar y apostamos lo que se me venga en mente. Bebo y bebo hasta siento que la cabeza me explota.

Las yemas de los dedos se me entumen mientras empino un vodka y llega un pequeño fósforo a mi visión. Es una muñeca, Dios es hermosa.

—Hey —le hablo y respinga—. Soy indefenso —levanto las manos y enarca la ceja.

—Sí, probablemente entres en un coma etílico —resopla—. ¿Quieres? —me muestra una botella de vodka.

—¡Pero que muñeca tan linda! —la tomo por lo hombros—. Miren chicos, trajo vodka.

Empiezan a echarle porras y está tan ebria que hace reverencia como en una obra. La ayudó a jugar y habla como una máquina. Es igual a mí.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐭𝐞𝐳𝐚. Obsesión 1 / Delirio 2. (+21) ©                  BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora